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Jul/Ago 2011


Eventos

Congreso Tecnológico CREA

En el estadio Orfeo de Córdoba se realizó el Primer Congreso Tecnológico CREA. El mismo se desarrolló en tres jornadas, en las que se hicieron presentes 3000 personas. Aproximadamente 100 periodistas cubrieron el evento para medios nacionales y locales, destacando el temario, la organización y la calidad de disertaciones. 1.500 personas participaron on line y 13 países transmitieron el evento en simultáneo por internet.

Revista PRODUCCION: Congreso Tecnológico CREA
 
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"Queremos saber hoy, qué haremos mañana"
Francisco Iguerabide, Presidente del Congreso Tecnológico CREA 2011

"Voy a comentar tres momentos que fueron importantes para la definición del temario del presente Congreso Tecnológico CREA. En primer lugar, un intercambio sobre el contexto en el cual llevamos adelante nuestra actividad. Intercambiamos pareceres sobre la misión de las empresas y definimos que, si bien son generadoras de productos, la misión de las mismas consiste en servir a la sociedad que las contiene.
También hablamos mucho de la interdependencia entre las personas, tanto en la actividad diaria cotidiana como en la empresaria. Hoy más que nunca dependemos de muchos actores y muchas personas dependen de nosotros. Esto está potenciado por la tecnología de las comunicaciones, que nos permite llegar a mucha más gente y generar nuevos vínculos sin restricciones geográficas.
Esa interdependencia es positiva porque nos permite mejorar lo que estamos haciendo a una velocidad creciente. Pero también estamos más expuestos y, por ende, los valores de las personas pasan a jugar un rol crucial.
Hoy la sociedad se preocupa por qué producimos, cómo lo hacemos y cómo nos va: debemos ser nosotros mismos quiénes demos respuesta a estas inquietudes.
En segundo lugar, definimos cuál debería ser la propuesta de valor para los asistentes del Congreso Tecnológico CREA. ¿Por qué vale la pena dedicar tres días para pensar en el largo plazo cuando existen muchos temas urgentes en la coyuntura? Porque sabemos por experiencia que dedicar tiempo a pensar en el largo plazo nos hace tomar mejores decisiones en lo inmediato; decisiones cuyo resultado cosecharemos con el tiempo. Creemos que no solamente tenemos que ampliar nuestra visión, sino profundizarla, entendiendo por esto ir a las causas profundas que están involucradas en los procesos a partir de los cuales se construye la realidad. Queremos que las empresas y los empresarios encuentren nuevas ideas para progresar en un ámbito sustentable para todos.
Finalmente, como institución, queremos consolidar nuestra misión de Crear Confianza y Potenciar Ideas, para construir entre todos Una Argentina Posible. En ese sentido, queremos que las ideas que aquí se instalen, sean útiles para ser aplicadas en beneficio de las empresas, la sociedad y el ambiente.
En tercer lugar, quería comentarles el objetivo específico de este Congreso Tecnológico, que es generar un ámbito a partir del cual se instalen los temas cruciales que nos permitan anticiparnos a las necesidades del mundo y mejorar así la competitividad de las empresas.
La anticipación es fundamental para dar respuesta oportunamente y la competitividad es fundamental para hacerlo bien. No entendemos la competitividad como una carrera, sino como la búsqueda de la manera más eficiente para alcanzar los objetivos propuestos.
El ámbito y la forma de hacerlo son fundamentales. Buena parte de las respuestas que necesitamos no están en ningún manual, sino en la síntesis integradora del intercambio de diferentes saberes y conocimientos. En esto la diversidad de aportes es fundamental, siempre y cuando los mismos estén sustentados, claro, en vínculos sólidos sustentados en valores firmes. De eso se trata este encuentro: de saber hoy qué haremos mañana. Tenemos un gran desafío por delante en los próximos días".


