Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Entrevista: Contador Alberto Cohen
"Los cañeros se unen o mueren"

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Alberto Cohen fue vicepresidente del directorio del Banco Provincia de Tucumán, asesor del directorio de la Caja Popular de Ahorros, y es asesor económico de la Unión Cañeros Independientes de Tucumán (UCIT) desde 1958. Escribió varios libros sobre la actividad azucarera, especialmente referidos al mercado internacional.

El contador Alberto Cohen acaba de cumplir 74 años. Este hombre de permanente sonrisa e inquietante lucidez, nació en Tucumán el 20 de febrero de 1927, y apenas 20 años después conseguía su título universitario y una medalla de oro que atestigua la brillantez de sus estudios. Fue vicepresidente del directorio del Banco Provincia de Tucumán, asesor del directorio de la Caja Popular de Ahorros, y es asesor económico de la Unión Cañeros Independientes de Tucumán (UCIT) desde 1958. Escribió varios libros sobre la actividad azucarera, especialmente referidos al mercado internacional, y asistió a numerosas reuniones internacionales sobre el tema, organizadas especialmente por países latinoamericanos y del Caribe. Confiesa asimismo que, superados los 70 años, en un acceso que él llama crepuscular, compuso varios poemas que están reunidos para siempre en el libro "El Remanso", y que debe tener algo de masoquista, porque es hincha ferviente de la gloriosa Academia, Racing Club, como lo demuestran un banderín y vaso albicelestes que adornan su oficina. Padre de 5 hijos, 3 de ellos varones, conoció junto a su esposa del dolor inmenso que significa perder a una de sus hijas cuando ésta tenía apenas 26 años.
PRODUCCION conversó con Cohen, y la que sigue es la reseña del singular modo de apreciar el tema azucarero de Tucumán y el NOA que tiene este asesor de productores cañeros.

¿Cuál es la situación actual de la actividad económica madre de Tucumán?.
Quizás sea conveniente hacer un poco de historia. La actividad azucarera estaba regulada por la ley 19.597/72, que no hacía más que estructurar un mecanismo jurídico, ordenó y unificó normas que ya existían. Establecía un sistema de cupificación de la producción, la exportación obligatoria de los excedentes, y la cuotificación de entregas en el mercado interno. Estaban dadas las condiciones para que el mercado azucarero se mantuviera en niveles razonables. Sin embargo no dio resultado porque los propios interesados burlaron la ley. ¿Cupos de azúcar? Mentira, todos hacían azúcar negra. Existía un organismo de control, la Dirección de Azúcar, que controlaba todo y no controlaba nada; eventualmente, cuando se labraba algún acta de infracción, ahí quedaba "cajoneada" en cualquier parte. De esa manera fuimos cayendo más y más, en una debacle de tamaño tal que, finalmente, el gobierno nacional decidió en 1991 desregular la actividad.

¿Qué cambió entonces?.

 
Todo... y nada. Desregular significa obviamente que no hay regulación alguna, el Estado no interviene. Pero si es cierto que el régimen regulado no anduvo, menos lo hizo la desregulación; la nueva libertad significó lisa y llanamente que se aplicara la ley de la selva "mátame o te mataré", cada cual hizo las cosas como quiso o como pudo. Los propios interesados pensaron, cada uno a su turno, nada más que en salvarse, creyendo ingenuamente que serían los demás quienes caerían, nunca ellos, hasta que la experiencia demostró que la desgracia había llegado para todos.
Los ingenios se mantienen en pie, pero las empresas han cambiado totalmente. Muchos de sus dueños han desaparecido, suplantados por arrendatarios que en más de una ocasión se esfumaron sin pagar. El productor cañero es el único que permanece en el fundo, es el que está, el que sufre todos los golpes como elemento permanente y estable. Y poniéndole marco al drama, el precio del azúcar, que llegó a niveles inconcebiblemente bajos.
En esas condiciones nos encontramos en el momento actual, con una situación que todavía no me atrevo a llamar de desamparo, pero sí de total falta de protagonismo estatal. El Estado nacional se lava las manos, no quiere ser factor activo en el proceso, cumpliendo lo que establece el decreto 2448/91, que desreguló la actividad azucarera.

¿Qué hay que hacer entonces?.
El sector -en su integridad- debe reaccionar pero en serio, no como hizo varias veces en forma ficticia. Hicieron acuerdos para exportar excedentes y no cumplieron, establecieron un sistema de fideicomiso por el cual comisionaban a una comisión de fiduciarios para que ellos fueran liberando los azúcares mes por mes, azúcares que se "warranteaban", todos firmaron, pero nunca lo pusieron en práctica. El resultado fue lo ya descripto, una sobreoferta indiscriminada, y la anarquía total.
Urge ordenar el mercado interno, del cual excluyo al Estado, no sólo porque no quiere actuar, sino porque no tiene facultades legales para hacerlo. Deben hacerlo por fuerza los sectores, mientras ellos no reaccionen, la actividad azucarera seguirá siendo el caos actual.
Pero resulta que la solución no aparece como demasiado probable, porque la gente es la misma, suena a enormidad, pero tal vez haga falta que la gran hoguera purificadora de la quiebra desplace a algunos empresarios actuales, que deberían ser reemplazados por otros que sean propietarios de sus empresas. Es decir empresarios con mayúsculas, como los que tenemos más al norte, por ejemplo en los ingenios Ledesma y Tabacal. Cuando tengamos ese tipo de gente, podrá llegarse a un acuerdo generalizado, mientras eso no ocurra, soy muy escéptico para con nuestro futuro azucarero.

