Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Biocombustibles:
¿Alimentos versus energía?

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El autor analiza el actual paradigma de sustentabilidad. Cree que en los próximos años van a surgir competencias entre los alimentos y las energías alternativas derivadas de los vegetales. En este contexto, sostiene que, más allá de la incorporación de nuevas tierras, es fundamental ser más eficientes en la producción.
El dilema "alimento vs. energía" está vigente y, sin dudas, seguirá estándolo.
Las demandas de bienes y servicios aumentan, el número de personas aumenta, la superficie de tierras agrícolas es limitada y lo que falta incorporar es relativamente poco; la urbanización va restando áreas productivas. Si estos argumentos son ciertos, el sistema no será sustentable en el tiempo (aunque el futuro siempre cuenta con una cuota de incertidumbre).
El desbalance en la relación uso de energía fósil/tiempo es enorme, pero es una realidad. La tendencia hacia la sustentabilidad se consolidará en la medida en que podamos aprovechar mejor las fuentes actuales de energía y abandonemos las acumuladas en tiempos pasados. Eso nos obligará a ser mucho más eficientes en los procesos de transformación y nos evitará tener que seguir "rompiendo las alcancías de la abuela".
La producción actual de granos de Argentina, que ronda las 80 millones de toneladas en 27 millones de hectáreas, da una media de 3 Tn/ha por año. La media pluviométrica, comprendiendo las diferentes regionales agrícolas, se aproxima a los 900 mm anuales.
El agua necesaria para producir 3 Tn de granos por ha/año en los diferentes cultivos ronda los 400 mm promedio expresados en lámina de lluvia. Estas cifras revelan que la producción agrícola actual consume menos del 50% de la oferta climática.
En la agricultura actual, con la tecnología disponible, se puede producir el doble. Así como en "La Gran Chacra Argentina" producimos 3 Tn/ha/año de granos, en muchas chacras de productores de avanzada se producen 9 Tn/ha/año y utilizando la fábrica sólo en un 75% del tiempo -cuando hay cultivo verde en superficie de suelo- y el 65% de agua de lluvia, un insumo gratis.
No caben dudas que el "Petróleo Verde" está en camino, ya lo anunció un visionario como Jorge S. Molina, veinte años atrás. Es preciso aprender a vivir del "sol de hoy" como principal motor del planeta.
La energía solar es la fuente más abundante que llega a la tierra. La fotosíntesis es capaz de reunir y transformar elementos inorgánicos en orgánicos mediante la energía aportada por el sol. Además, es necesaria la presencia de oxígeno y anhídrido carbónico que se halla en el aire, así como agua, sales minerales y cierta temperatura comprendida entre determinados rangos donde se pueden desarrollar los procesos bioquímicos.
La naturaleza busca en forma permanente el máximo de producción de biomasa, independientemente del valor de mercado que los productos logrados alcancen. Cuando el hombre interviene en el sistema, desplaza el proceso de modo de producir los bienes y servicios que él mismo requiere.
Por lo mismo, esos bienes son valorizados en el mercado a una escala de precios que se regula según su escasez. Si consideramos como racional al máximo uso de los recursos ambientales disponibles, conforme se producen naturalmente, concluimos que muchos de los procesos productivos gobernados por el hombre sub-utilizan esos recursos, careciendo de racionalidad.
Un claro ejemplo del desperdicio de recursos por parte del hombre son los barbechos prolongados. Durante dicho período no se utiliza el espacio disponible para captar luz y aire, a temperatura favorable, y transformarla en biomasa. Los elementos nutricionales son aportados por el suelo, o restituidos por fertilización en la medida en que sean limitantes al crecimiento de las plantas. Este aspecto no debiera ser un impedimento de la producción, más allá de que cierre en una ecuación económica favorable.
Si los nutrientes no son un factor limitante insalvable, si utilizamos el 50% del agua que ofrece el clima, si ocupamos los suelos con cultivos en menos del 60% del tiempo, indudablemente estamos desaprovechando la capacidad de producir biomasa de esta fábrica.
¿Por qué funciona el sistema de la manera en que lo hace? ¿Por qué no ha habido necesidad de exigirnos en la producción de bienes, más allá de lo económicamente redituable, del menor riesgo posible, en el contexto socio económico y político acontecido hasta el presente?.
¿Podrá este sistema seguir funcionando de la misma manera en el futuro?
Creo que no. En la línea de un análisis pragmático, y atento a los conocimientos actuales, el sistema se agota por sub-utilización de los recursos disponibles, lo cual provoca un desbalance negativo en el flujo de energía, aumentando la fragilidad y disminuyendo las reservas, con el consecuente incremento de la inestabilidad e inseguridad.
Esencialmente, surgirán competencias entre alimentos y energías alternativas derivadas de los vegetales.Ello obligará -más allá de la incorporación de nuevas tierras- a ser más eficientes en la producción agrícola por unidad de superficie, lo que implica aumentar el uso de los recursos naturales en el proceso.
En ese sentido, se hace necesario cambiar los parámetros productivos y tomar en cuenta la variable "tiempo" para evaluar resultados.
¿Cuánta luz y agua, cuánto calor y nutrientes ofrece el ambiente? Y ¿cuánto hemos sido capaces de transformar en biomasa útil?
¿Cuánto hemos desaprovechado a lo largo de cada ciclo agrícola con el propósito de aumentar el rendimiento unitario por cultivo, simplificar el manejo y maximizar el retorno financiero inmediato?.
Si el agua, la energía, los nutrientes, son limitantes, este no es el modelo que permite resolver esos problemas.
Paradójicamente, el mercado actual parece indicar ese camino como respuesta al aumento de la demanda por el cultivo de tierras. ¿Cómo puede reaccionar el mercado a la hora de corregir este desvío productivo con pérdidas de eficiencia en el uso de los recursos ambientales?.
Difícil de presumir, pero es posible que ocurra a través del aumento de los precios de los productos actuales, y otros nuevos productos que no resultaban atractivos hasta el presente induciendo a ocupar el suelo más tiempo, con nuevos cultivos.
En síntesis, creo que para aspirar a un sistema creciente en productividad, tendiente a dar respuestas al incremento de la demanda por parte del hombre, aspirando a una mayor sustentabilidad, debemos comenzar a mirar la agricultura desde otro lugar, particularmente, en la dimensión del tiempo.¤

Ing. Jorge Romagnoli
Presidente de AAPRESID


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