Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Entrevista: José Gordillo
El campo reactivó la economía

*************** barra horizontal ***************

José Gordillo

Crece el interés por comprar campos para explotarlos con productos agrícolas.
Las alentadoras perspectivas del campo “exportador”, no sólo reactivaron el trabajo del productor agrícola-ganadero en Tucumán, sino también el de las agencias inmobiliarias que, por estas horas, ven con agrado un gran movimiento comercial de tierras listas para explotar con algún cultivo o bien, de lotes para desmontes para desarrollar la ganadería bovina, teniendo en cuenta el buen precio de la hacienda y el repunte del precio de la leche.
El “boom” exportador y de buenos precios que vive la gran mayoría de productos agrícolas y ganaderos del país, tras la devaluación del peso argentino frente al dólar, permitió que durante todo el año 2002 creciera en forma sostenida la compraventa de campos con soja, cítricos, caña de azúcar y para ganadería en Tucumán y toda la región; y que aparecieran nuevos actores en la actividad rural, como las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), inversores extranjeros (de Francia, e Israel), y productores del sur del país (Santa Fe y Córdoba), que adquirieron no sólo campos listos para explotar, sino también tierras para desmonte y campos marginales -a precios de ganga- para integrarlos a las unidades productivas lindantes.
El presidente de la Cámara de Empresas Inmobiliarias de Tucumán (CEIT), José Gordillo, ratificó ante Producción esta “movida” en el campo, aseverando que todo se inició con la apertura del “corralito” en el mes de marzo, y que se acentuó en el mes de mayo, tras la cosecha de los granos gruesos.
El empresario comentó que la mayor demanda de tierras agrícolas para explotar se dio en la parte de soja, tanto de unidades chicas como de grandes extensiones, sobre todo en zonas que años atrás no tenían demanda. “Podemos decir que el buen momento que vive el campo dio un respiro no sólo al productor sino a otros sectores de la economía como el inmobiliario que venía muy golpeado y con pocas operaciones de ventas”, apuntó. Explicó que en Tucumán esto se pudo dar en mayor medida que en otras provincias como Salta, Santa Fe o Córdoba, porque aquí no hay grandes terratenientes de campos, sino pequeños y medianos agricultores.
Recordó que hasta el año pasado, lo único que tenía movimiento eran los campos con plantaciones de cítricos, mientras que ahora la mayor demanda está centrada en todo lo que sea soja, maíz, poroto y ganadería.
“Generalmente los campos ganaderos con mayor demanda se ubican en el departamento Trancas y en el sur de la provincia, siendo el primero para la explotación de la lechería y el segundo, para la industria cárnica”.
En el caso de los campos agrícolas-ganaderos, los más requeridos son aquellos que cuentan con un régimen pluvial bajo, de 500 milímetros, donde la explotación de la siembra es más dificultosa y llueve sólo en verano. “Entonces allí se hace la alternativa de agricultura en verano y ganadería en invierno, usándose mucho los campos con monte, que generalmente están ubicados hacia el sur de Tucumán, y con una buena siembra de pastura”. Recalcó que en un principio hubo una tendencia muy importante de gente que venía de Salta, Santa Fe y Córdoba a comprar campos y hasta montes sin infraestructura (falta de alambrados, agua), para trabajarlos, a valores muy buenos.
Esta gente también compró campos listos para ser explotados, con un régimen pluvial bueno y, por lo tanto, a valores más altos. “Como vivimos en un país donde no se pueden hacer proyecciones a futuro porque no sabemos hasta cuándo durará esta situación, mucha gente no se juega a invertir para ganar algo en 5 años, de ahí que quieran adquirir campos listos para trabajarlos”, destacó.
En lo que hace a precios, remarcó que en dólares tuvo una baja sustancial, no así en pesos, donde los campos mostraron una suba de hasta el 70 por ciento respecto al año pasado.
Por ejemplo, una hectárea de soja cuesta hoy entre 1.000 y 2.000 dólares, dependiendo siempre de la zona donde se ubica el terreno y el régimen pluvial que tiene. Un campo para citrus, sin la planta, cuesta hasta 5 y 8 veces más que un campo para granos, mientras que uno de caña de azúcar, con la planta cuesta hasta tres veces menos que uno de citrus y tres veces más que uno para ganadería. Las operaciones de compraventa se hacen generalmente mediante la liquidación de la materia prima a valor dólar -en el caso de que la compra la realicen los propios agricultores-, mientras que otra gente, directamente lo hace con dólares. Para Gordillo, la situación ventajosa que vive el campo argentino, de mantenerse durante 2003, -con un mercado interno devaluado y un campo con posibilidades de exportación a valor dólar, y no produce un incremento en los valores de las tierras por la inflación-, permitirá que siga creciendo la compra de campos.