"Hoy el futuro se tornó completamente impredecible"
Yolanda Kakabadse, Presidente del Directorio Internacional del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF Internacional)

"Estos tiempos son de escenarios inciertos, con sequías e inundaciones por igual, la aparición de bacterias, vectores desconocidos en algunos lugares del planeta y crisis económicas insospechadas", graficó. Esta incertidumbre plantea nuevos escenarios "donde el ambiente recobra importancia".
Recordó que la agenda verde, una década atrás, era apenas un espacio para ecologistas e idealistas que "molestaban" con una agenda confrontada al desarrollo y la economía y a la que se acusaba de preocuparse más por la naturaleza que por el hombre.
"Hoy es imprescindible reconocer el valor importante que tienen el ambiente y la naturaleza", subrayó. En ese sentido, sostuvo que "en cualquier sociedad actual la sustentabilidad es una utopía. No existe una sociedad que pueda decir ´llegué´. Y mientras más nos acercamos a la meta, más distantes estamos de la sustentabilidad real. Es un reto permanente que se nos presenta, y por eso es tan fascinante".
Igualmente, la especialista resaltó que la sustentabilidad deberá permitir que todos ganen, para disminuir la inequidad entre los países. "Seguramente, habrá quienes estén mejor y otros que deberán resignar algo. Pero debemos trabajar para agrandar la torta, porque todos somos importantes. Aunque no se trata de cuantificar las ganancias y las pérdidas sólo desde el aspecto monetaria, porque hay otros aspectos igual o más importantes", evaluó.
Al referirse a los recursos naturales, desmitificó la idea de que recursos como bosques, aguas y suelos productivos sean renovables. Sostuvo que la solución para los problemas de agua en ciudades costeras está en la creación de más plantas desalinizadoras. Y enseguida planteó que el desafío principal actual es cómo llevar agua a Córdoba, Quito, Bogotá o Salta, dado que no sirve pensar en financiar proyectos de desarrollo si no se puede asegurar su provisión de agua.
También destacó el valor y peso específico de la biodiversidad, "palabra usada pero no asumida", en nuestra calidad de vida. La interrelación de los ecosistemas y los seres vivos sustentan la vida, "pero no se le prestó la debida atención, por lo que queda mucho trayecto por recorrer".
Criticó la falta de vínculos evidentes en los países latinoamericanos entre quienes tienen a su cargo la ciencia y las decisiones políticas. "En la formación académica nos olvidamos de construir un puente que traslade la información a los responsables de aplicar las políticas a partir de esa información", dijo.
Por ese motivo llamó a invertir más en ciencia aplicada, dado a que por falta de conocimiento, la política pública puede provocar un desastre en un ecosistema. Y si una especie cae, luego caen otras como en un efecto dominó. Así, el reto vital es fortalecer el proceso de comunicación de la información hacia la política. "Porque no es malo tener intereses, mientras sean abiertos y se puedan discutir. Como tampoco es mala la negociación, mientras no haya negociados que atentan contra la transparencia", indicó para remarcar que la negociación "es la sustentabilidad a la que se debe aspirar porque define las prioridades de una nación".
Enriqueciendo su visión, ejemplificó el caso chino, donde las autoridades importan agua de todos los continentes, sabiendo que en su territorio escaseará en pocos años más, a partir de una decisión política consensuada y pensada para el largo plazo. La contracara, es la incapacidad de desarrollar conjuntamente propuestas políticas globales entre Estado y privados en los países latinoamericanos. "Necesitamos aplicar una inyección profunda, porque la riqueza imaginativa de Latinoamérica existe, es reconocida. Pero la mantenemos guardada", apuntó.
"En este siglo, no podemos seguir cuantificando el PBI sólo a partir de divisas y relación entre lo que entra y sale. El PBI también debe cuantificar pérdidas y ganancias sociales, capacidad de inversión tecnológica, educación, capacidad de tomar decisiones y las fortalezas de sus instituciones. Mientras no tengamos claro este aspecto, no podremos saber si avanzamos o retrocedemos", reveló.
Kakabadse también abordó la temática de la responsabilidad social, merced a la cual especialmente las empresas deben sentir "sorpresa y admiración" por una sociedad cada vez más exigente en términos de consumo. No sólo de alimentos, sino también por tendencias que no reconocen fronteras, como la obesidad y otras enfermedades sociales que generan cambios de comportamiento.
"Se reconoce el valor de lo orgánico, la importancia de dietas balanceadas, la exigencia de certificación a los productores. Todo esto nos brinda posibilidades reales de competitividad. Pero debemos pensar en la parte oscura de la producción de alimentos: los desperdicios. El 43% de lo que desechamos en nuestras casas es comida empacada, ya sea porque consideramos que no tiene valor o porque su fecha de vencimiento nos obliga a botarla", ilustró.
"La sociedad de consumo, con sus normas, nos dice que hay que deshacerse de esa comida, nos hace cómplices de un comportamiento que no es el ideal, porque muchas veces tiramos comida en buen estado", manifestó.


