Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Nota Técnica:
Aplicaciones de agroquímicos
en nombre de la roya

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Alan McCracken toma vuelo cuando escucha las cosas que se dicen en nuestro país sobre las aplicaciones contra la roya de la soja. Él es especialista y sostiene que hay muchas opiniones equivocadas. Por qué y cómo trabajar con aviones son el eje de su mensaje.

Alan McCracken durante una charla en Las Cejas, Tucumán.
Noviembre de 2004.
Foto: AgroQuality Argentina
Alan McCracken es especialista en tecnología de aplicación de agroquímicos. Vive en Estados Unidos y trabaja en Brasil. Se dedica a la evaluación de productos agroquímicos para distintas firmas del mundo. Realiza ensayos y tecnología para la correcta aplicación de productos que luego salen al mercado. Debido a su experiencia, es uno de los profesionales que más sabe sobre cómo combatir la roya de la soja.
La Roya es todavía en nuestro país un fenómeno nuevo sobre el que se va aprendiendo de la mano de su avance. Debido a ésto, las teorías sobre cómo ponerle freno fluyen y con ellas las opiniones encontradas.
McCracken decidió dar la suya en su breve paso por Buenos Aires camino a Brasil. El especialista, que estará en Argentina durante el verano trabajando en la evaluación de ensayos junto a la firma AgroQuality, sostiene que "más allá de la eficiencia de los productos agroquímicos, si éstos no son bien aplicados, la respuesta adecuada no aparece". En este sentido, McCracken defiende la conveniencia de realizar aplicaciones aéreas para el tratamiento de la Roya.
Este es un punteo de las razones de su afirmación y los mecanismos para hacerlo de forma correcta.

Las claves de las aeroaplicaciones
•Para Alan McCracken existen dos razones sencillas por las que las máquinas terrestres no son el instrumento ideal para combatir la roya.
La primera se debe a que al introducirse en el cultivo, éstas permiten acarrear de un lote a otro las esporas. Por otra parte, el veloz avance de la Roya obliga a dar respuesta rápida y simultánea, algo fácil de hacer con aviones pero dificultoso cuando se habla de herramientas terrestres.
"Cuando la roya aparece, la única forma de combate es pulverizar todos los lotes al mismo tiempo", sostiene el especialista.
•Sobre las aeroaplicaciones, el especialista sostiene que uno de los grandes errores es recomendar el uso de mayores volúmenes de agua.
"Es exactamente al revés. Necesitamos energía para disminuir el tamaño de la gota, y con altos volúmenes de 40 lts/ha es necesario atomizar más que 200 litros/minuto dependiendo de la velocidad de vuelo y ancho de la franja que es muy difícil producir gotas de tamaño uniforme".
•Otro tema con el cual él no concuerda, referente a las máquinas terrestres, es la necesidad de utilizar caños de bajada para empujar el producto dentro de la soja, porque es producto perdido.
•Para McCracken, "tenemos que generar una neblina y aprovechar el viento que mueve las hojas. En contraposición a lo que opinan muchos, se debe fumigar con viento y detener la aplicación en caso de que éste cese.
"Debemos aprender a aprovechar el viento para obtener mejor penetración y utilizar un volumen de agua inferior con el avión, 15 o 20 litros es suficiente, y en el caso de máquinas terrestres, cien litros como máximo".
•El tamaño de gota es crítico. "Con grandes gotas no se da la penetración necesaria. Se puede usar aceite en vez de agua. De esta forma se mantiene el tamaño de gota hasta que penetre en la soja, y es un proceso mucho más seguro cuando hay alta evaporación", sostiene el especialista.
•"Tenemos que ajustar el tamaño de gota conforme a las condiciones de evaporación. Recomiendo trabajar con el avión desde el amanecer hasta las ocho horas con diez litros de agua por hectárea y después aumentar a 15 o 20 litros para compensar la evaporación, obviamente aumentando el tamaño de las gotas para compensar la perdida por la evaporación", enfatiza McCracken.
•Sobre los picos, McCracken asegura que el equipo más eficiente para el control de roya es el sistema de atomisadoras rotativas Micronair, que produce un tamaño de gota más uniforme que los picos.
Funciona con la misma eficiencia cuando es nuevo. Y en diez o veinte años de uso continúa generando la misma calidad de aplicación con un mínimo de manutención.
•En el avión, la velocidad rompe la gota y determina tamaños menores. Para su mejor aprovechamiento, se debe volar a 2 ó 3 metros del canopeo del cultivo con los aviones pequeños como Cessna y a 3 ó 4 metros con los aviones grandes como el Air Tractor, no más arriba.
•Sobre la cantidad de aplicaciones necesarias en caso de que aparezca la plaga, el especialista sostiene que el efecto del producto dura de siete a veinte días. Por eso, "con una aplicación generalmente no alcanza".
•"Resumiendo, si los agrónomos controlan periódicamente los campos para detectar el inicio de la roya y utilizan para controlarla aviones con buen equipamiento y aplican los fungicidas disponibles en el mercado, es posible hacer frente a este flagelo", sostiene McCracken.¤

Para más información, los interesados pueden contactarse con McCracken vía e-mail a: McCrackenAlan@aol.com

Gentileza:
Milva Beloso
milva@burodesarrollo.com.ar
0221 15 4850842
Agencia Buró


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