La Argentina cuenta con el primer equipo de Altas Presiones Hidrostáticas (APH), que fue adquirido por el INTA para investigar su efecto sobre la inocuidad y el desarrollo de nuevos productos de exportación. El equipo se instaló en el INTA Castelar y su tecnología consiste en aplicar presiones elevadas (mayores a 4000 atmósferas) por tiempos cortos a alimentos envasados en recipientes flexibles para duplicar o triplicar su vida sin alterar su "frescura". También, asegura la inocuidad de los alimentos mediante la eliminación de microorganismos patógenos y la inactivación de enzimas, y permite desarrollar nuevos productos (reducidos en sal y grasas) u optimizar procesos convencionales de la industria alimenticia, como el marinado y tiernizado de carnes, y la maduración de quesos, entre otros.
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