Desafíos ambientales: buscar soluciones para los problemas que vienen en camino
Ernesto Viglizzo, Investigador del INTA y el Conicet

¿Es posible encontrar espacios de operatividad segura en los sistemas agropecuarios argentinos? ¿Es posible detectar e identificar umbrales críticos de insustentabilidad en nuestra producción agropecuaria? ¿Hay elementos conceptuales que nos permitan diagnosticar situaciones comprometidas?
En un trabajo realizado este año, Ernesto Viglizzo, investigador del INTA y el Conicet, demostró que varios indicadores ambientales valorados a escala nacional durante los últimos 50 años se encuentran aún a una distancia considerable de sus umbrales críticos con relación a otros países de referencia.
"Aunque existe una notoria incertidumbre sobre el impacto que ha tenido nuestra producción agropecuaria sobre el hábitat y la biodiversidad, otros indicadores, tales como los stocks de carbono, nitrógeno y fósforo en biomasa y suelo, están todavía lejos de la frontera de insustentabilidad", indicó Viglizzo.
"Inclusive los indicadores que describen el riesgo de erosión del suelo y de contaminación de plaguicidas parecen haberse distanciado de sus umbrales críticos en el último medio siglo. Sin embargo, la situación de esos indicadores cambia cuando son evaluados a escalas menores", añadió el investigador.
Viglizzo, por ejemplo, mencionó como caso paradigmático el de la desertificación de extensas áreas de la estepa patagónica a partir del aumento desproporcionado de la carga ovina realizado desde comienzos hasta mediados del siglo pasado.
Pero existen casos más cercanos en el tiempo, tales como los feed lots, en los cuales existe riesgo de contaminación de cuerpos y vías de agua superficial y subterránea por sobrecarga de nutrientes producida a través de las deyecciones del ganado.



Nuevo concepto
El concepto de sustentabilidad experimentó una nueva vuelta de tuerca a partir de un trabajo publicado en 2009 por el investigador sueco Johan Rockström y equipo en la revista Nature: "Un espacio de seguridad para la humanidad" (A safe operating space for humanity). En dicho trabajo se introdujo el concepto de "espacio operativo seguro", que implica identificar los umbrales críticos de un conjunto de indicadores de uso habitual.
Umbral crítico es aquel que marca el límite entre el comportamiento normal (lineal) y el comportamiento anómalo (no lineal) de un sistema. No lineal es aquel comportamiento que introduce cambios abruptos, catastróficos e impredecibles en un sistema, provocando un cambio de estado o de fase, a menudo irreversible, distintos al original.
"La desertificación es un ejemplo de ecosistemas que colapsaron luego de ser desplazados de su condición original de equilibrio. El límite intangible que separa un comportamiento lineal de un comportamiento no lineal de un indicador dado es el umbral crítico de ese indicador", explicó Viglizzo.
En su trabajo, Rockström indicó que algunos sistemas ya habrían superado su umbral crítico de insustentabilidad a escala global: uno de ellos es la pérdida de biodiversidad y el otro es el aumento de la concentración de nitrógeno reactivo en la atmósfera (o sea el nitrógeno activado por intervención humana que hoy perturba los ciclos biológicos de este elemento). "La pérdida global de biodiversidad parece haber alcanzado un punto tan crítico que algunos científicos indican que estaríamos ya en medio de una sexta extinción masiva de especies en la historia del Planeta", apuntó Viglizzo.
"Contrariamente a lo que podría esperarse, el trabajo de Rockström indica que el cambio climático todavía no habría superado los umbrales críticos que podrían alterar drásticamente la base de hielo polar, el funcionamiento del sistema climático global y la propia vida sobre la Tierra", apuntó el investigador argentino.
¿Qué aplicaciones tiene ese concepto en la Argentina? Viglizzo dijo que, más allá del hecho de que los valores promedio que registran varios indicadores ecológicos y ambientales a escala nacional no disparan señales de alarma inminente, es necesario reconocer la emergencia de umbrales críticos de insustentabilidad a escalas menores.
"Ciertos indicadores requieren contar en poco tiempo con señales de alerta temprana que indiquen una aproximación a umbrales críticos y para ello es clave el aporte de conocimiento de la ciencia", comentó.
Pero existen al menos otros dos indicadores que levantan interrogantes a futuro: los stocks declinantes de fósforo en el suelo en muchas regiones productivas argentinas y la extracción de agua subterránea para riego de cultivos.
"Hay evidencias muy concretas de reducción de los stocks de fósforo en la región pampeana particularmente. Un trabajo realizado a partir de ensayos realizados durante nueve años en grupos CREA de la región sur de Santa Fe determinó que, con niveles inferiores de 20 ppm de fósforo en el suelo, el sistema ingresa en una zona de turbulencia; ahí tenemos identificado un umbral a partir del cual podemos estar en situación de riesgo", explicó Viglizzo.
"También hay señales claras que el número de hectáreas bajo riego a partir de acuíferos subterráneos crece exponencialmente en algunas provincias argentinas. Este proceso se desarrolló sin haberse evaluado debidamente cuánta agua se extrae para el riego y cuánta agua se recarga a través de las lluvias. Las tendencias del nivel freático, muy poco evaluadas todavía en el país, pueden ayudar a esclarecer cuán seguro es el cambio de sistema que está ocurriendo de manera silenciosa", apuntó.
"Tenemos que ser concientes que, si bien podemos extraer agua subterránea con ligereza, éste no es un recurso ilimitado; tenemos que saber cuál es la tasa de recarga del mismo y aquí los agrónomos vamos a necesitar la ayuda de los hidrogeólogos para conocer la disponibilidad real del recurso", insistió.
"El gran dilema de los próximos años va a ser la gestión del agua. El clima en las regiones subhúmeda y semiárida argentina tiene fases secas y húmedas que son cíclicas; aparentemente en los últimos años, específicamente a partir del año 2002, estaríamos ingresando en una fase seca en esa franja del país y eso nos obliga a ser más cuidadosos con el uso del agua", agregó.

