Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA


POR QUE "NI LO ECHAN, NI SE VA"

En marzo de 1994 envié a la imprenta de la Editorial Planeta el original de un libro mío, titulado Quien hubiera dicho (la transformación que lideraron Menem y Cavallo), que vio la luz un par de meses después.
El capítulo 10 de dicha obra se titula "El 'matrimonio' Menem/Cavallo", y en él dije textualmente lo siguiente: "El de las fisuras existentes entre Menem y Cavallo es un juego que me generó mucha diversión y no poco dinero. El juego se desarrolla así: cada tanto aparece cierto hecho (diferencia sobre la velocidad de las privatizaciones, en octubre de 1991; discusión con Redrado y Erman, en setiembre de 1992; egreso de Marx e ingreso de Maccarone al equipo económico, en noviembre de 1993), que le hace pensar a algunos "formadores de opinión" que se produjo una fisura entre el presidente y su ministro de economía -reflejo, desde el punto de vista del primero, de los celos que le tiene al segundo por su éxito; reflejo, desde el punto de vista del segundo, del fastidio que le genera el estilo personal del primero-, fisura que podría generar el ocaso, cuando no la renuncia, del titular del equipo económico. Algunos operadores económicos reciben esta información y me preguntan a mí si es cierto. Les contesto que no... y les facturo.
En el capítulo 3 de esta obra describí a Menem, y en el 6 a Cavallo. Es hora que ahora explique el por qué del "matrimonio" que se desarrolló entre ambos, y que conjeture cobre su robustez de aquí en más.
No siendo confidente de ninguno de los 2, no estoy en condiciones de decir si los celos, o el estilo personal, son causas de fisuras. Sí me atrevo a afirmar que aún en el caso de que lo sean, tiene poquísimas chances de generar una ruptura del "matrimonio". Porque las razones por las cuales Menem y Cavallo mutuamente se necesitan, son mucho más poderosas que las posibles razones por las cuales se molestan.
Menem lo necesita a Cavallo porque si hoy quisiera, porque si, reemplazarlo: 1) ¿Cómo lo explicaría?. Cavallo lo salvó de la incipiente tercera hiper, le proporcionó estabilidad y recuperación económicas, es el líder del más numeroso e idóneo equipo económico que existe hoy en nuestro país y colaboró eficazmente en las campañas electorales de 1991 y 1993; 2) ¿por quién lo reemplazaría?.
Con todo respeto, sólo a un mal informado se le puede ocurrir que Roberto Alemann, Ricardo López Murphy o Adolfo Sturzenegger, son sustitutos perfectos o cercanos del actual ministro de economía... para no hablar del resto de los "candidatos"; 3) tendría que dejar de reinar, y ponerse a trabajar. Cualquiera que haya tenido debajo suyo a un Cavallo, en el nombre de las razones anteriores se lo aguanta.
Cavallo, a su vez, lo necesita a Menem. Porque en Argentina, hasta 1995, sólo Menem dice quien es el ministro de economía. Y si Cavallo quiere ser presidente tendrá primero que ser candidato, para lo cual tendrá que probar lo que sabe hacer en su área, y esto sólo lo puede hacer si Menem lo mantiene en su puesto. Otra vez, cualquiera que haya tenido encima suyo a un Menem, en el nombre de las razones anteriores también se lo aguanta.
¿Puede la candidatura a presidente para 1995 generar conflicto?. No. Sí, como parece, Menem consigue modificar la Constitución, el candidato es él (y nadie espera que Cavallo lo enfrente, dentro o fuera del peronismo); si no lo logra, entonces Menem no puede ser candidato y Cavallo puede ser uno de ellos. ¿Puede Cavallo tratar de evitar la modificación de la Constitución, para así desplazar a Menem en 1995?. No puede ser tan tonto.
Sólo Dios sabe durante cuanto tiempo más Cavallo va a ser el ministro de economía de Menem. A efectos de la toma de decisiones, hasta el Día del Juicio Final... por la tarde".
Reproduje en su totalidad el referido capítulo, para mostrar que las razones que hasta ahora y ahora mismo, me llevan a afirmar que "ni lo echan, ni se va", esto es, que ni el Presidente Menem se desprende de su ministro Cavallo, ni éste renuncia, no son razones circunstanciales, sino que son suficientemente sólidas como para sobrevivir el paso de los... años.
1995 es un año costoso en Argentina. Pero el costo que sufrimos desde el 20 de diciembre de 1994 hasta las elecciones, tuvo que ver con un importante e imprevisto shock externo (el denominado "efecto tequila"), y con la lucha entre un presente que tiene claridad en la política económica y un pasado que alimenta todo tipo de dudas al respecto. En otros términos, tuvo que ver con razones reales, que el equipo económico y el gobierno enfrentaron con decisión y éxito.
En cambio, el costo que estamos sufriendo desde el 14 de mayo de 1995 en adelante, no surge de ningún "tequila II", ninguna otra complicación internacional, ni siquiera de un ataque de los partidos políticos opositores, o el bloqueo legislativo por parte de diputados y senadores del Frepaso y la UCR. Tiene pura y exclusivamente que ver con el funcionamiento de distintas porciones del Poder Ejecutivo y Legislativo, que se enfrentó con dureza inusitada en cuestiones como las leyes de patentes, ministerios y correos.
Lo cual quiere decir que Argentina está hoy inmersa en una gran polvareda, sin más razones reales que... la forma en que distintas porciones del gobierno entienden cómo se debe gobernar el país (casi nada). Esta es la razón que justifica volver, en estas líneas, a una cuestión que en sí misma distrae a los seres humanos de la consideración de los problemas reales.
Las internas existen, y los periodistas las magnifican. La pregunta no es si aquellos van a dejar de existir, o los periodistas las van a ignorar, sino si el "matrimonio" Menem/Cavallo va a superar a unas y a otros.

