Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Fertilización:
El Agua y riego por goteo

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El riego por goteo permite ubicar agua y elementos nutritivos en la zona ocupada por las raíces de los cultivos. Su eficacia se debe a la uniformidad y economía en la dosificación del agua y los fertilizantes, que pueden ser adaptadas a las diversas etapas de desarrollo en el ciclo vegetativo. Ya que permite la automatización, los costos de mano de obra disminuyen. Otras ventajas del riego por goteo son: se economiza agua, se controla mejor la fructificación, se reduce la incidencia de enfermedades favorecidas por el agua que salpica y por el exceso de humedad ambiental, y hay una menor población de malezas.
El riego por goteo es una técnica relativamente moderna pero muy delicada. Necesita bombas, tuberías, emisores, filtros y reguladores de presión especiales. La fertilización y otros aspectos del fertirriego deben hacerse con los materiales apropiados, así como el tratamiento químico del agua.

CAUSA DE LAS OBSTRUCCIONES
Todos los componentes del sistema contribuyen a su funcionamiento adecuado, pero su verdadero talón de Aquiles es quizás los numerosos emisores o boquillas por los que sale el agua. Para promover un flujo lento y mesurado, los orificios de los emisores son de pequeño calibre y se obstruyen fácilmente con partículas de origen orgánico o mineral. Esto reduce el flujo, alterando la uniformidad de distribución del agua y causando daños a las plantas. En algunos casos las partículas se encuentran presentes en el agua desde su punto de origen, y en otros se desarrollan en el agua en reposo dentro de las tuberías, o por evaporación en la boca del emisor.
Aunque una partícula no llegue a tapar totalmente el orificio del emisor, una vez que se reduce el flujo de agua se acumulan otras partículas y la oclusión total no tarda en aparecer. La obstrucción puede ocurrir no sólo en el emisor, sino también en los filtros, los reguladores y las tuberías. La solución es usar únicamente agua totalmente limpia y evitar la aparición de materiales obstructores al sistema.
Los agentes de oclusión son de 3 clases: físicos, químicos y biológicos (Cuadro 1). Es virtualmente imposible encontrar una fuente de agua completamente libre de partículas y de sustancias disueltas.
Antes de instalar un sistema de filtración en un equipo de riego por goteo, es imprescindible examinar la fuente de agua y determinar si las partículas que contiene son minerales, orgánicas o ambas.
•Agentes físicos: Los agentes físicos incluyen partículas minerales de arena, limo, arcilla y partículas de basuras llevadas por el agua, y que son demasiado voluminosas para pasar por el orificio del emisor. La arcilla también se va depositando en las superficies internas de los tubos y emisores, recubriéndolas y reduciendo paulatinamente el flujo del agua. El limo y la arcilla se pueden aglomerar formando masas que atascan los emisores al ser llevadas a ellos por la corriente. Las partículas se clasifican por su tamaño como arenas gruesas (100m), arenas finas (50 a 100m), limos gruesos (20 a 50m), limos finos (2 a 20m) y arcillas (<20m).