Huella de carbono
Existen dos enfoques complementarios para medir la "huella de carbono". El primero de ellos es el organizacional, por medio del cual se pretende medir la cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero asociadas a una determinada actividad desarrollada por una empresa, sector económico o ente gubernamental.
El Greenhouse Gas Protocol (GHG Protocol) es la metodología más empleada a nivel internacional para realizar inventarios organizacionales de GEI. Vale recordar que los seis GEI previstos en el Protocolo de Kioto son dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidroflourocarbonos (HFCs), perflourocarbonos (PFCs) y hexafluoruro de azufre (SF6). La unidad de cuenta establecida para calcular las emisiones es la tonelada de dióxido de carbono equivalente (teq CO2). Por ejemplo: el metano (CH4) se contabiliza con una equivalencia 21 a 1.
Es decir: una tonelada de metano se contabiliza como 21 toneladas de CO2 equivalente.
El otro enfoque es el que trabaja sobre el ciclo de vida de un producto: abarca la originación de la materia prima, procesamiento, distribución, uso y disposición final. Es un cálculo bastante complejo porque debe considerar, además del producto en sí mismo, el envase y la disposición final de ese material.
El cálculo de la huella de carbono de un producto puede ser útil para analizar el consumo energético presente en el ciclo de vida del mismo y evaluar sí eventualmente es posible aplicar medidas de reducción o eficientización energética. También podría representar una herramienta comercial para posicionar un determinado producto entre consumidores de altos ingresos de algunas naciones europeas.
"Nosotros quizás no somos tan eficientes en producción medida por unidad de tierra, pero sí lo somos en producción por unidad de energía empleada", comentó Viglizzo.
"¿Cuánto cuesta en términos de huella de carbono hacer cruzar un producto por el océano para que llegue a Europa? Esta es una cuestión emergente que puede llegar a representar una barrera para-arancelaria para nuestros productos agropecuarios", añadió.
Otro de los indicadores clave es la eficiencia en el uso de agua para producir una tonelada de un producto ("huella del agua"). "Existen países que son deficitarios en agua y otros son superavitários; es decir, algunos países pueden emplear sus excedentes de agua para producir alimentos y exportarlos, con lo cual están exportando agua virtual", señaló el investigador argentino.
"De esta manera, si se estima que para producir una tonelada de soja se requieren alrededor de 900 litros de agua y eso puede ser certificado, entonces eso podría ser una ventaja para nuestros productos en aquellos mercados que deban emplear sus recursos de agua para uso humano al no disponer de ese recurso en abundancia", añadió.