INTERNAS

Debe ser muy larga la lista de quejas que Menem recibe por parte de colegas de gabinete de Cavallo, diputados, senadores, etc. ¿Qué integrante de un grupo, formalmente par, no tendría desde el punto de vista humano, ganas de sacarse de encima a una persona como Cavallo?. Debe ser muy difícil sobresalir en un gabinete del cual Cavallo forma parte, y todo el mundo quiere sobresalir.
El Presidente Menem, quien a partir de sus actos muestra que está dispuesto a compartir cualquier cosa menos el poder, quizás no fomente esto pero tampoco parece hacer nada por bajar los decibeles de manera apresurada. Si Cavallo se queja delante del Presidente por su disputa con los diputados, y estos también se quejan delante del Presidente por su disputa con el ministro de economía, Menem juega de gran árbitro.

LOGICA PERIODISTICA

La disputa es la materia prima favorita de los periodistas, porque el acuerdo no vende. De manera que lo menos que siempre se tiene que esperar, es cada vez que un periodista encuentra una diferencia, la agrande tanto como pueda (lo que a veces también se puede esperar es que un periodista invente una diferencia que no existe).
En la nochecita de cada día, en Argentina 1995, alguien tiene que escribir 50 líneas, para publicar al día siguiente, sobre cómo sigue el "matrimonio" entre Menem y Cavallo. Careciendo de datos concretos, el cronista tiene que optar. Si dice que están peleados, como consecuencia de lo cual afirma que el ministro de economía tiene "los días contados", y resulta que el matrimonio sigue, no le pasa nada. En cambio, si afirma que el Presidente Menem y su ministro Cavallo se llevan bien, y resulta que el Presidente le pide la renuncia al titular del equipo económico, o éste renuncia, al periodista lo echan. Y en Argentina 1995, la tasa de desempleo no está como para andar arriesgando.
Esto va a continuar siendo así, con internas cruzando espadas de manera continua (aunque con intensidad variable), y periodistas aumentando el tamaño de cuanta diferencia real o imaginaria encuentran en el gobierno. A la luz de todo esto; ¿cómo hay que tomar decisiones?
Pensando.
Es decir, sopensando cada información relevante desde el punto de vista de quien tiene que decidir. Menem no va a echar a Cavallo cuando tenga muchas razones para hacerlo (ya las tiene, según algunos analistas y periodistas), sino cuando estime que va a estar mejor con otro ministro de economía que con el actual. Cavallo no va a renunciar cuando tenga muchas razones para hacerlo (ya las tiene, según quienes no entienden lo que se propone), sino cuando estime que va a estar mejor dejando de ser ministro que siguiendo siéndolo.
Quien, buscando pronosticar futuros comportamientos de Menem y Cavallo, intente reproducir sus respectivos procesos decisorios, tienen que recordar primero y principal, que ninguno de los dos opera hoy en el plano intelectual (en el mal sentido de la palabra) sino en el político, es decir, no en el de los papeles sino en el de los resultados.
Como consecuencia de lo cual, ninguno de los dos puede hoy darse los "lujos" que se pueden dar los periodistas o los analistas. Considérese por un instante la cuestión de cuan sustituible es Cavallo y su equipo, en Argentina 1995. Como en el referido caso de la robustez del "matrimonio" Menem/Cavallo, un periodista o un analista puede hacer prolijos razonamientos, sobre si Cavallo es insustituible o no (se escuchan las argumentaciones más diversas, hoy en Argentina).
¿Qué haría un periodista que afirmó que Cavallo es hoy perfectamente sustituible, si Menem reemplaza a su ministro de economía y resulta que era insustituible?. Escribe otro artículo, echándole la culpa, por ejemplo, a Menem, porque se equivocó al elegir al reemplazante.
El Presidente, por el contrario, es el único funcionario público con responsabilidades ejecutivas, que no puede irse a su casa hasta 1999. Qué ocurra con la realidad, desde aquí hasta entonces, es entonces para él fundamental. ¿Qué incentivos tiene Menem para averiguar si Cavallo es hoy insustituible o no?. ¿Y si, llevado por un brillante "análisis", según el cual Cavallo es sustituible, lo reemplaza, y resulta que era insustituible?. El Presidente de una Nación no está para experimentar, cuando no tiene necesidad. Igual razonamiento se puede hacer del lado de Cavallo.
En 1989 Menem y Cavallo eran dos incógnitas. Hoy tienen años de trabajo en común, y un historial decisorio. Tanto el Presidente como su ministro de economía han mostrado que, a la hora de la toma de decisiones, optan por la cordura, no exenta de audacia cuando las circunstancias así lo exigen.
"Ni lo echa, ni se va", entonces, no quiere decir que de aquí en más la actividad política va a ser "robótica", como a veces parecen demandar "los mercados" (eufemismo que se utiliza para designar a los seres humanos que compran y venden acciones privadas, y los títulos públicos), porque no lo va a ser, ni de aquí en más el periodismo va a morigerar las disputas políticas, porque no va a ocurrir.
"Ni lo echa, ni se va" quiere decir que, por encima de este proceso, en sí mismo costoso porque distrae energías, alejándolas de la consideración de problemas reales, las razones objetivas por las cuales el Presidente Menem y el ministro Cavallo siguen juntos, son mucho más poderosas que las razones que pueden llevar al primero a separarlo del cargo, o al segundo a dejar la cartera económica.
Actúe en consecuencia.
¡Animo!

Juan Carlos de Pablo
Fuente: Revista de la Bolsa de Cereales
Ano CXXI - Nro 3005 - Julio/Agosto/Setiembre 1995







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