Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Entrevista:
"No somos los malos de la película"

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El sector ganadero se defiende de las críticas y presión puesta por el Gobierno en su lucha por una inflación "acorde a sus necesidades".
Hasta la década del 70, nuestro país se mostraba como el principal exportador de carne del mundo y los argentinos exhibían el mayor nivel de consumo per cápita por año: 79 kilos. Sin embargo, para este sector pujante luego le sobrevino un período negro donde no se respetaron las reglas de juego lo que terminó confundiendo a ganaderos y frigoríficos.
Así las cosas, se puede mencionar como hechos negativos los controles de precios, las retenciones a las exportaciones y la falta de acción contra la competencia desleal.
Para colmo de males y ante la mayor demanda de carne en el mercado interno y en el extranjero, el Gobierno Nacional impulsivo y abusivo lanzó una serie de baterías nefastas contra la actividad, quitándole toda posibilidad de crecimiento: eliminó los reintegros de exportaciones, incrementó las retenciones y creó un registro de operaciones de exportación con el fin de trabar embarques cuando lo crea conveniente. El motivo principal no es otro que tomar al producto "carne" como ejemplo en la lucha contra la inflación teniendo en cuenta que la misma tiene una incidencia del 12 por ciento en la canasta familiar elaborada por el INDEC.

PRODUCCIÓN estuvo con el productor ganadero Joaquín Daniel Gargiulo, que actualmente integra el directorio de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, es vicepresidente de la Asociación Transporte Automotor de Cargas de Tucumán y es socio invitado de la Fundación del Tucumán (FT). Al respecto le consultamos sobre cómo vive el productor ganadero este momento cuando la política oficial se muestra dura e inflexible con el sector.

¿Cómo afecta al productor la actual política del Gobierno?
Pienso que la ganadería está viviendo un tiempo de incertidumbre porque con este Gobierno no sabe hacia donde va. Mire, el campo en general ha tenido una situación bastante linda y floreciente, sobre todo en agricultura que es una actividad muy dinámica donde se puede cambiar de cultivo en forma rápida y simultánea o bien hacer distintos cultivos todos juntos; pero en ganadería la cosa es distinta, es más complicada, porque todo demanda muchos años de sacrificio, de expectativas, de genética, de decidir qué raza se va a trabajar y luego seguirla. Simultáneamente, hay que preparar el campo, las pasturas, las aguadas, el pasto, el alambrado y después esperar los resultados. Como ve, todo ésto lleva mucho tiempo y si cuando uno consigue llegar al final con todo listo, surgen políticas que afectan la venta o la rentabilidad del productor ¿de qué sirvió tanto esfuerzo?.

Ser ganadero ¿requiere de fuertes inversiones?
Las inversiones aquí son permanentes, y lamentablemente los que optaron por la ganadería, porque el campo no servía para la agricultura o simplemente por vocación, esperamos siempre con incertidumbre lo que va a pasar, siempre esperando ver la luz al final del túnel, pero cuando creímos que habíamos logrado buenos mercados y el mundo comenzaba a preferirnos, nos encontramos con la imposibilidad de las exportaciones. Nos pusieron un límite a las ventas inventando motivos que entendemos que no son buenos ni naturales.

¿A qué lo atribuye?
Creo que es por falta de asesoramiento o simplemente porque este Gobierno tiene una política equivocada. Se está limitando las ventas al mundo cuando está claro que al venderse más al mundo se estaría permitiendo que quede más carne barata en el país ya que no se exporta un animal entero, sino algunos cortes especiales. Entonces el resto se vuelca al mercado interno.

Eso permitiría que el precio baje sin necesidad de recurrir a controles...
Claro, porque al quedar carne del animal disponible se podría vender a menor precio. Eso permitiría un mercado interno estable. La verdad es que estamos muy preocupados por el futuro de esta actividad porque los que diseñan las políticas no saben bien qué es lo que quieren. Mire usted, hasta se bajó equivocadamente el peso de los animales a faenar a 240 kilos, esto significa que estamos quemando los vientres, los terneros y los futuros novillos, y resulta que la exportación está muy limitada.

¿Qué le provoca esto a los productores?
Tenemos la incertidumbre de si seguir haciendo ganadería, pensando cuándo va a salir el sol para nosotros, pero está claro que son muchos los años que venimos apostando, entonces no podemos cambiar de hoy para mañana de actividad. Somos ganaderos y pretendemos seguirlo siendo.