Manejo por ambientes: oportunidades y riesgos
Gabriel Vázquez Amábile, coordinador de la Comisión de Agricultura y Líder del Proyecto Ambiente del Movimiento CREA

"¿Somos más competitivos con las tecnologías de agricultura de precisión o por ambientes? No lo sé, pero tenemos muchas más herramientas para conocer la variabilidad espacial y temporal. Lo más importante es recordar que las herramientas son medio y no un fin en sí mismo", indicó Gabriel Vázquez Amábile.
Mostró un caso real referido a un lote agrícola de un campo localizado en la zona sudeste bonaerense que en 2008/09 logró un rinde promedio de 15 qq/ha girasol y en la campaña siguiente generó un rinde medio de 28 qq/ha de soja.
Posteriormente se realizó un mapeo de tosca del lote para determinar cómo impactaba dicha variable en los diferentes sectores del área evaluada. De esa manera, al analizar datos de las últimas 37 campañas, se evidenció que en las distintas áreas del lote -de las más a menos profundas- los rindes de soja en el período analizado habían oscilado en promedio entre 33,2 y 5,1 qq/ha. "Algunos sectores del lote generaban rindes tan bajos que ni siquiera valía la pena sembrarlos", explicó Vázquez Amábile.
Luego se realizó el mismo análisis pero a partir de la necesidad de aporte de agua para lograr una disponibilidad de agua útil óptima: en los diferentes sectores los resultados obtenidos fueron de 95 a 328 milímetros (promedio de la serie por cada sector del lote). "Con estos datos, en caso de que el riego sea una opción viable, tendría sentido emplear riego variable, tal como se está haciendo en algunas zonas agrícolas estadounidenses; con eso nos ahorraríamos agua y combustible", indicó el técnico.
Se puede dar un paso más e incorporar freatrímetros en cada sector del lote para comenzar a sectorizarlos y realizar rotaciones diferenciales según disponibilidad de agua proyectada durante el ciclo de cada cultivo.
"El manejo de estas tecnologías debería incorporarse en las universidades, así como también tendría que haber un mayor acercamiento entre asesores y prestadores de servicios", señaló Vázquez Amábile.
Por su parte, Ricardo Martínez Peck, consultor privado en maquinaria agrícola, dijo que en agrónica "tenemos mapeadores de cosecha, pilotos automáticos, controladores de pulverización, fertilización y pulverización variable, podemos sectorizar siembras; todas estas tecnologías implican desafíos y limitantes".
"En todos los casos es clave identificar las tecnologías supérfluas de aquellas que agregan valor: a veces nos venden más de lo que realmente necesitamos para lograr una diferencia en los resultados", advirtió.
"Para operar estas tecnologías es más fácil formar gente nueva, pero también tenemos que reciclar a trabajadores adultos que tienen un conocimiento valioso de la actividad. También es necesario formar técnicos que brinden soporte de las nuevas tecnologías: sin soporte incorporar tecnología es comprarse un problema. Las empresas que nos brindan estas tecnologías también tienen la enorme responsabilidad de darnos un servicio de postventa eficiente", apuntó Martínez Peck.
El especialista indicó que la telemática es la próxima gran tecnología por incorporar. "Con la telemática podría saber cómo están reguladas todas las sembradoras que están trabajando en una determinada zona y, a partir de esa información, evaluar si una sembradora determina está regulada dentro de los parámetros promedio de dicha zona. Hoy esta tecnología es cerrada, es decir, está siendo desarrolladas por algunas compañías, pero en un futuro quizás podamos tener acceso a ella", proyecto.
En tanto, Martín Oesterheld, profesor asociado de la Fauba e investigador principal del Conicet, indicó que "con estas tecnologías los productores pasaron a disponer de una gran cantidad de datos que muchas veces no pueden procesar y se trata de datos que podrían aportar un conocimiento muy valioso".
"La comunidad académica puede empezar a interactuar en mayor medida con los productores o asesores para procesar esos datos; eso sería beneficioso para ambas partes. Lo mismo puede decirse del sector profesional dedicado a brindar servicios a los empresarios agrícolas", señaló.


