Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




BIOTECNOLOGIA:
TRANSGENICOS, ¿CUAL ES EL PELIGRO?

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Transgénico quiere decir que un organismo ha recibido uno o más genes de otra especie.
Bajo esa definición, posiblemente todas nuestras especies cultivadas son transgénicas. Sólo la tercera parte de los genes del trigo común provienen del ancestro original del trigo (Triticcum monococcum) y dos terceras partes de dos especies de pastos: Aegilops speltoides y A. squarrosa. Las frutillas comerciales también provienen de la mezcla de tres especies: una de Europa, otra de los Estados Unidos y una de nuestra especie nativa de la cordillera patagónica.
Desde el comienzo de la ciencia genética, fitotecnistas han estado cruzando nuestros cultivos con especies silvestres afines para mejorar la calidad del cultivo, darle resistencia a enfermedades y aumentar su productividad.
En el siglo pasado el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos creó la oficina de introducción de plantas con el objeto de acumular una colección de variedades y especies afines a los cultivos con el objetivo de introducir nuevos genes a través de cruzas para mejorar la producción. Las royas de los cereales se han combatido durante más de cien años a través de cruzamientos y selección. El gran genetista ruso Vavilov, en la década de los años 20 y 30, encabezó varias expediciones (una de las cuales lo trajo a la Argentina) con el fin de acumular en Leningrado (hoy Petrogrado) la mayor colección de variedades silvestres y cultivadas.
Hace aproximadamente treinta años, genetistas descubrieron que muchas veces en la naturaleza genes eran transmitidos de una especie a otra no afín a través de virus y bacterias. Este es un proceso natural y es muy posible que todos nosotros tengamos genes adquiridos de esta manera.
Este conocimiento permitió a los fitotecnistas ampliar su radio de acción. Con las nuevas técnicas, los científicos no están restringidos a utilizar en sus esquemas de mejoramiento genes provenientes de especies afines, ya que en teoría pueden obtener genes de todas las especies del planeta. En realidad, la situación es mucho más complicada, y estas técnicas tienen todavía muchas limitantes.
Cuando se introduce una nueva tecnología es como cuando un explorador se interna en una tierra virgen. Está el miedo a lo desconocido y el temor a lo inesperado.
No fue de otra manera cuando se introdujeron las nuevas tecnologías genéticas hace treinta años. Se creó toda una legislación especial para asegurarse que no se escapara algún Frankenstein genético.
Pero han pasado más de veinte años y la ciencia ha conquistado la nueva tierra, ha explorado sus ríos y montañas y se ha apoderado del territorio. El período de la exploración ha terminado y ahora viene el período de aprovechar las riquezas de las nuevas tierras. Las riquezas son la posibilidad de incorporar nuevos genes benéficos a nuestros cultivos, lo que se ha denominado "especies transgénicas", aunque como ya se mencionó muchos de los cultivos son transgénicos desde tiempos inmemoriales.
¿Cuáles son esas riquezas?. ¿Dónde radica la ventaja de las variedades transgénicas y cuáles son los posibles problemas?.
Las plantas producen una gran variedad de compuestos químicos tóxicos para defenderse de plagas y enfermedades.
Una de las diferencias entre las plantas cultivadas y las silvestres es que durante su domesticación hemos eliminado gran parte de esos compuestos. Aún así, nuestros cultivos retienen en las partes no comestibles un gran número de compuestos que son tóxicos.
La aceptación de la papa en Europa se demoró cuando equivocadamente se consumieron los frutos venenosos en lugar de los tubérculos. El tomate no se empezó a cultivar en los Estados Unidos hasta bien entrado el siglo pasado por temor a que era tóxico (sus hojas lo son). La mandioca amarga es muy venenosa si se la come sin previo tratamiento. El ajo, que es muy benéfico para la salud humana, lo es porque tiene compuestos antibactericidas que la planta usa para defenderse de plagas y enfermedades. Lo mismo vale para nuestras especies como el orégano y la albahaca: el gustito que tanto nos atrae está allí para defender a la planta contra insectos.
La pérdida de compuestos tóxicos resultó en productos más agradables al paladar, pero también en una mayor vulnerabilidad de los cultivos a plagas y enfermedades. El ser humano se vio obligado a devolver la toxicidad a los cultivos, pero esta vez en forma de pesticidas de acción general. El uso de pesticidas también incrementa el costo del cultivo y por ende de los alimentos.
Lo que la nueva genética está tratando de hacer es de reincorporar a la planta defensas contra insectos y enfermedades que no son tóxicas para los seres humanos y de esa manera reducir (y eventualmente eliminar) el uso de pesticidas.
Las nuevas variedades son muy benéficas para el medio ambiente y para el agricultor, pues le reducen sus costos. Y para la población, sobre todo los pobres, puesto que reducirán el costo de los alimentos.
Recién estamos en el comienzo de esta revolución agrícola, que es muy prometedora, sobre todo para nuestro país. Para el productor estas variedades darán mayores rendimientos, menor costo de producción, y por lo tanto más "profitability".
Desde el punto de vista ambiental, prometen menos uso de insumos, sobre todo pesticidas y herbicidas. Para el público prometen una baja en los precios de los comestibles y una concomitante reducción en los niveles de desnutrición.
El público está preocupado sobre el posible efecto sobre la salud humana de las nuevas tecnologías. La tecnología es nueva, pero el proceso de introducir genes de otras especies para mejorar los cultivos es antiquísimo.
Es cierto que ahora el genetista tiene a su disposición una gama mucho más extensa de genes. Esto hace obligatorio que cada nueva variedad sea estudiada con cuidado -independientemente de como se introdujeron los genes- para asegurarse de que no sean nocivas para la salud humana.
Esto se viene haciendo desde hace tiempo. No hay razón científica o médica para tratar a las variedades transgénicas de una manera distinta de cualquier otra variedad. El color de mi automóvil no depende de si fue pintado a pincel o a soplete. Depende de los pigmentos utilizados en la pintura. El efecto de un gen no depende de si fue introducido a través de un cruzamiento o usando las nuevas tecnologías. Lo que cuenta es el gen y su efecto en la planta.
Sin embargo, la utilización de estas plantas no se limita al sector agropecuario sino que están pensadas también para la elaboración de especialidades medicinales, plásticos biodegradables y prácticamente un sinfín de alternativas, con lo que la ecuación económica supera con creces a los resultados de las cosechas, por importantes que sean.
Surge entonces claramente que la Argentina debe seguir este camino para no caer en un nuevo atraso tecnológico. Alentar el desarrollo de la biotecnología es la mejor manera de asegurarse el futuro.

Fuente: Clarín Rural

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