El Gobierno los califica de malos de la película...
No, de ninguna manera es así. Esa es una expresión lamentable que algún día deberían pedir perdón por lo que han dicho de esta actividad. Nadie es el terrateniente, ni el ganadero que se cree que es el dueño del circo, es una actividad como cualquier otra con la diferencia que primero se debe lograr genética, después hacer una muy buena sanidad, y por último realizar un seguimiento del rodeo.

¿Es demagogo el gobierno?
Creemos que sí, porque ellos, con un slogan que han inventado para quedar bien, califican a la gente o a los sectores con frases que no son las que corresponden. Lo peor es que no hacen nada para que la Argentina vuelva a ser ganadera, cada vez tenemos menos animales, menos cabezas, la población aumentó y en proporción a los habitantes tenemos menos ganado que hace 20 años.

¿Qué les significa vender a un precio menor en el mercado interno?
La experiencia dice que cuando se aplicaron límites o topes a los precios, el famoso agio, lo que se logró es que se baje calidad del producto o que no haya productos o que haya mercado negro para ese producto; entonces seguimos con cosas que no son tradicionales ni limpias, no hay una exposición franca, no hay un mercado donde la oferta y la demanda hagan que los precios sean los que rijan el mercado, porque la diferencia de precios únicamente es la que va a dar la calidad.

El NOA ¿está visto como la zona para hacer ganadería en el futuro?
Hoy mismo el norte no tiene nada que envidiarle a las carnes del sur y todo eso fue a costa de sacrificio, de traer genética y profesionales, pero eso no ha sido gratis, por eso no entiendo por qué se han ensañado con el ganadero en particular y el campo en general, que son los que han aportado para que el país salga de la paralización que tenía. Ha aportado y sigue aportando y es a los que más persiguen, con las nuevas retenciones, con limitaciones y muchas cosas que impiden trabajar tranquilo.

¿Tucumán puede seguir creciendo dentro de esta actividad?
Tucumán tiene por lo menos 40 mil hectáreas que pueden ser ganaderas, hay partes con salinas y otras con problemas de suelo que pueden ser para pastura y ganado. Hay áreas que se van corriendo porque hoy la vedette es la agricultura, entonces se van haciendo nuevas fronteras y nuevas zonas ganaderas y el Norte está en condiciones de aceptar ese desafío. Pero no creo que surjan nuevos ganaderos fácilmente, porque la agricultura es más dinámica y en 6 meses se siembra y cosecha, en cambio en ganadería se necesitan 10 años al menos desde que se empiezan a preparar los suelos, las pasturas, a tener genética, que la hacienda se vaya reproduciendo, o bien se hacen grandes inversiones en la compra de vientres para ir multiplicando la hacienda con las propias terneras. Se necesitan muchos años, o sea que es todo un desafío.

La elevada presión tributaria ¿obliga a mirar campos en otras provincias?
Por supuesto, es un factor fundamental, Santiago del Estero tiene un plan ganadero, tiene beneficios, otros tipos de impuestos, hay fomentos a los productores, mejores caminos, mientras en Tucumán recién están en las etapas de promesas sin concretar. En tanto que la Legislatura local no apruebe la ley de fomento a las inversiones se hace difícil pensar en invertir.

¿Cómo hace el productor para darle al gobierno los precios que pretende?
Yo también quiero saber. En muchos casos a pérdida o restando rentabilidad del posible beneficio que debe dejar el producto. Hay que tener en cuenta que mientras el Gobierno nos exige y controla para que el kilo de novillo vivo se mantenga bajo, pero los insumos han aumentado desde el salario del trabajador hasta los impuestos provinciales y todo lo que hace al costo de alimentación y cría de los animales. Cuando se multiplica todo eso y el costo de venta se mantiene fijo, simplemente lo que hacemos al vender es cambiar la plata.

Se fue Miguel Campos y vino Javier De Urquiza, ¿esto les abre expectativas?
En principio pienso que ahora hay un mejor diálogo, que se abrió una posibilidad; esperemos que el cambio sea beneficioso, pero eso será así en tanto y en cuanto se cambie de rumbo en la política ganadera. Ahora, si la política es la misma y está ya preestablecida, es en vano abrigar esperanzas.¤

Por Fabián Seidán, de Producción

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