Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Ing. Jorge Scandaliaris
Mesurado optimismo para la zafra 2001

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Se inició la zafra 2.001 en Tucumán y ello, aún en nuestra deprimida economía, significa que una nueva esperanza está en marcha. La industria madre de la provincia puso en actividad a sus gigantes, que estuvieron dormidos tantos meses, y el jugo vital extraído de las cañas se transformará en el dulce producto que identifica al más pequeño de los estados argentinos. ¿Valdrá la pena el esfuerzo realizado, o el desencanto ganará nuevamente a los productores azucareros, como ocurrió en los últimos años?.

Nadie tiene la verdad definitiva, pero puede trazarse un panorama en el cual converjan la realidad que nos agobia y las perspectivas que todos deseamos sean buenas. Para concretar esta suerte de diagnóstico, PRODUCCION eligió al ingeniero Jorge Scandaliaris, jefe de la sección Caña de Azúcar y director asistente en Investigación y Tecnología Agropecuaria de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán.

¿Qué depara a su juicio el futuro para la industria azucarera?.
Ha sido muy importante la posición que tomó Argentina en relación al Mercosur de no integrar libremente al azúcar con otros productos dentro de las actividades comerciales del sistema. Debe mantener una firme posición al respecto, tomando en cuenta que la industria brasileña ha recibido desde siempre una gran cantidad de subsidios, y que todavía tiene algunas áreas subsidiadas, lo cual torna extremadamente difícil entrar a una competencia directa, porque esa situación los inhibe de introducir azúcar libremente. En tanto Argentina conserve esta firmeza, y discúlpeme que sea reiterativo al respecto, tendremos en el futuro resultados interesantes para esta actividad, que ya se vislumbran.
Pero ¡ojo! Para que ello se logre, es menester, como punto de partida, ordenar la industria azucarera, con reglas claras de juego a las cuales todos se avengan, lo cual ha sido imposible de alcanzar hasta el momento. No obstante, hay personas que están trabajando fuerte por el futuro de esta industria, y se debe apoyar cualquier iniciativa destinada a frenar la desorganización, que es uno de los motivos de que el precio del azúcar haya llegado a estar en algún momento por debajo de los 20 centavos, causando angustia y desesperación no sólo a productores e industriales, sino a las poblaciones enteras de nuestra región.

¿Cuáles son las herramientas que tiene el productor agropecuario para insertarse mejor en el esquema?.
Esto les parecerá a algunos la verdad de Perogrullo, a otros un consejo inútil debido a la inédita crisis económica que atraviesa nuestro país, pero la receta, por así decirlo, es... invertir. En efecto, realizar una inversión lo más fuerte posible, con vistas a optimizar la producción de azúcar.
Lo primero y elemental, como ya dijimos, es la organización, pero la otra cuestión es ser eficiente, la eficiencia marca más que nunca a todas las actividades de este mundo globalizado. Para lograr productos competitivos, estos deben ser de calidad, que estén a la altura de las exigencias del consumidor de cualquier parte del mundo. El desafío que tenemos por delante es mejorar la producción.
Estos últimos años de precios bajos han desalentado al productor, al punto de que muchos no han renovado su cañaveral ni actualizado las variedades, sus campos están enmalezados y con bajo potencial productivo. La labor primera entonces es intentar recuperar el nivel productivo y, en ese sentido, la plantación es fundamental. El cañero debe preocuparse en renovar aquellos lotes que se encuentran disminuídos en su potencial productivo, y para esa renovación es también importante elegir bien las variedades, dando siempre prioridad al contenido de azúcar. Es vital que el productor tome conciencia de que lo fundamental es el azúcar que tengan los tallos, y no la cantidad de tallos que produzca. A un productor hoy le debe interesar más saber qué cantidad de azúcar tiene por hectárea, que indagar acerca de la materia prima en esa misma hectárea.

