Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




CLIMA: "LA NIÑA"
PODRIA INFLUIR EN LA CAMPAñA 99/2000

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Las aguas del Océano Pacífico cubren más de un tercio de la superficie total del planeta, de manera que cuando la temperatura de las mismas sufre alteraciones, se producen anomalías climáticas de alcance mundial. Este fenómeno recibe el nombre genérico de "El Niño Oscilación del Sur", y se conoce por la sigla ENOS (ENSO en inglés).
En ciertas ocasiones se calienta la costa americana del Pacífico, al mismo tiempo que se enfría el lado asiático, dando lugar a un episodio cálido conocido en la región como "El Niño", nombre debido a que su máxima intensidad se registra hacia el día de Navidad, en la fecha de nacimiento del Niño Jesús. En estos casos, sufre sequía gran parte de Asia y Australia, mientras que la Argentina, Uruguay y Brasil se ven beneficiados por lluvias por encima de lo normal.
En tanto que, un enfriamiento de la costa americana, acompañado de un calentamiento del margen asiático del océano, se conoce como "La Niña", y produce efectos totalmente contrarios, consistentes en sequía y bajas temperaturas durante el invierno y la primavera del Cono Sur.
A mediados del año pasado se inició un episodio de La Niña, que afectó las precipitaciones primaverales en la Región Pampeana, pero sus efectos fueron mitigados por las reservas de agua dejadas en el suelo por las intensas tormentas del otoño de 1998, y por la oportuna llegada de lluvias a mediados de diciembre.
Hasta el presente "La Niña" nunca se repitió durante dos campañas seguidas, pero el constante enfriamiento del Océano Pacífico durante los últimos tres meses, genera una fuerte presunción de que este año se observará el primer caso en que ello se produzca. Los informes iniciales acerca de esta posibilidad señalaban que se trataría de un caso de escasa intensidad o "Mini Niña", pero los datos más recientes indican que el nuevo episodio tendrá un pleno desarrollo.
Los primeros efectos del fenómeno se hicieron sentir sobre el clima norteamericano, determinando una ola de calor y bajas precipitaciones que afectó especialmente el sur del corn belt. La Región Pampeana enfrenta la posibilidad de una sequía primaveral, similar a la que tuvo lugar durante la campaña pasada.

•EL ESCENARIO CLIMATICO EN QUE SE INICIA LA CAMPAñA 1999/2000
La Niña produce sus efectos más negativos durante la primavera, pero las lluvias de verano y otoño suelen ser abundantes, determinando que hacia el final de la campaña se produzca una buena reposición del contenido de humedad del suelo.
Gracias a las lluvias ocurridas entre febrero y abril de este año, la campaña 99/2000 se inició con favorables condiciones de humedad del suelo. No obstante la distribución espacial de las tormentas fue muy despareja. Las zonas trigueras II Sur y IV recibieron valores inferiores a lo normal, mientras que La Pampa, Córdoba, sudoeste de Santa Fe y noroeste de Buenos Aires sufrieron excesos.
Esto reviste la mayor importancia en lo que hace a la posibilidad de enfrentar con éxito la sequía primaveral que muy posiblemente produciría el episodio de "La Niña" que se encuentra en desarrollo, y cuyos primeros efectos se empiezan a sentir a partir de fines de septiembre.
En los casos, como el sucedido en 1988/89, en que un episodio de La Niña se inició con malos contenidos de humedad del suelo, las consecuencias de la sequía primaveral fueron funestos. Desde el punto de vista térmico, las heladas comenzaron en forma muy temprana. Las primeras heladas en la Región Pampeana Argentina se produjeron entre el 15 y el 17 de abril, poniendo en peligro la última parte del ciclo de los cultivos de verano, aunque sin llegar a causar daños de consideración. Esta situación no se daba desde el invierno de 1996, que se produjo, al igual que el de este año, durante la fase final de un episodio de La Niña, siendo muy frío.
A partir de comienzos de mayo las lluvias se moderaron notablemente, al pasarse a una modalidad de circulación atmosférica que, al igual que durante la temporada invernal de 1998, produce un muy escaso aporte de humedad atmosférica sobre el Cono Sur.
Durante el mes de julio, la intensificación del fenómeno de La Niña determinó una acentuación de los fenómenos climáticos invernales, produciéndose fuertes tormentas y descensos térmicos. Las precipitaciones volvieron a tomar una distribución muy desuniforme. Aunque los déficits que afectaban a las zonas trigueras IV y II Sur se mitigaron en buena medida, como contrapartida se observó una acentuación de los excesos sobre el margen occidental de la Región Pampeana. A comienzos de agosto se observó una atenuación de los fenómenos climáticos invernales, aunque los descensos térmicos continuaron con intensidad. Las lluvias volvieron a caer por debajo de lo normal, pero la magnitud de los descensos térmicos determinó que las nevadas se extendieran desde La Patagonia hasta el sur de la Provincia de Buenos Aires, cosa que no sucedía desde hacía más de 30 años.

•PERSPECTIVA CLIMATICA DE LA CAMPAñA AGRICOLA 1999/2000
El fenómeno de La Niña suele alcanzar su máximo desarrollo entre diciembre y enero, pero sus efectos sobre el clima argentino se manifiestan preferentemente como una sequía primaveral, de este modo la misma podría afectar buena parte de la Región Pampeana Argentina durante los meses de octubre y noviembre, existiendo, además un fuerte riesgo de ocurrencia de heladas tardías.
Este panorama podría extenderse hasta mediados de diciembre, momento a partir del cual el calentamiento del continente tenderá a generar tormentas localizadas, produciendo lluvias considerables pero con una desuniforme distribución, trayendo alivio a los cultivos, pero amenazando con peligro de anegamientos e inundaciones a las áreas deprimidas.
Las buenas condiciones de partida de la presente campaña brindan la posibilidad de superar la sequía primaveral, pero es necesario planificar cuidadosamente el manejo de agua del suelo para hacer frente a los casi tres meses que pueden transcurrir hasta el retorno de las precipitaciones. La actual perspectiva presenta factores de riesgo que deben ser tenidos en consideración. No obstante, un adecuado manejo, y el uso racional de los adelantos tecnológicos disponibles pueden mitigar efectivamente la incidencia de los factores adversos del clima sobre los resultados finales de la campaña agrícola en marcha.

Por Eduardo Sierra y Silvia Pérez
Cátedra de Climatología Agrícola
Facultad de Agronomía de la UBA
Fuente: Revista Bolsa de Cereales
Año CXXVII - Nº 3019


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