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 Economía
Regresar al Sumario Mayo / Junio 2008

"Levantemos la puntería"

Entrevista: Juan Carlos De Pablo

Hoy estamos en otro mundo, donde la mejora en los términos de intercambio es para el sector agropecuario. El Gobierno tiene su corazoncito en el sector industrial y trabaja con el cortísimo plazo. Con un horizonte claro, la capacidad del agro argentino puede ser extraordinaria. El país tiene que aprovechar sus ventajas comparativas. Tenemos que levantar lo puntería en todos los órdenes. Estos son algunos de los conceptos que Juan Carlos De Pablo, remarcó en una entrevista con la revista Anales de la SRA, que transcribimos a continuación.

Revista PRODUCCION: "Levantemos la puntería"
 
Revista PRODUCCION: "Levantemos la puntería"
 

El mundo experimenta un período de alta demanda de alimentos como no se vivía desde hace 100 años. ¿La Argentina está aprovechando bien este viento a favor para su producción?
Esta bonanza tiene que ver con China. Allí, de la mano de Deng Xiao Ping y los que lo siguieron, decidieron no morirse más de hambre y hace treinta años cambiaron las reglas de juego. Están en una transición parecida a la de Argentina a fines del siglo XIX, pero con una población enorme. El negocio de China para los próximos 50 años es terminar de incorporar al veinte por ciento de la humanidad al siglo XXI. Por ese motivo, la demanda de alimentos, y en particular de soja, va a seguir siendo fuerte. Aquí, el viento a favor se lo aprovecha a la manera argentina. El país exporta, entre otras cosas, alimentos, algunos de los cuales se consumen localmente, entonces hay un conflicto entre el mercado interno y la exportación.

¿Cómo se puede resolver ese conflicto?
El problema se soluciona, primero, poniéndolo sobre la mesa. Estoy convencido de que en algún momento un funcionario entró al despacho del Presidente y le dijo que la señora que limpia no puede comer más carne porque un potentado de Kiev se lleva el bife de lomo pagando una fortuna. El presidente golpeó sobre la mesa y prohibió la exportación de carne. Después el sector le explicó muy bien al Presidente que hay cortes que no se consumen localmente, que sólo se pueden exportar. Pero la puerta siguió cerrada. Es el estilo K.



¿Las medidas que toma el Gobierno con la ganadería pueden llevar a que falte carne en el mediano plazo?
¿Cuál es el plazo en el que opera este Gobierno? Te da la sensación de que el único plazo de este Gobierno es el día. Pasó lo mismo con la energía. Los diagnósticos eran correctos, pero el Gobierno los ignoraba. Ahora están con lo de las lamparitas... trabajan con el cortísimo plazo. Acá no se pregunta por la tasa de crecimiento a largo plazo: estamos pendientes de si el país va a existir o no la semana que viene.

¿Ve viable que el país apueste todas sus fichas a las retenciones al campo?
Este Gobierno gasta todo lo que puede y va a hacer todo lo posible para evitar caer en déficit fiscal, y para eso mira donde hay plata. ¿Dónde hay plata hoy? En la exportación. Punto. Es así de fácil. Las cuestiones fiscales son cuestiones de poder, por esa razón el único integrante del sector privado que le puede sacar cosas al Gobierno es el señor Hugo Moyano.

¿Se puede decir “Es la soja, estúpido”?
La soja es una oportunidad fenomenal. Es real que somos soja-dependientes, pero debemos tener claro que estamos ante un fenómeno transitorio. No quiere decir que termine pasado mañana, pero ante circunstancias como ésta, el sojero tiene que capitalizarse. Eso está más claro en el plano individual que en el público. El aumento del Gasto un 45 por ciento en 2007 se va a tener que pagar en algún momento. Hoy estamos en otro mundo, donde la mejora en los términos de intercambio es para el sector agropecuario. El país tiene que aprovechar sus ventajas comparativas.


 


 ¿La Argentina es un país agropecuario?
Es un país donde el sector agropecuario es muy importante. Siempre recuerdo un hecho. El 2 de abril de 1976 Martínez de Hoz dio primer discurso: anunció que el trigo que se estaba por sembrar, que se cosecharía a fin de año, no iba a pagar derechos de exportación. Bastó ese anuncio, sin ningún tipo de resolución, para que los productores argentinos se pusieran a sembrar trigo como nunca. Con un horizonte claro, la capacidad del agro argentino puede ser extraordinaria. Y esto no está muy comprendido por el resto de la sociedad, y particularmente por este Gobierno.