•Agentes químicos: Las aguas de riego contienen cantidades variables de sales en solución que precipitan en los emisores cuando se evapora el agua durante los períodos de inactividad entre riegos. Con el tiempo, las sales secas forman una costra que termina por tapar el gotero. Las concentraciones altas de calcio, magnesio y bicarbonato en el agua favorecen los depósitos calcáreos. Cuando hay saturación de iones sulfato y calcio, resulta la formación de yeso en los emisores. Muchas aguas de pozo contienen hierro y manganeso en solución. Al entrar en contacto con el aire se oxidan y precipitan óxidos de hierro y manganeso, que tapan el sistema de goteo. Las aguas ricas en sulfuros también forman precipitados insolubles.
Además de las obstrucciones químicas de origen natural, otras son causadas por las inyecciones de fertilizantes líquidos y otros agroquímicos. Es posible utilizar estas sustancias por tiempo indefinido, siempre que se mantengan las condiciones adecuadas para mantenerlas en solución. Existen pruebas cualitativas practicables por los laboratorios comerciales que atienden a los irrigadores, y siempre es aconsejable hacer analizar el agua que se usará en el riego. Los parámetros recomendados para el análisis son los cationes principales: Ca2+ (Calcio) Mg2+ (Magnesio), los aniones principales CO3= (Carbonato) HCO3= (Bicarbonato) SO4= (Sulfato), las sustancias en suspensión, las sustancias orgánicas y el pH.
•Agentes biológicos: Organismos macro y microscópicos pueden también obstruir los sistemas de riego por goteo, ya que su ambiente a veces favorece el desarrollo de varias especies de algas y bacterias. La agregación de estos organismos puede llegar a obstruir completamente los movimientos de agua. Ciertas especies de bacterias producen óxidos de hierro y de manganeso, por procesos de oxidación que tienen lugar aún en aguas con concentraciones de hierro y manganeso bajas. Algunos investigadores informan que algunas de ellas oxidan el hierro en aguas que contienen menos de 0,2 ppm de hierro. En ciertos casos estas bacterias produjeron masas capaces de causar obstrucciones a las pocas semanas de la instalación del sistema.
Los crustáceos de agua dulce pueden causar problemas en los filtros, así como hormigas, arañas y pulgas, que obstruyen los emisores. Si bien estos macroorganismos pueden ser identificados visualmente, es necesario usar métodos microscópicos para identificar los problemas causados por algas y bacterias. Aunque no sea necesario determinar la especie exacta de la masa oclusiva, es importante saber si esta aglomeración se debe a causas orgánicas o inorgánicas.
En el Cuadro 2 se presentan los problemas de obstrucción comunes que surgen según el origen del agua. Las aguas profundas se extraen de pozos perforados. El bombeo de esta agua levanta arenas que pueden desgastar prematuramente el equipo; además, muchas aguas profundas contienen carbonatos en solución y, rara vez, óxidos de hierro. Algunos antiguos pozos cavados pueden estar contaminados por bacterias del hierro o ferruginosas.
Las aguas de superficie pueden ser corrientes o estancadas. Las aguas corrientes pueden cargarse de partículas de arcilla o limo capaces de atravesar los filtros y acumularse en el sistema de riego. Los desperdicios vegetales son generalmente detenidos por los filtros de criba o de arena. Hay también algas y bacterias en las aguas corrientes. Las algas verdes necesitan luz solar, y se multiplican en los tubos translúcidos o en la salida de los emisores. Las aguas estancadas son las que causan más problemas, especialmente del tipo biológico.

