Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




GLOBALIZACION:
EL RETO ALIMENTARIO DEL 2000
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América Latina se recupera de «Cumbritis Aguda». No se preocupen, no es una enfermedad muy seria. En pocas semanas ya nadie se acordará del reciente encuentro que en Chile reunió a mandatarios de 34 naciones.
En los últimos años hubo tantas reuniones en las que participan regularmente los presidentes latinoamericanos que es difícil determinar cuales son importantes y cuales son únicamente protocolares.
Se podrían recordar mejor si de ellas salieran acuerdos concretos que cambiaran radicalmente la economía o los intercambios de ayuda entre países.
Por lo pronto, todos sabemos que el presidente Bill Clinton llegó con las manos atadas. El plan era que el presidente de EEUU llegara a Chile como el Tío Rico, con regalos bajo el brazo, para darle un fuerte impulso al ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), sin embargo, el Congreso vació los bolsillos del tío Clinton al negarle el «fast truck» o sea la libertad para negociar nuevos tratados de libre comercio.
El primer afectado, Chile, el país anfitrión, tendrá que esperar quizás años antes de integrarse con México, Canadá y Estados Unidos en un acuerdo comercial.
La agenda de los mandatarios estuvo cargada de temas sociopolíticos que acapararon la mayor parte del tiempo. Nada que puedan festejar los industriales latinoamericanos. Si algo puede salir de esta cumbre, será la consolidación del área de libre comercio de las Américas para el año 2005. Pero fueron tan pocas las noticias al respecto, que muchos se preguntan si llegaron a acuerdos concretos que hagan posible su realización.
Dentro de los aspectos positivos, en la cumbre se reconoció el más reciente progreso económico del continente y el avance de la democratización política de América Latina.
La integración definitiva de América Latina es un proceso que debe ser negociado entre todos los países de todo el continente sin exclusiones, sin imposiciones y sin decisiones unilaterales. Es verdad que Estados Unidos, en su condición de país más poderoso e influyente del continente, tiene un fuerte peso, pero algo diferente es que pretenda tener derecho a establecer las reglas de juego. Diariamente vemos informes de la recuperación que se está generando con la integración comercial del continente. Esto nos hace pensar que es posible que los negocios entre latinoamericanos pueden ser fructíferos para todos. El último estudio realizado sobre el estado actual del Mercosur indica que es sorprendente como todos los países se están beneficiando por igual.
Sí, se presentan retos para los próximos 20 años, cuando el mundo supere los 8.000 millones de personas. Es un dilema que no se puede pasar por alto debido al exagerado crecimiento de la población mundial y el lento aumento de la tierra cultivable.
¿Hay cómo alimentar a tanta gente?. Esta es una pregunta demasiado directa para la industria alimenticia. El fenómeno se podría ilustrar mejor con los cereales, una de las bases más importantes para la alimentación de los seres humanos y los animales. Dependiendo del comportamiento consumidor de las regiones altamente pobladas, crecerá la demanda de cereales a nivel mundial. Si la población de China, por ejemplo, consume un kilo de carne más por cabeza al año, daría como resultado una necesidad adicional de diez millones de toneladas de cereales.
Según el investigador alemán Jochen Wulff, ante la necesidad de responder a la pregunta de si hay alimento para tanta gente y, ante la importancia que la agricultura adquirió, comenta que «todas las miradas están puestas en los países de América Latina porque están seguros que la agricultura de Latinoamérica seguirá ganando importancia».
En una conferencia dictada por el Sr. Jean Vayssier, presidente de la Asociación Latinoamericana para la Protección de Cultivos (LACPA), en el centro de agricultura de Bayer, en Monheim, Alemania, hizo alusión a una metáfora que la llamó «la década del cóndor, el majestuoso cóndor, el pájaro más grande de la Cordillera de los Andes, comparando con Latino-américa, especialmente con el desarrollo económico de este continente». Un cóndor en vuelo ascendente puede ser patético y quizás atrevido. Pero aquellos que viven y trabajan hoy en ese continente y presencian de cerca los grandes cambios, encontrarán seguramente esta metáfora francamente fascinante y acertada. Otros, los que aún no salen del asombro de los grandes cambios, tendrán que aceptar que más allá de sus fronteras existe un gran optimismo por el futuro de Latinoamérica.

Por Alfonso Riccio
Condensado de Revista Industria Alimenticia

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