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La demanda mundial de alimentos aumentará en un 70% durante las próximas cuatro décadas, de acuerdo con un informe de la Oficina Gubernamental para la Ciencia de Londres. Frente a ese panorama, países como Argentina tienen un potencial productivo muy significativo para dar respuesta a esas necesidades y, en este sentido, tanto la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) como el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) convocaron a incrementar rápidamente la oferta. "Todo el mundo coincide en que el ciclo económico que se avecina, para el sector agropecuario específicamente del cono Sur, es un pronóstico favorable para la producción de alimentos y el aumento en rendimiento y calidad", expresó el presidente del INTA, Carlos Casamiquela. En este contexto, los logros del programa Pro-Huerta, desarrollado por el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, no sólo contribuyen a equilibrar esa balanza de necesidades al promover la autoproducción de alimentos sino que, además, manifiestan la continuidad de una política de Estado sostenida durante 20 años. "Es uno de los proyectos que más se arraigó en la sociedad", indicó Casamiquela, para quien Pro-Huerta "es un ejemplo de cómo se puede ofrecer capacidad para abastecer y ayudar a otros sectores más desprotegidos de la sociedad y no tradicionalmente vinculados con la institución".
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