Algunos hablan de celebrar un nuevo fideicomiso...
¿Para qué? Si no lo cumplen. Pero no hay que desesperar, no todo es malo. En estos momentos se recupera lentamente el mercado. Algunos ingenios de nuestra provincia han encomendado la comercialización de su azúcar a los ya nombrados Ledesma y Tabacal, de Jujuy y Salta respectivamente, con lo cual el mercado liberó el excedente y algo se ordenó. Hoy el azúcar llegó a un nivel superior a los 30 centavos, y se espera que arribe a los 35 si no hay excedente de producción en la zafra que se viene. ¡Qué vueltas que da la vida! Ahora resulta que, para ordenar nuestro mercado, necesitamos que comercialicen nuestra azúcar los ingenios norteños, cuando es Tucumán quien tiene mayor volumen de producción y muchos más años de experiencia. Pero qué le vamos a hacer, son nuestros hermanos norteños quienes han demostrado tener mayor sentido empresarial, y debemos acoplarnos a ellos.

¿Cuál es el panorama internacional?.
El precio del azúcar se mantiene bajo, aunque en los últimos tiempos hubo un ligero repunte. Hoy está a 22 centavos de dólar el kilogramo de azúcar crudo, lo que equivale a 28 centavos el blanco. Pienso que posiblemente se eleve algo más. Depende de cómo actúe Brasil con su entrega del producto al exterior.

¿Es cierto que Brasil está exportando su crisis?.
Totalmente. El mundo azucarero exportador está alarmado con la posición brasilera; como ellos tienen su plan Pro Alcohol, todo el azúcar sobrante lo exportan. Hace años Brasil solía exportar entre 1.500.000 y 2.000.000 Tn, y hoy llega casi a 9 millones de Tn, que constituyen el tercio del total mundial de excedentes. Con el agregado de que la Unión Europea, que antes importaba, hoy exporta 5 millones de Tn de azúcar blanco subsidiada. No obstante, con el aumento también mundial del consumo, el mercado azucarero lenta y trabajosamente se va recomponiendo.

¿Cómo visualiza nuestra próxima zafra?.
Está supeditada a los resultados de la producción física, y hay tres elementos que juegan un papel importante: el volumen, que no debería superar el 1.400.000 Tn, las cuestiones climáticas, si llueve mucho o no, si hiela, etc. y finalmente, la parte financiera. Si no hay financiación todo se va al diablo. Esta es una actividad en la cual se produce en 4 meses y se comercializa en 12. El 70% del esfuerzo financiero se concentra en los 4 meses de producción, mientras hay que vender en los 8 meses restantes. Si no ha habido financiación suficiente hay que malvender masivamente en el tiempo de cosecha, para pagar jornales, insumos, etc. Y si se vende masivamente, a mayor oferta, menor precio. Para recapitular, si tenemos financiación suficiente a tasas bajas y una producción no excesiva, podemos ser optimistas, la situación tiene necesariamente que mejorar.

¿Cuál es su mensaje para el productor cañero?.
Tiene que abandonar su individualismo y cooperativizarse. Es la única salida, y si no lo hace, muere. Antes teníamos la ley, entonces UCIT los defendía con la norma en la mano, ahora ese instrumento legal no existe, y entonces el cañero tiene que entenderse con el ingenio directamente, no tiene quien lo ampare. La solución es que se agrupe en cooperativa, que logre una fuerza y volumen que le permitan tratar de igual a igual con el ingenio. Si se juntan por ejemplo 1.000 cañeros, con el fruto de su esfuerzo, constituyen una fuerza formidable que les otorga indudablemente otro poder de negociación, esto es tan claro que resulta obvio.

¿Qué implicancia tiene el Mercosur en el tema azucrero?.
Hay un detalle muy importante, la presión brasileña para que se aplique arancel 0 al azúcar. Nosotros tenemos la ley 24.822 que por unanimidad de ambas Cámaras -lograda por insistencia ante el veto del Poder Ejecutivo- establece que, mientras Brasil no conjuge las asimetrías que se han determinado entre las actividades azucareras brasileña y argentina, el arancel que aplicará nuestro país será igual que el dispuesto para países no signatarios del Mercosur, o sea que el arancel 0 (cero) no va.
Por otra parte, el decreto 797 establece un derecho de protección antidumping, no específicamente contra Brasil, sino contra cualquier azúcar que se trate de importar.
Tenemos que estar firmes y atentos para evitar que el gobierno llegue a negociar alguna entrada de azúcar brasilero. El Mercosur sólo nos sirvió en esta materia para zozobra. Nos dijeron al principio que contábamos con un mercado de 30 millones de personas que, vía Mercosur, llegaría a 200 millones. Pero resultó que quien se vio favorecido fue Brasil, ellos sí lo aumentaron porque subsidian todo, quebrantan todo. Además no nos compran productos terminados, sino lo que siempre nos compraron, es decir trigo, harina, lácteos y algo de frutas, pero nada nuevo. Nos vendieron una ilusión. Aquí no hay que hablar de gradualismo, sino que deben directamente eliminarse las asimetrías. Brasil tiene una economía regulada, nosotros libre, y eso también es una asimetría.¤

Por Ernesto Cepeda,
de Producción


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