Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Suelos:
Abonos verdes

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DEFINICIÓN: Se denomina así a las plantas de vegetación rápida que se entierran en el propio lugar, destinadas especialmente a mejorar las condiciones físicas del suelo y mantener o, en lo posible, aumentar el contenido de humus.

HISTORIA: El uso de especies leguminosas como abono verde para mejorar los suelos data de hace muchos siglos, ya que las primeras civilizaciones griegas, romanas y chinas los usaban. Aún en los tiempos actuales, la incorporación de grandes cantidades de materia orgánica, ya sea en forma de material verde o rastrojos de cosechas para abonadura, es una práctica corriente y recomendada para mejorar y mantener el contenido de materia orgánica y la productividad de los suelos, en casi todas las regiones de producción del mundo.
En la República Argentina, las primeras experiencias fueron desarrolladas por la sección Forrajeras de la estación Experimental Agropecuaria de Pergamino, durante los años 1946-50, con diversas leguminosas anuales y perennes.

OBJETIVOS:
- Incrementar la cantidad de materia orgánica, o nitrógeno asimilable.
- Reducir la pérdida de nitrógeno mineral por lavado.
- Concentrar elementos nutritivos probablemente deficientes en la superficie del suelo dejándolos en ella en forma asimilable.
- Como forma de reducir las malezas.

Los abonos verdes son incapaces, generalmente, de conferir todos los beneficios al suelo de manera simultánea y aún no conferir ninguno de ellos.
El contenido de humus solamente aumenta de un modo significativo si se añade al suelo un material resistente a la descomposición y este tipo de material es típicamente pobre en nitrógeno.
La mayor o menor facilidad de descomposición se puede evaluar mediante la relación C/N; o sea el contenido de carbono de material con respecto al contenido de nitrógeno. Cuanto más estrecha es esta relación mas fácilmente se descompone el residuo. La relación C/N de un rastrojo de cereal, por ejemplo, oscila alrededor de 80 y esta misma relación para un cereal joven está en valores de 20-25.
El nitrógeno asimilable sólo aumentará en el suelo si se añade material fácilmente descomponible rico en nitrógeno (relación C/N baja), tal como las plantas jóvenes. De donde se deduce que el efecto de un abono verde depende del estado de desarrollo en que se halle cuando se lo entierra.
Así, por ejemplo, un centeno joven se descompone rápidamente con una gran producción de CO2 (dióxido de carbono), y consecuentemente deja muy poco residuo, pero bastante nitrato (NO3-) que en la forma más asimilable del nitrógeno, mientras que ese mismo centeno pero maduro se descompone mucho mas lentamente, dejando un buen residuo húmico y disminuyendo el nitrógeno disponible, ya que el mismo es utilizado por los microorganismos del suelo para descomponer el residuo y se transforma en nitrógeno orgánico no disponible para los vegetales.
Los abonos verdes se han utilizado en gran parte del mundo con más éxito para incrementar la cantidad de nitrógeno asimilable que para aumentar la cantidad de humus.

CONSIDERACIONES GENERALES: La especie elegida para utilizarla como abono verde, tiene que desarrollarse como una cosecha secundaria entre las cosechas principales, y, por lo tanto la práctica está especialmente recomendada en regiones donde los inviernos son suficientemente suaves y húmedos como para permitir el crecimiento de un cultivo durante ese período.
No tiene que competir con la cosecha principal de modo alguno, y en particular por agua, o sea que esta práctica no es utilizable en zonas áridas.
Por ello, regiones que tienen un período de desarrollo largo, tales como las regiones de inviernos suaves y con lluvia bien distribuida, o sistema de riego adecuado, son las más aptas para la utilización de esta técnica.
La práctica es beneficiosa en las regiones tropicales y subtropicales húmedas, y en los huertos frutales cuando la época de crecimiento se extiende al período de reposo de los árboles, es recomendable también donde se cultiva algodón y maíz.
Los abonos verdes pueden ser particularmente útiles en suelos salinos, porque en comparación con el barbecho, reducen la evaporación de la superficie del suelo y, por ello, su contenido salino, pues absorben al agua del subsuelo y sombrean la superficie. Además cuando se entierran, sus residuos contribuyen a incrementar la asimilabilidad del fósforo, oligoelementos y su descomposición libera dióxido de carbono (CO2) que disminuye el pH, lo que mejora las condiciones para el cultivo siguiente.
Las leguminosas que se utilizan como abono verde es porque aumentan las reservas de nitrógeno del suelo, si embargo, estas plantas normalmente crecerán en forma adecuada y fijarán nitrógeno suficiente para hacer que su cultivo valga la pena, si el suelo contiene cantidades adecuadas de Ca (calcio), P (fósforo) y K (potasio) y S (azufre).
El N liberado durante la descomposición del abono verde sólo beneficia a la cosecha siguiente si está lo suficientemente desarrollada como para absorber el N inmediatamente después de liberado y antes que el NO3- producido se pierda por lixiviación del suelo, período bastante corto, particularmente en suelos ligeros bajo condiciones templadas y húmedas, pues las proteínas de las plantas verdes se descomponen rápidamente.
Por el contrario, la cosecha principal no deberá sembrarse demasiado pronto después de enterrado el abono verde, pues el período que dura la primera etapa de la descomposición es muy desfavorable para la germinación y para el desarrollo de las plántulas.
Los abonos verdes pueden ser relativamente ineficaces por 2 razones:
1) Dado que los materiales incorporados son rápidamente descompuestos y por lo tanto su efecto sobre la agregación del suelo es casi nulo.
2) Al añadir al suelo un residuo de muy fácil descomposición (relación C/N estrecha) se estimula en tal forma a los microorganismos del suelo que éstos no sólo degradan el material agregado, sino que atacan las formas más estables de materia orgánica, pudiendo llegar a producir disminuciones en los contenidos de materia orgánica del suelo tratado.

