Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Comercio exterior:
  México, trabas para nuestro poroto

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CLa Cámara de Legumbres de la República Argentina (CLERA), fundada en 1975, representa el 96% de la producción y exportación de porotos de nuestro país, así como de otras legumbres secas tales como arvejas, lentejas y garbanzos.
El crecimiento de la producción de porotos en los últimos tiempos ha sido extremadamente importante, pasando en 10 años de 100.000 tn anuales a niveles superiores a las 300.000 tn. Y constituyéndose en un factor de suma trascendencia, cuando no en la columna vertebral, de las economías regionales de las provincias del NOA.
Esta producción se destina prácticamente en forma íntegra a la exportación, ya que se vende al exterior el 98% de la misma, lo que significa ingresos para el país del orden de los U$S 300 millones anuales. Esta performance ha colocado a la Argentina como líder mundial absoluto en la exportación de porotos negros y segundo exportador mundial contando las demás variedades.
El volumen de exportación del poroto negro fue creciendo sensiblemente debido a la calidad lograda por la Argentina, que se transformó en el principal proveedor de algunos países consumidores que no ponen barreras a nuestros productos. Es así como el país es, por lejos, el natural suministro de mercados habituados a esta variedad como Brasil, Venezuela, Costa Rica, Cuba, Guatemala. Es decir: donde la Argentina tiene la posibilidad de vender en condiciones de igualdad y libre comercio, ha dado muestras más que suficientes del peso de su calidad y de la competitividad y eficiencia logradas por su aparato productivo.
El problema aparece cuando un producto argentino, en este caso el poroto negro, es discriminado en forma sistemática por las autoridades de un país consumidor, como es el caso de México. Nunca como ahora los efectos de esa notoria desigualdad se han sentido en nuestro mercado, en una temporada en la que la ausencia de Brasil como comprador importante fue clara debido a la devaluación del real y a una buena producción propia, lo que motivó una caída de los precios locales superior al 50% sobre la temporada anterior. Frente a estas circunstancias, los exportadores salieron a buscar todos los mercados posibles.
De esa manera -con eficiencia, calidad y sobre todo competitividad-, se logró cubrir casi la totalidad de los países regularmente compradores. Pero no alcanzó. El excedente local fue muy importante frente a lo que significó la caída del consumo de Brasil. Fue así como se insistió ante nada menos que el más grande consumidor de porotos negros del mundo, que es México. El reclamo: que cesara con la discriminación hacia el poroto negro argentino.
Las autoridades mexicanas, sin embargo, se aferraron a las condiciones de un acuerdo firmado con el Gobierno argentino, donde se expresaba que México aceptaba desgravar las importaciones de poroto negro argentino, pero que éstas estarían sujetas al otorgamiento de una licencia previa, cuyo otorgamiento sería facultad privativa de México. Claro, estas licencias de importación nunca fueron otorgadas. Y todos los pedidos hechos por los importadores mexicanos fueron sistemáticamente rechazados. Es difícil entender el objetivo que guió a las autoridades argentinas al aceptar un convenio de esta naturaleza, donde todo queda definido según la voluntad de una de las partes. ¿Ingenuidad?. Quizá sea el calificativo más generoso en estas circunstancias. Buscando explicar lo inexplicable, tal vez se pueda pensar en "supremas" razones de Estado que expliquen qué lleva a aceptar este tipo de acuerdos perjudiciales para los intereses argentinos. Pero, por otro lado, ¿qué razón más "suprema" puede haber para un Estado que la protección de los intereses nacionales? Lo más curioso es que nuestro principal competidor -Estados Unidos-, ante una propuesta mexicana del mismo tenor que la que tuvo que aceptar la Argentina, la rechazó de plano y obtuvo al menos una cuota anual y obligatoria de importación de 50.000 toneladas, la que le da al productor estadounidense la previsibilidad necesaria para encarar cualquier proyecto.
El reverso de la moneda es que mientras México (donde se consumen 17 kilos anuales de poroto por habitante (contra los 300 g consumidos en la Argentina) prohíbe de hecho nuestras ventas, continúa exportando libremente todos sus productos agrícolas e industriales hacia la Argentina sin ningún tipo de restricción por parte de nuestras autoridades.
La consecuencia de toda esta irregular situación es que, tomando en cuenta los últimos cinco años, las exportaciones de México hacia la Argentina crecieron un 120%, mientras que las ventas nacionales hacia ese destino bajaron un 4%. Aun así, nuestras autoridades continúan tolerando la discriminación hacia nuestro poroto negro.
Más allá de cualquier argumento de tipo técnico que se quiera esgrimir para disimular lo indisimulable, hay una realidad categórica: la Argentina no puede vender su producto a México simplemente porque las autoridades de ese país rechazan emitir licencias de importación, pese a que la OMC y otros organismos consideran esas licencias previas de importación "sin aprobación automática" como un impedimento paraarancelario.
Frente a esta situación, muchos de nuestros productores se preguntan para qué sirve haber hecho todos los sacrificios en pos de ser más eficientes y establecer políticas agresivas de comercialización si cuando todos los deberes están hechos la respuesta es un bloqueo oficial de México para proteger producciones locales ineficientes. ¿Quién protege entonces a nuestros productores?. ¿Cuál es el sentido de aceptar mansamente esta discriminación que perjudica en forma directa y dramática a nuestras economías regionales?. ¿Y cuál es el sentido de permitir la entrada ilimitada de productos del mismo país que nos discrimina?. Consideramos necesario una inmediata toma de conciencia de nuestras autoridades sobre la gravísima situación que está afrontando el sector, de manera de requerir del gobierno mexicano -como base mínima- el mismo tratamiento que tiene para con nuestros competidores, autorizando una cuota de importación del poroto negro argentino, que sea distribuida en forma automática para evitar meros enredos burocráticos que impidan el comercio.
La Cámara de Legumbres está intentando transmitir a las autoridades argentinas esta situación. Mucho más cuando todavía no se ve clara una recuperación de las compras de Brasil. Y es por ello que solicitó una audiencia con el secretario de Agricultura, Antonio Berhongaray, hace algún tiempo, para pedirle que intervenga frente a esta irregular situación.
Durante muchos años, las autoridades nacionales explicaron a los productores la necesidad de ser competitivos y eficientes como único camino hacia la inserción en una sociedad globalizada. El complejo de producción del poroto ha cumplido con la tarea colocando a la Argentina como líder mundial en la exportación. Es ahora cuando las autoridades deben también cumplir con su deber, que no es otro que crear las condiciones necesarias para que el país pueda, simplemente, competir.

Por José María Lázara
Fuente: Clarín Rural

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