Forrajeras Leucaena leucocephala: un árbol forrajero para el NOA |
Es una especie de reconocido prestigio en referencia a ser una excelente fuente de Proteínas para ganado, tanto en verde como en seco. Su valor nutritivo es igual o mayor al de Alfalfa y su cultivo ha tenido gran importancia en programas de mejoramiento y recuperación de suelos, control de erosión y planes de reforestación. Es un árbol (a veces adquiere porte arbustivo) de hasta 15 a 18 mts de altura, de rápido crecimiento con un tronco principal de 15 a 25 cmts de diámetro. Existen más de 100 cultivares de esta especie en el mundo. El cultivar “Perú”, que es el introducido en nuestra región NOA, se caracteriza por su buena producción de hojas con ramificación decumbente (hacia abajo), lo que lo hace muy susceptible al ramoneo animal. Su crecimiento es óptimo en condiciones de estaciones cálidas largas y húmedas, a pleno sol. En zonas de altura (por arriba de los 1000 mts) su tasa de crecimiento se reduce. Se desarrolla en una amplia variedad de suelos, pero prefiere los arcillosos o francos profundos, siendo bastante tolerante a sequía. Las temperaturas promedio que lo favorecen oscilan entre los 15 y los 28° C (promedio anual de 24° C).
Esta especie fue introducida en Tucumán hace casi tres décadas, realizándose a lo largo de este período, numerosas experiencias en la Facultad de Agronomía y la Estación Experimental. En lo que se refiere específicamente a su contribución como recurso forrajero, una de las investigaciones realizadas en la Llanura Subhúmeda Central de Tucumán, mostró que implantada en forma de macizo boscoso y mantenida mediante podas periódicas (a 1,00 m de altura), para no superar un diámetro de copa de 1,80 a 2,00 metros y una altura de planta de 2,00 a 2,20 mts, permitió una densidad superior a las 4.000 plantas/ha. La implantación se aconseja hacerla mediante plantines de 0,35 a 0,40 cmts de altura, durante el mes de Marzo. En ensayos realizados a densidades menores (alrededor de 1200 plantas/ha), se buscó determinar la capacidad productiva de este material. El manejo realizado permitió entre 4 y 5 podas anuales con la intensidad antes mencionada, demostrando ser una especie favorablemente adaptada a la zona, con una tasa de crecimiento y rebrote muy superior a la mayoría de las leñosas forrajeras nativas de la región. Los niveles de producción medidos, se indican en los Cuadros 1 y 2.
La formación en bosque o macizo compacto es conveniente en el caso en que se utilice este recurso como material suplementario de los pastizales, mediante entrega artificial en comederos o áreas destinadas al consumo. Esta forma de suministro ha resultado particularmente beneficiosa en establecimientos de cría de pequeños rumiantes (caprinos y ovinos) en Centroamérica. En condiciones extensivas y para ganadería mayor en nuestra región, consideramos que puede ser una especie a implantar con doble propósito, a densidades de 50 a 100 árboles/ha, para cumplir roles de alimento y sombra en un sistema pastoril donde la cobertura arbórea nativa haya sido severamente afectada por la tala. En este caso, las plantas serán defoliadas directamente por los animales, hasta una cierta altura. Es importante dejar independizar a las plantas madres para asegurar su permanencia en los potreros, dejando que la intensa semillazón que estas tienen (presenta vaina dehiscente), produzca la germinación de innumerables plantines en su área basal (una característica muy destacada en esta especie), los que servirán también de forraje bajo consumo directo. Por todo lo expuesto, creemos que Leucaena leucocephala es un recurso forrajero que debe ser difundido a nivel de productores pecuarios de la Provincia, por su alto potencial alimenticio, su fácil implantación, su versatilidad tanto en macizo compacto, estructura de parque o como cerco sobre los alambrados y su futuro potencial energético y maderable.¤ | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Por Ings. Guillermo O. MARTIN (h) y Elsa E. VALDORA Cátedras de Forrajes y Silvicultura, FAZ, UNT |