CARACTERÍSTICAS QUE DEBE REUNIR UNA ESPECIE PARA SER UTILIZADA COMO ABONO VERDE:
No cualquier especie vegetal se adapta satisfactoriamente a ser utilizada como abono verde, estas deben satisfacer algunas características.
1) Deben desarrollarse como cosecha secundaria entre las cosechas principales.
2) Deben crecer satisfactoriamente en suelos pobres.
3) Deben producir gran volumen de masa verde.
4) Deben consumir la mínima cantidad de agua posible.
5) Deben tener un ciclo de crecimiento rápido.
6) Deben poseer un sistema radicular extenso y penetrante con el cual explore la mayor extensión posible, sobre todo en profundidad.
Época de siembra: depende del plan perseguido; pero se puede afirmar que los abonos verdes están supeditados a las lluvias y/o posibilidades de riego.
Incorporación al suelo: Es conveniente una incorporación parcial dado que facilita la aireación, la profundidad depende del tipo de suelo de que se trate, pero por lo general en suelos sueltos se los puede enterrar a mayor profundidad que en los más compactos. Entre los 5 y 7 cm es una profundidad conveniente. La maquinaria que se puede utilizar para esta tarea son: la rastra de discos o un arado de discos a poca profundidad.

ESPECIES UTILIZADAS COMO ABONOS VERDES:
Desde el punto de vista de la clasificación sistemática se puede agrupar los abonos verdes en:
Leguminosas: Trébol rojo, Trébol blanco, Melilotus, Vicia, Lupino, etc.
Gramíneas: Trigo, Centeno, Sudan-grass, Avena, Cebada, etc.

Desde el punto de vista de sus hábitos de crecimiento se pueden clasificar:
Otoño-invierno: Cereales, Vicia, tréboles.
Primavera-Verano: Soja, Caupí, Sudan.Grass, Lespedeza.

Desde el punto de vista del tipo de suelo en que se desarrollan mejor:
Suelos sueltos: Lupino.
Suelos compactos: Habas, Trébol blanco, Trébol encarnado, alfalfa.
Suelos calcáreos: Vicia, Trébol amarillo.
Es posible implantar 2 cultivos juntos para obtener abono verde, para esto es importante que ambos cultivos se beneficien mutuamente como en el caso de las leguminosas y las gramíneas.
DESVENTAJAS: Sin duda el principal inconveniente que plantea la realización de este tipo de práctica es la competencia por agua. En áreas de escasas precipitaciones los abonos verdes compiten con el cultivo posterior, dejando por los procesos de descomposición el suelo más ligero y abierto. En regiones más húmedas (600-700mm) el hecho que un abono verde utilice alrededor de 200mm de agua, puede perjudicar en mucho al cultivo principal, ante la menor sequía. Se puede concluir que a pesar de sus ventajas, es necesario contemplar los daños que podrían ocasionar en regiones donde el agua es un factor limitante.

CONCLUSIONES: El manejo racional de los abonos verdes, se puede convertir en un valioso aliado para: a) Evitar pérdidas de nutrientes por lixiviación. b) Controlar la erosión. c) Mantener o adicionar materia orgánica al suelo.
La cantidad de material que se puede acumular con las incorporaciones varía fundamentalmente por:
- Cantidad del cultivo incorporado.
- Naturaleza del cultivo.
- Grado de aireación del suelo.
- Condiciones climáticas.
- Momento del ciclo en que se hace la incorporación.

En general los abonos verdes de leguminosas superan ampliamente a los de gramíneas, en lo que atañe a su efecto en los rendimientos del cultivo siguiente, y el grado de residualidad dependerá de:
- Cantidad del material enterrado.
- Calidad del material enterrado, (C/N).
- Condiciones del suelo.
- Factores climáticos.
Los abonos verdes de gramíneas superan a los de leguminosas en cuanto a la cantidad de material verde producido para enterrar.
Las experiencias en nuestro país y el mundo indican que los abonos verdes son útiles para aumentar la cantidad de N disponible y, a lo sumo mantener los contenidos de materia orgánica.
En síntesis esta técnica es eficaz para poner a disposición del cultivo principal mayores cantidades de NO3-. Es también significativo el efecto de concentrar nutrientes en la superficie del suelo, evitando la pérdida por lixiviación de los mismos.
En cuanto a poder aumentar o mantener los contenidos de materia orgánica y sus consecuentes mejoras en la estructura del suelo su efecto es mucho mas relativo ya que, como se dijo anteriormente, las fracciones húmicas producidas son muy lábiles y por lo tanto su efecto en el suelo es efímero, en el mejor de los casos actúan en ese período agrícola. El aporte de abonos verdes, junto a rotaciones y manejo de residuos de cosecha, a los que se le suma el estiércol animal, han logrado recuperaciones de suelos que ninguno de ellos podrían haber logrado por si sola.¤

Por Ing. Agr. Norberto A. Colacelli (Ph.D.),
Profesor de la Cátedra de Uso del Suelo.
Facultad de Agronomía y Zootecnia.
Universidad Nacional de Tucumán. (RA).
usonorb@manant.unt.edu.ar


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