¿Es fácil concientizar al respecto?.
Desgraciadamente no. Si usted va al campo, a los canchones del ingenio, a las reuniones de productores cañeros, se dará cuenta de que todo el mundo sigue hablando de rendimiento cultural, de tantos kilos por surco, tantas toneladas de caña por hectárea, en vez de tomar conciencia de que él es, ante todo, productor de azúcar, o sea de una materia prima que sirve para producir... azúcar. Lo que le dará nivel de productividad es la cantidad de azúcar que sea capaz de producir por unidad de superficie.
Decimos esto para destacar la necesidad de trabajar con variedades que tengan, al tiempo de la cosecha, los más altos contenidos de sacarosa posibles.
Por supuesto que allí no termina la cosa. Hay todo un ciclo de producción en el que juegan su rol tareas relacionadas con el riego y control de malezas, éstas últimas socias permanentes del productor, porque se llevan buena parte de su trabajo, un verdadero crimen cuando hoy existen herramientas para controlarlas; también la fertilización debe ser ajustada a la realidad del campo, nunca utilizar una cantidad promedio al voleo y sin sentido, hay que analizar suelo y planta para trabajar en función de las necesidades específicas. Todo esto marca una forma correcta de trabajar con los últimos conocimientos tecnológicos que -déjeme pasar el aviso- instituciones como la nuestra están entregando permanentemente,y deben ser aprovechadas por el productor.
Para el final del ciclo hay que pensar en utilizar madurativos, eficaz herramienta para producir mejoras en la calidad de la materia prima.

¿Y qué pasa con la cosecha y el transporte?.
Tucumán puede y debe mejorar mucho todavía en estos temas, no estamos planificando la cosecha para maximizar la producción de azúcar de los lotes, y muchas veces hubo comienzos de zafra tardíos. Hay que empezar a manejar el tema de las heladas, porque ellas son otro mal socio del productor que se lleva buena cantidad de azúcar, hay que escapar de ellas, y esto se logra con esquemas de aplicación de madurativos que permiten iniciar temprano la cosecha para tratar de que, al tiempo que lleguen las heladas, haya buen volumen de caña cosechada (sobre todo de la zona Este) y que el producto en pie tenga un menor nivel de deterioro, llegando así a un interesante esquema de niveles rentables. La industria azucarera tucumana no puede ser competitiva, si no supera holgadamente los rendimientos fabriles actuales. Para lograr esto hay un conjunto de herramientas a mejorar que permitan obtener altos niveles de recuperación de azúcar en fábrica a través de muy buena calidad de materia prima y con maquinaria de primera línea.

El panorama que usted pinta, ¿es común para todo el NOA?.
No, en absoluto, hay diferencias notables incluso dentro de las mismas provincias. Tenemos a productores muy bien posicionados, que llegan a producir en sus campos 9000 kilos de azúcar por hectárea, demostrando así que nuestra región tiene muy buenos potenciales de producción; pero a la par, otra buena cantidad de productores que están desgraciadamente muy lejos de esa cantidad, con producción de hasta menos de 4.000 kilos. Lo mismo sucede en cuanto a las fábricas, hay unas mucho mejor preparadas que otras, de modo que se da en la realidad que una misma materia prima llega a tener hasta más de un punto de diferencia en el rendimiento entre un establecimiento y otro, lo que habla a las claras de que se comete un error grave si se generaliza. Ahora bien, para manejar esta enorme diferencia hay que apuntar hacia arriba, marcar un camino para que se incorporen al sector rentable los productores pobres de la región. Siempre se puede mejorar, hay que invertir en el mejoramiento, y soy optimista, porque si bien en los dos últimos años los niveles productivos bajaron debido a los bajos precios, las perspectivas para los próximos años son mejores.

¿Cómo viene la zafra 2.001?.
Bien, como siempre con cosas buenas y malas, pero en el balance con la zafra 2.000 mucho mejor aspectada. En aquella, los bajos precios y la incertidumbre provocaron que muchos productores salieran simplemente "hechos" o aún peor; creo que este año los productores que invirtieron en mejorar sus campos tendrán un alivio económico, porque los precios son superiores a los de la pasada temporada.

¿Ayudó el clima?.
Está algo complicada ahora, en mayo. Hubiera sido bueno que persistiera el ambiente soleado y sin lluvias, porque de esa manera el crecimiento de la caña se para y comienza un trabajo acelerado de maduración que posibilita a la caña concentrar mayor cantidad de sacarosa. Lamentablemente las lluvias se muestran este mes superiores al nivel histórico y eso trae problemas de piso que provocaron que algún ingenio retrasara unos días el comienzo de la zafra, pero hay perspectivas de regreso del buen tiempo.

En cuanto al rendimiento...
Creemos que será mejor que el del 2.000, porque hay muchos productores que aplicaron madurativos, y ya dijimos que eso es bueno. No tenemos estimaciones todavía, estamos trabajando en eso, hay que recordar que en 2000 el rendimiento estuvo entre las 53 y 55 Tn de caña por hectárea.

¿Es ésta buena época para iniciar la zafra?.
Sí, pero tan importante como el inicio es su finalización; debería terminar el 15 de octubre, porque a partir de allí hay problemas para la cosecha, para la calidad de la materia prima y para el ciclo vegetativo.

Por Ernesto Cepeda,
de Producción


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