La avanzada tecnológica que viene en camino
Federico Trucco - Santiago Norris - Frank Brentrup - Julio Deluchi

"La industria está muy avanzada en el desarrollo de eventos con tolerancia a estrés abiótico; para aquellos que venimos de la genética tradicional ésto nos parecía una utopía, pero hoy sabemos que tenemos materiales disponibles que permiten lograr rindes 15% a 20% superiores en situaciones de estrés", así lo indicó Federico Trucco, gerente General del Instituto de Agrobiotecnología Rosario (Indear), durante su presentación en el Congreso Tecnológico CREA. "Estamos mejorando los pisos de rindes, no tanto los techos; por supuesto, el estrés abiótico tiene un punto de quiebre, porque no se puede producir sin agua", añadió.
"También existen algunos eventos que permiten mayores eficiencias en el uso de nutrientes; en China se están testeando esos materiales, los cuales van a permitir generar valor a través del cobro de créditos de carbono", comentó Trucco.
El negocio de agroquímicos en el mundo representa unos 40.000 millones de dólares, mientras que el negocio de tratamiento de semillas mueve apenas 1500 millones de dólares.
"El costo de introducir una nueva molécula química en el mercado puede representar un costo de unos 220 a 230 millones de dólares y plazos de 10 a 12 años; esto implica que todo nuevo desarrollo, además de ser lento, debe tener un mercado global. Por este motivo son pocas las nuevas moléculas que llegan al mercado", dijo Santiago Norris, quien hasta 2010 se desempeñó como presidente de Nitragin Argentina S.A. y actualmente es director de Novozymes (compañía que recientemente adquirió el 100% de Nitragin a nivel mundial).
"Los productos biológicos son complementarios de los fertilizantes. En los últimos años han comenzado a despertar un mayor interés de las empresas de agroquímicos y de fertilizantes", apuntó Norris, quien además es productor agropecuario y miembro del CREA Henderson Daireaux.
"Esperamos un fuerte crecimiento del tratamiento industrial de las semillas versus la aplicación a campo: eso va a representar un paso muy importante para nuestra industria. Los fungicidas e insecticidas no van a ser reemplazados, pero con esto van a emplearse de una manera más eficiente y, en definitiva, más sustentable", explicó.
Por su parte, Julio Eduardo Delucchi, gerente de Desarrollo y Registro de Agroquímicos de Sinochem Argentina, dijo que los problemas de resistencia de enfermedades o de insectos van a tender a incrementarse por la dificultad existente para introducir nuevas moléculas al mercado de manera rápida.
"Por ese motivo es importante tomar conciencia de la importancia del manejo correcto de los agroquímicos de uso actual", apuntó Delucchi, quien desde 2006 forma parte de la Comisión Nacional para la Prevención de Resistencias (Conapre).
"Un manejo correcto implica buenas prácticas agrícolas en su conjunto, con el respeto de las recomendaciones técnicas en lo relativo a operación de aplicación, dosis, momento de aplicación y frecuencia de uso", apuntó.
En tanto, Frank Brentrup, responsable de la investigación ambiental en el Centro de Investigación Hanninghof de Yara Internacional, señaló que la determinación de la huella de carbono de los fertilizantes -desde la elaboración de los mismos hasta su logística y aplicación- es un tema que en estos momentos está siendo evaluado por las principales compañías globales de nutrientes agrícolas.
Si bien el nitrógeno tiene un impacto significativo en la emisión de gases de efecto invernadero, Brentrup explicó que la reducción de las aplicaciones de ese fertilizante tendría un impacto sustancialmente mayor en términos de huella de carbono porque la consecuente caída de rindes agrícolas -generada por dicha reducción- obligaría habilitar nuevas tierras para uso agrícola.
"Tampoco es beneficiosa la aplicación de mayores cantidades de nitrógeno que las necesarias para obtener los rindes óptimos, dado que eso, al igual que la reducción, genera un impacto negativo en términos de la huella de carbono", comentó Brentrup.