La pregunta “del millón”
Cómo en una provincia tan pobre como Tucumán, donde los casos de desnutrición y hambre -que se conocieron en todo el mundo- hay dinero para invertir o comprar tierras. Esto tiene su respuesta en la pesificación de las deudas de los productores, hecho que les permitió saldar sus créditos y empujar los precios hacia arriba, al retirar las tierras de la oferta. Sucede que mucha gente que tenía su deuda en dólares hoy la tiene en pesos y, como el valor de sus productos subió en dólares, cancelaron sus créditos y retiraron sus tierras de la oferta.

Dónde están los bolivianos
Gordillo dijo que lo que más sorprendió a las inmobiliarias tucumanas fue la ausencia de compradores bolivianos y chilenos -que el sector esperaba-, por el interés internacional ante la depreciación de la moneda frente al dólar, lo que hacía fácil la adquisición de cualquier terreno para los inversionistas extranjeros.
En ese contexto, sostuvo que tal vez la inestabilidad económica del país, la incertidumbre política y la inseguridad jurídica hizo que esta gente no se presente en el mercado inmobiliario argentino, todavía. En el caso de las AFJP, indicó que este sector se insertó de lleno en la actividad agrícola explotando campos adquiridos, a través de alguna entidad bancaria que estaba por rematar tierras de productores con problemas de hipotecas.

Los valores de los campos
Las tierras más buscadas para hacer soja son las de Burruyacú, al igual que las de Cruz Alta y Graneros, en ese orden; siendo los valores de estos campos hasta un 70 por ciento más alto del valor que tenían en pesos el año pasado. De acuerdo a datos del sector inmobiliario, una hectárea para soja, sin riego cuesta hoy entre 1.000 y 2.000 pesos; uno de citrus implantada, entre 12.000 y 25.000 pesos en zona pedemontana; y uno para caña de azúcar con el cultivo, hasta 4.000 pesos.
En el caso de un campo para implantar citrus, en la zona de Famaillá, cuesta entre 6.000 y 9.000 dólares.
En marzo del año 2000, por ejemplo, un campo para citrus costaba en promedio 3.000 a 5.000 pesos la hectárea, sin la planta; uno para caña oscilaba los 2.000 pesos; mientras que uno para granos entre 1.000 y 2.000 pesos y para hacer ganadería, apenas llegaba a pagarse 1.000 pesos.
En setiembre de 1999, y ante la caída de los precios internacionales de la mayoría de los productos agrícolas el hecho se había reflejado en el valor de las tierras. Así se observaba que un campo para caña de azúcar costaba 800 pesos la hectárea, y hasta 1.400 pesos, con el cultivo; un campo para citrus, en plena zona pedemontana, con plantas de hasta 4 años incluidas, hasta 10 mil pesos; y uno de soja, entre 500 y 800 pesos. Actualmente Tucumán cuenta con una superficie implantada con soja de 225 mil hectáreas (el 50 por ciento está ubicada en el departamento de Burruyacú); la caña de azúcar con 185 mil hectáreas; y el limón con 34 mil hectáreas. Entre estos tres productos primarios permitieron a Tucumán ingresos por más de 1 millón de pesos en 2002.

Trueque por vehículos
No sólo al sector inmobiliario movió el campo sino también a las concesionarias de automotores y al sector de insumos y maquinarias. Por ejemplo, 2002 fue testigo de una importante venta de tractores, sembradoras, camionetas y 4 x 4; entre otros vehículos, realizado específicamente mediante un plan “canje” o “trueque” donde el productor entregó su soja y la fábrica le pagó con un vehículo al precio del producto más IVA.¤

  
Por Fabián Seidán,
de Producción


*************** barra horizontal ***************






Copyright © Revista Producción - InterNet Tucumán - Todos los Derechos Reservados



produccion
Revista Produccion - Producciones - Editorial - Contacto - NOA - tucuman - salta - santiago del estero - catamarca - jujuy