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Rubén Roskopf, del INTA Pergamino, destacó que para conservar un grano de calidad es clave utilizar equipos frigoríficos autónomos para modificar y acondicionar artificialmente el aire atmosférico del silo y entregarlo al granel a una temperatura más baja que la ambiental. Luego de cosechados, los granos continúan respirando. En este proceso se libera dióxido de carbono, agua y energía en forma de calor, esto hace que la temperatura de la masa de granos aumente paulatinamente. "El objetivo de enfriar el grano de un silo es minimizar la tasa de respiración, el deterioro de los granos, el desarrollo de insectos y de hongos en el granel", explicó el técnico. Otro de los factores que afecta la calidad de los granos es la humedad del aire. Según Ricardo Bartosik, del INTA Balcarce: "Con esta herramienta se puede modificar este porcentaje para evitar el rehumedecimiento o sobresecado de los granos durante el proceso de refrigeración". Al insuflar aire frío al silo, aún con temperaturas exteriores elevadas o hasta con precipitaciones, se pueden refrigerar granos a 15ºC durante la época estival. Los equipos de refrigeración pueden funcionar las 24 horas, por lo que -según el caudal de aire- en pocos días el grano está frío en su totalidad y sin riesgos de deterioro.
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