La ganadería planteó sus desafíos de cara al 2020
Eduardo Herrman - Juan Carlos Elizalde - Germán Balde - Daniel Ligier

En un panel moderado por Eduardo Herrman, Juan Carlos Elizalde, Germán Baldi, del CONICET, y Daniel Ligier, coordinador del programa nacional de corregiones del INTA, evaluaron los desafíos que se plantea en el terreno pecuario de cara a los próximos diez años.
Para Elizalde, "el panorama es sumamente complejo porque Argentina desperdició 10 años de avances tecnológicos". Por eso de cara a 2020 habrás más desafíos. Habrá que determinar cuáles son las perspectivas. En el mundo hay una demanda creciente e inexorable de carne vacuna. "Será la elite que podamos producir en condiciones anaeróbicas. Lo que me preocupa es que los costos de producción serán cada vez mayores, producto de una regulación cada vez más importante en materia ambiental", sostuvo.
"Además, a la vaca la arrinconamos y le quitamos su principal sustento de supervivencia, el pasto, el rastrojo, que no se lo comía nadie. La condenamos a un bajo que cuando no se inunda entra en sequía, y la colocamos en un monte que dentro de poco alguien lo usará para producir biocombustible a partir de celulosa. Estamos empujando hacia sistemas cada vez más caros", añadió.
"Por un lado es bueno tener buenas perspectivas, pero deberemos manejarnos con una volatilidad a la que no estamos acostumbrados en cuanto a variaciones de costos de alimentación, efectos ambientales y fundamentalmente ingresos. Esto se traducirá en la caída virtual de los sistemas actuales de producción", explicó el especialista.
"Hoy cada individuo dentro del grupo es una entidad respecto al que tiene al lado y eso me da la impresión de que es el cambio más rotundo que veo en cuanto a los sistemas.
Algunos están haciendo recría de terneros macho de 350 kilos porque es de dos años. La pregunta es a quién le vamos a vender ese ternero cuando los frigoríficos se están yendo. Puede ser una visión de corto plazo. Pero la adaptación empresarial sería hacer cría de vaquillonas preñadas para vender y contribuir a aumentar el stock y vender el ternero macho. Ese tipo de modelizaciones es la que se viene en forma continua y que se suma a nuestra propia ineficiencia", apuntó.
Por su parte, el ingeniero Ligier aportó un cuadro comparativo de la región chaqueña sudamericana con regiones similares en cuanto a mapas climáticos y topográficos distribuidos en el resto del mundo. Así halló que existe un chaco en Estados Unidos, otro en África, otro en Asia y el restante australiano.
"El Chaco nuestro tiene 8 millones de habitantes, el 16% está cultivado con una alta tasa de desmonte y cultivo que comienza en la década del 90. La agricultura es eficiente, el promedio de cereales y oleaginosas es de 2,7 toneladas por hectárea por año y la carga ganadera es de 0,15 vaca o equivalente (búfalo, cabras y ovejas) por hectárea", planteó Ligier, quien al cabo de la analogía demostró que nuestro país es el que presenta el mejor posicionamiento para el desarrollo de las distintas especies animales.
Según el cuadro comparativo, el análisis más sencillo es con el Chaco norteamericano. Es más poblado, con una fracción similar al nuestro. No hay una transformación hacia cultivos. La tasa de desmonte se frena en 1950. El rendimiento de la agricultura y ganadería son similares a las nuestras. El rendimiento agrícola tiene un conjunto de cultivos únicos. En Norteamérica es sorgo, el 40% en nuestro país soja y en África el maíz blanco. En África es más poblado, con una agricultura que no creció en medio siglo, un rendimiento agrícola menor de una tonelada por hectárea por año y 0,013 vacas por hectárea por año. En Australia, un millón de personas, dos por ciento cultivado, rendimiento agrícola cercano a 1,7 tonelada por año y menos vacas con 0,09 por hectárea.
El más diferente en la zona de India y Pakistán tiene 465 millones de personas. En 1700 el 30 por ciento ya estaba cultivado, hoy alcanza las tres cuartas partes de ese territorio. 3,4 toneladas por hectárea por año con riego y fertilización. Y 0,6 equivalentes vacas por hectárea al año. Todos los ecosistemas son similares, y la diferencia radica en el mayor desgaste de los suelos.
Por su parte, Germán Baldi planteó que el nuevo escenario que se le presenta al NEA y NOA posee distinta intensidad y localización. Pero aunque reconoció que existe un uso inadecuado de recursos hídricos, falta de información para gestionarlos, lo que genera pérdida de bosques y ecosistemas, corrigió una creencia arraigada en el imaginario colectivo. El desmonte de las tierras del norte no fue destinado en su mayoría a la producción de soja.
"El norte grande argentino tiene el 37% del estado ganadero nacional. Eso es bueno porque el norte tiene un rol relevante en la ganadería por cultura e historia", analizó.
Reconoció que esta situación genera efectos positivos y negativos por la expansión de la frontera agrícola en relación a la ganadería. "Pero acá quiero derribar un mito. Nuestros estudios de 2001 a 2008 desde Santiago del Estero hasta Salta y Chaco nos señalan que se desmontaron 2,5 millones de hectáreas. La tasa de desmonte fue de 1,5 por ciento cuando en América Latina 0,6. De esas 2,5 millones del 55 a 60 por ciento fueron en áreas ecosistemas con restricciones hídricas que llegan a 300 milímetros, de modo que esas tierras fueron destinadas a ganadería", aseveró.
"No todo el imaginario piensa es la realidad cuando se trabaja con datos concretos", subrayó. Y detalló que esos campos se culturizaron y los pueblos tuvieron mayor dinamismo. Entre los efectos negativos resaltó el desmonte descontrolado, y las áreas donde los proceso erosivos se intensificaron, además del desbalance de nutrientes y la tasa de oxidación de la zona que es tres veces mayor que la tasa de materia orgánica de las zonas templadas. Igualmente, resaltó el impacto de la tecnología vial y energética, que tiene el mismo valor el resto de los avances tecnológicos. "Además, se inició un proceso de intensificación. En el caso de la ganadería, la tecnología de la información empezó a sonar. Empezamos hablando de agricultura de precisión y ahora hablamos de ganadería de precisión. Hablamos de poner GPS y buscar los mejores pastos, buscamos imágenes satelitales para mirar índices normalizados y ver a nivel de potrero y zona donde vamos", remarcó.
"Apostamos a la tecnología de proceso. La ganadería tiene un estado de arte, de compromiso del productor y el empleado que la agricultura hoy no brinda. También se observa que el productor empieza a invertir en infraestructura como tema principal con aguadas, potreros, alambrados y molino. Luego apuesta a pasturas, pero con un poco más de riesgos", analizó el especialista.