RESOLVIENDO OBSTRUCCIONES
1) Provocadas por agentes físicos: No es posible dar una solución única a todos los problemas de obstrucción, ya que a menudo ocurren bajo condiciones muy particulares. Definitivamente, es recomendable lavar o enjuagar regularmente las tuberías y los emisores.
Muchos sistemas de riego que utilizan aguas superficiales usan estanques de sedimentación, muchas veces el estanque de reserva del establecimiento, para precipitar las basuras y dejar atrás plantas flotantes. Sin embargo, las algas pueden multiplicarse en ellos en forma excesiva.
Las cribas y los emisores deben limpiarse periódicamente a mano y por medio de sistemas especiales de reflujo. Según el tamaño de las partículas y las dimensiones del material filtrante, esto debe hacerse 2 veces por semana, semanalmente o quincenalmente. El tapón terminal de las tuberías laterales debe sacarse mensualmente para dejar salir los sedimentos acumulados. Los emisores deben ser revisados semanalmente para constatar si dan el caudal correcto. Este intervalo entre revisiones puede ser extendido una vez que se conoce bien el comportamiento del sistema. Por lo menos 2 veces al año se debe verificar el volumen de flujo de los emisores colocando bajo unos cuantos de ellos un cilindro graduado durante un minuto exacto. Estas medidas revelan si hay problemas de control de presión o de obstrucciones.
a) Filtros: Para las aguas superficiales es imprescindible un filtro de arena, que necesariamente reduce la presión y deben ser enjuagados por reflujo de vez en cuando. Este enjuague puede ser manual o automático, según el equipo que se instale. La arena del filtro debe ser reemplazada anualmente, lavando bien la arena nueva para eliminar el polvillo que pueda contener.
En EE.UU., la arena se clasifica con números que indican el tamaño de sus partículas (Cuadro 3). Un filtro de arena es de diseño complicado, pues existe una relación entre el tamaño de las partículas de arena, la superficie de contacto, el diámetro del filtro y su tasa de flujo. El diseño puede constar de varias capas de grava y arenas de diferentes diámetros, o de arena de un solo tamaño. El diámetro de los poros entre partículas resulta ser alrededor de 1/7 del diámetro de las partículas de arena.
Los filtros de criba (malla, cedazo o tamiz), son también necesarios en toda instalación. Las mallas son generalmente de acero inoxidable o nilón. Las de acero son más resistentes, pero la flexibilidad de nilón parece contribuir al efecto limpiador del filtro. El tamaño de la malla se expresa por el número de alambres por pulgada; generalmente no se recomiendan mallas más finas del tamaño 200. Los cartuchos desechables de papel se consideran también filtros de criba, y son recomendados para instalaciones pequeñas.
Los filtros centrífugos, llamados también hidrociclón o separadores de arena, usan la fuerza centrífuga de la corriente para retirar las partículas más pesadas que el agua. No son eficaces contra algas o partículas microscópicas.
Todos los filtros deben conservarse limpios, siguiendo las instrucciones del fabricante. El retroflujo funciona en filtros de arena y en algunos de criba. Otros filtros de criba pueden limpiarse retirando la malla y removiendo la basura con un chorro de agua. Ciertos filtros poseen un cartucho desechable. Hay que instalar medidores de presión a la entrada y a la salida de filtro; recomendándose generalmente su limpieza cuando la pérdida de presión a través del filtro sea alrededor de un 10 al 15% de la presión especificada.
La instalación de un sistema de inyección permite introducir en el agua de riego sustancias químicas para fertilizar las plantas, modificar el pH del agua y también tratar las tuberías contra obstrucciones.
2) Provocadas por agentes químicos: Muchos casos pueden resolverse con la adición de ácidos. En obstrucciones graves, los emisores se deben sumergir en ácido diluido (al 1%) y luego refregarse a mano. Si el problema es menor, usualmente basta con introducir ácido en las líneas hasta bajar el pH a 1 ó 2. La cantidad de ácido puede determinarse haciendo pruebas con pequeñas cantidades del agua utilizada, o encargando este trabajo a un laboratorio comercial de riego. Los ácidos más usados son el sulfúrico y el clorhídrico. Éstos ácidos corroen el metal, y es preferible que hagan contacto solo con piezas de acero inoxidable o de plástico. Siempre se debe enjuagar el sistema después de esta operación.
El Cuadro 4 muestra los tratamientos recomendados para los tipos más comunes de obstrucciones químicas y biológicas.
3) Provocadas por agentes biológicos: Las bacterias ferruginosas forman un gel, que no debe confundirse con el mucilago de las algas. Las primeras se tratan con soluciones biocidas (Cuadro 4). El cloro gaseoso (Cl2) y las soluciones de hipoclorito (HOCl-) son los biocidas más utilizados. La solución oscila entre 20 y 50 ppm de Cl2, y debe dejarse en las tuberías por lo menos media hora. Debe tenerse mucho cuidado dada la peligrosidad del cloro, por lo que se recomienda que el uso sea supervisado por el profesional actuante.
El cloro hace que el hierro y el manganeso precipiten, por lo que deben ser introducidos antes del sistema de filtros. Se debe probar una muestra del agua en contacto con el cloro, para reconocer el tiempo de precipitación y planear el tipo de filtro adecuado. Para instalaciones pequeñas se recomienda usar hipoclorito de sodio o de calcio ya que son de uso más seguro.
Otros biocidas son los compuestos de acroleína. Una concentración de 50 ppm usada 1 ó 2 veces oxida los materiales de algas y bacterias. Pero debe tenerse cuidado porque la acroleína es muy tóxica, y puede también dañar emisores.
La mezcla de sustancias del fertirriego para inyectar en el agua puede originar obstrucciones si no son compatibles.(Cuadro 5)¤



Por Norberto A. Colacelli
Profesor de la Cátedra de Uso del Suelo y Director del Departamento Ecología de la Facultad de Agronomía y Zootecnia
Universidad Nacional de Tucumán. R.A.
e-mail: usonorb@faz.unt.edu.ar


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