Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA



SOJA:
LA CADENA DE VALOR
DEL PRINCIPAL CULTIVO ARGENTINO

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Este año, prácticamente toda la producción argentina de soja saldrá al exterior transformada en harinas proteicas y aceites. La capacidad instalada de la agroindustria oleaginosa sigue en expansión, hasta el punto que ahora está importando semilla de soja de Paraguay. En ésto influyó la merma de la cosecha argentina, afectada por la sequía. Pero reafirma que la demanda de exportación está cada vez más sólida. *************** barra horizontal ***************
Esto es consecuencia del enorme crecimiento del consumo de derivados sojeros a nivel mundial.
En Estados Unidos, donde el propio Henry Ford "vio" el potencial de esta prote-oleaginosa a principios de siglo, ya hay hasta queso de soja. Y se desarrolló un racimo de industrias que ha elaborado una para-fernalia de alimentos e insumos alimenticios basados en la soja.
También crece la oferta de medicamentos a partir de esta semilla maravillosa.
Varias organizaciones que involucran a todos los actores de la cadena sojera están hiperactivas buscando nuevos usos. Uno de los logros es el Biodiesel, un sustituto del gasoil que se emplea en mezclas con el derivado del petróleo. Se obtiene a partir del aceite de soja, en un proceso parecido al que realizan en Francia (Diester) a partir de la colza. Es un combustible ecológico, ideal para usos marinos o en transporte público en las grandes ciudades. Tiene un enorme impacto positivo sobre el ambiente: es totalmente biodegra-dable y emite menos partículas nocivas a la atmósfera. La American Soybean Association, que ya tiene su representación en la Argentina, está interesada en este desarrollo.
Pero el uso más extendido del aceite sigue y seguirá siendo el consumo humano, directo o transformado. Hasta ahora la semilla y los derivados se han manejado como commodities, pero hay una corriente que busca la diferenciación de calidades. Para eso apuntan a nuevas semillas con aceite y proteínas con características "adaptadas a las necesidades del mercado para el 2005", según el último reporte de SoyLine, la página de la United Soybean Board en Internet.
El USB está analizando las demandas de los procesadores de aceites y harinas proteicas. Su idea es analizar, con las compañías de semillas, la disponibilidad de material genético para desarrollar nuevas variedades y dotarlas de nombres genéricos específicos, como "soja oleica" o "soja de alta lisina". Luego apuntalarían el proceso comunica-cional para que estas nuevas variedades lleguen a los productores. Todo ello producirá impactos de envergadura en la cadena, creando nuevos vínculos entre los agricultores y los procesadores.
Es lo que pasa cuando se da el difícil paso de una agricultura de commodities a una de especialidades. Apenas un 2% de la producción agrícola estadounidense se hace bajo contratos de especialización, que requieren una logística especial. Pero hace diez años no había nada.
El mayor uso de la harina de soja sigue siendo la alimentación animal. El consumo alcanzó a 27 millones de toneladas en los Estados Unidos el último año, y sigue en expansión. Es allí la fuente más barata de proteína disponible para el fabricante de alimentos para el ganado. El 85% se destina a no rumiantes, en especial pollos y cerdos. También se la utiliza en balanceados para animales domésticos.
Pero la última gran expansión es la que está ocurriendo ahora con la acuicultura. La proteína de soja tiene uno de los mejores perfiles de aminoácidos para alimentar peces. La poderosa cadena agroindustrial del "catfish" (una especie de bagre criada en cautiverio en EE.UU.) es uno de los mayores usuarios de harina de soja.
Algunos estudios mostraron que el calentamiento destruye los inhibidores de la tripsina, lo que mejora la asimilación de la proteína de soja. Dados la baja oferta y altos precios de la harina de pescado, la harina de soja tiene un mercado seguro en la piscicultura.
En Indiana, los productores de soja encargaron a una universidad la puesta a punto de un proceso que desarrolló un agricultor, que cría langosta de agua dulce con soja extrudada. Desde hace años, crece el interés (también en Argentina) por utilizar la semilla de soja en las raciones. Como contiene excelente proteína (38-42%) y es una rica fuente de aceite (18-22%), tiene el potencial de suplir la mayor parte de las necesidades del ganado. La decisión para su uso es estrictamente económica, y existen técnicas de programación lineal para formular raciones de mínimo costo. En general, la soja completa se trata con temperatura para inhibir los factores antinutricionales de la semilla "cruda".
Algunas empresas, como Central Soya (empresa que pertenece al grupo europeo Eridania Beghin), han elaborado suplementos especiales basados en la proteína de la soja. Uno de ellos ("Aminotek") tiene amplia difusión en vacas lecheras. Es un concentrado de alta proporción de proteína by-pass, que llega al intestino sin sufrir degradación ruminal. La materia prima es la harina de soja tratada.
A diario aparecen nuevos usos de la soja y sus derivados para consumo humano directo.
En el último reporte de "Soyfoods USA" se menciona el éxito del queso de soja. No tiene lactosa, es bajo en calorías y libre de colesterol. En Japón hacen algo parecido, conocido como tofu, y ahora hay productores que producen variedades específicas para este fin.
Es el caso de Fairview Farms, de Iowa, que asegura a sus clientes una calidad definida ("Soja de Identidad Preservada"). La exportan a Japón en containers.
Como se ve, la escalera de la soja no tiene fin.

Fuente: Clarín

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