¿Qué debe hacer el Gobierno para que vengan las inversiones y vuelvan los capitales argentinos del exterior?
Hablar en serio. ¿Qué ha habido de inversión fuerte desde 2002 para acá? Por un lado, el agro. El sojero sabe que su bonanza puede ser transitoria, entonces se capitaliza. Compra maquinaria, cambia la casa, manda los chicos a la universidad privada. ¿Algún día puede bajar la soja? Gastará para lo indispensable y punto.
Los críticos de la teoría del derrame deberían ir por las ciudades del interior que viven de la soja para darse cuenta de lo que es el derrame. Después, la construcción. El boom de la construcción se basó en fondos propios de la gente, nada de crédito. El resto es una multiplicidad de inversiones que han hecho las pymes. Lo que está faltando es la inversión en infraestructura. ¿Por qué? Porque se hizo todo lo posible para que no existiera.



¿Todavía falta un buen clima de inversiones?
En Argentina está la sensación de que tenés que ser amigo del poder para que te vaya bien. En ese contexto parece que se hace lo posible para que no venga la inversión fuerte, de riesgo. El mensaje que se le manda al que pone la plata es: si tenés un peso fuera del sistema es tuyo, si lo metes adentro es nuestro. Es un mensaje que cae bien a los empleados públicos y a los piqueteros, pero no a los inversores. La sensación que tiene el inversor es que acá te puede pasar cualquier cosa. Te pueden beneficiar o perjudicar si le caes simpático o no al funcionario.

¿Cómo puede impactar en la Argentina la recesión en Estados Unidos?
No estoy esperando ninguna catástrofe. Creo que la realidad de China está suficientemente clara para creer que van a seguir un camino de crecimiento. No creo que la situación afecte a China, y por ende tampoco a nosotros. Esto no es la crisis del 29.

Está escribiendo un libro que se va a llamar “Levantemos la puntería”. ¿Por qué el título?
Porque estoy convencido que en la Argentina estamos volando bajo en la discusión y en los diagnósticos. Nos estamos contando el cuento, y eso es una barbaridad. Que la lucha política diga lo quiera, pero tienen que existir otros planos profesionales y académicos donde dos más dos siga siendo cuatro. Cuando se pierde eso, estamos en problemas. Vamos a poner un ejemplo. En enero se anunció el tren bala, que es una barbaridad por donde se lo quiera ver, y no he visto en la repercusión política, profesional y de los medios algo proporcional a lo que estoy diciendo. Si se hace, vamos a emitir 4.000 millones de dólares de deuda deberá afrontar el resto de la comunidad para subsidiar a cada pasajero que viaje. Entonces digo que tenemos que levantar la puntería en todos los órdenes. Tiene que presidir lo que nos dice la razón y la historia, aunque sea políticamente incorrecto. Si empezamos a racionalizar barbaridades, estamos sonados.

¿Cuál es el lugar del campo para este Gobierno?
Es evidente que este Gobierno tiene su corazoncito en el sector industrial. Se aprovecha de la favorable circunstancia internacional y del hecho de que el hombre de campo, después de hablar mal de la mamá de los funcionarios, sigue laburando cada vez más.
Los rindes que hace pocos años eran récord, hoy son promedio, y siguen creciendo. El Gobierno recauda más por las retenciones y no tiene motivos para cambiar su política. El Gobierno juega con las imágenes, pero terminemos con la vaca lechera en el barco a Europa, porque la composición económica y social del productor agropecuario es completamente distinta a la que era hace un siglo. Se sigue jugando con el cliclé de que la industria genera ocupación y el agro no, cuestiones que no tienen nada que ver con la realidad. Da la impresión de que el campo es un buen enemigo para pegarle, y mucha gente se deja llevar por estas imágenes.

¿Sobrevive la antinomia campo-industria?
A este Gobierno le cayó de pura casualidad una mejora fenomenal de los términos de intercambio. A raíz de lo cual dice: ¿Para qué me voy a preocupar?. Si Raúl Prebisch se levantara hoy de la tumba, señalaría que su teoría del deterioro de los términos de intercambio es empírica, y como tal habría que revisarla permanentemente. No creo que diría: dejen de producir soja y hagan computadoras. Es una idiotez. Aconsejaría: métanle con la soja, traigan computadoras, vean si hay que diversificar. Es una cuestión de inteligencia.

Fuente: Revista Anales de la Sociedad Rural Argentina, Año CXLI, Nº 1, Marzo de 2008



Esta nota fue publicada en las páginas Nº 30 y 31 de la edición digital de la revista de Mayo / Junio 2008.







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