"El problema de la oferta de carne podría solucionarse con la aplicación de tecnología"
Cristian Feldkamp, Coordinador técnico de la Comisión de Ganadería del Movimiento CREA

"Si lográramos que el 75% los productores con un nivel tecnológico bajo pasara al nivel medio, se podría incrementar la producción de carne actual en un 13% a nivel nacional; si el 50% de los productores en estado tecnológico medio pasara al alto, se podría aumentar la producción actual en un 11%. Es decir: sólo con la aplicación de tecnologías disponibles se podría incrementar un 26% la oferta actual de carne vacuna", indicó Cristian Feldkamp, coordinador técnico de la Comisión de Ganadería del Movimiento CREA, durante la presentación en el Congreso Tecnológico CREA, en Córdoba.
Siguen siendo, en términos relativos, pocos los empresarios ganaderos que emplean pastoreo rotativo, fertilización de pasturas, silajes, inseminación artificial, planes sanitarios adecuados y destetes antes de los seis meses de edad, entre otras tecnologías pecuarias de uso comprobado y efectivo. "Existe un número muy importante de productores ganaderos que no tienen ningún tipo de asistencia: ni pública ni privada", comentó Feldkamp.
La producción ganadera está estancada desde antes de la explosión agrícola: existen pocas posibilidades de crecimiento del stock bovino en la situación actual. "El peso de faena que tenemos en la actualidad lo podríamos aumentar, aunque para llegar a niveles similares a los australianos tendríamos que faenar, en promedio, novillos con 80 kilos más de peso. Y eso no se va a lograr sin un cambio de sistema productivo", explicó el técnico CREA. "Llama la atención el porcentaje de establecimientos ganaderos con escalas relativamente altas pero con bajo nivel tecnológico. El paso del nivel tecnológico bajo a medio tendría consecuencias productivas muy importantes y con tecnologías de muy bajo costo", añadió.
"Si no hay un buen diagnóstico no se acertará con las soluciones. ¿Por qué no se aplica la tecnología disponible? ¿Es un problema de capacitación, de desconocimiento? ¿Falta financiamiento? ¿No existen expectativas para la actividad? ¿Será que tiene otras razones que van más allá de cuestiones meramente económicas, tales como el prestigio? No encuentro razones para que alguien no aplique una tecnología de bajo costo que está disponible", finalizó Feldkamp.


Portada de la Edición correspondiente a esta nota Esta nota fue publicada en las páginas Nº 48, 49, 50, 51, 52, 53 y 54 de la edición digital de la revista de Julio / Agosto 2011.
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