Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Agricultura de innovación:
Los nuevos cultivos industriales

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Aunque todavía su desarrollo está poco promovido en el país, constituyen una valiosa fuente de materias primas vegetales para la industria. La elaboración y comercialización de estos productos puede generar beneficios para la sociedad en general, las economías rurales y el medio ambiente. Investigación, tecnología y políticas de Estado se necesitan para incentivar su expansión.
La estrategia agrícola del siglo XXI, que se vislumbra en países europeos y en los Estados Unidos, consiste en desarrollar nuevos cultivos o encontrar nuevos usos a los ya tradicionales que puedan proporcionar de modo sustentable insumos industriales. Esto es así porque una agricultura diversificada y sustentable puede ser la puerta a la reactivación y mayor independencia económica nacional.
Así lo entendió el gobierno de los Estados Unidos, que a mediados de los 80 comenzó a buscar alternativas para aprovechar el excedente agrícola y afrontar la depresión y variabilidad de precios de sus commodities. Desde entonces, el país del Norte ha impulsado fuertes políticas para coordinar los esfuerzos federales en pos de un objetivo común: triplicar para el 2010 el uso de insumos industriales "clave" y "made in house" obtenidos a partir de una agricultura renovada y renovable. "El potencial es enorme si se considera cultivos industriales a aquellos que proveen materias primas vegetales para la industria. Esto implica la obtención de productos a partir de recursos renovables, y, por otro lado, significa que no son normalmente comercializados en forma directa, sino que precisan ser sometidos a un proceso industrial antes de su uso final. Lo cual generaría numerosas fuentes de trabajo", afirmó el Ing. Agr. Daniel Sorlino, de la Cátedra de Cultivos Industriales de la FAUBA. "En nuestro país, áreas cultivables, hasta ahora inutilizadas, se pueden aprovechar para el desarrollo de estos cultivos. Ejemplos de ésto son la grindelia en la Patagonia, de la cual se extrae una valiosa resina, o la planta de guar en el Norte, de la que se obtiene goma. Muchos de estos nuevos cultivos están bien adaptados a zonas desérticas o semiáridas, con bajos requerimientos de agua. Este es un dato relevante si se tiene en cuenta que dos tercios de nuestro territorio nacional tienen esta característica", continuó Sorlino.
El uso de cultivos con necesidades reducidas de irrigación se ha vuelto cada vez más importante para las economías. Muchos de ellos tienen la ventaja que son relativamente tolerantes a la sal y la concentración salina es uno de los principales problemas para zonas irrigadas. Otro aspecto positivo es que la innovación tecnológica asociada a cultivos industriales agregaría valor a la cadena productiva y la diversificaría evitando el estancamiento de actividades económicas tradicionales que centran su atención solamente en la venta al exterior de materias primas.

La situación en la Argentina
La agricultura argentina ha concentrado la producción en los cuatro cultivos más importantes (maíz, trigo, soja y girasol) pero existe una variedad de plantas que pueden ser cultivadas con fines industriales: oleaginosas como ricino, sésamo, lupino, cártamo, o las que pueden proporcionar variedad de tejidos y estructuras industriales (sisal, kenaf, cáñamo, lino, etc.). Otro gran potencial encierran las aromáticas, y las plantas de aplicación en la industria cosmética y medicinal como la aloe vera. La jojoba es un ejemplo exitoso de nuevo cultivo industrial en el país, actualmente somos el primer productor mundial.
"Esta agricultura de innovación puede verse favorecida por la oportunidad de inversiones con diferimiento impositivo que existe para algunos cultivos no tradicionales. Su desarrollo ampliaría las posibilidades de rotación de cultivos o la puesta en producción de hasta ahora áreas marginales; también podría cubrir demandas relacionadas con cambios en los hábitos de consumo y la vuelta a los productos naturales", explicó el Ing. Sorlino. En nuestro país, el interés por ciertos cultivos no tradicionales surge a partir de los 90, luego de años de estancamiento o de total desaparición en algunos casos. Debido a los cambios económicos generados por la devaluación del peso, ciertos sectores agroindustriales, especialmente los relacionados con la industria aceitera, la papelera, la textil, la cosmética y medicinal, y la industria de las bioenergías, entre otras, detectaron nuevas posibilidades de satisfacer necesidades locales y generar productos exportables.
Argentina podría obtener de los nuevos cultivos industriales insumos estratégicos para las economías nacionales como lubricantes, derivados farmacéuticos, adhesivos, polímeros, solventes, detergentes, plásticos, barnices y pinturas, etanol. También fibras blandas para papel y tableros, caucho, ceras, gomas y nuevas resinas, aceites esenciales, azúcares o sacaríferos, colorantes y proteínas.

El ejemplo de la jojoba en Argentina
La jojoba, una semilla que actualmente se emplea en jabones y perfumes, y cuyo principal proveedor mundial es Argentina, podría convertirse en un futuro cercano en la materia prima de un lubricante para automóviles no contaminante. De hecho, Repsol YPF está trabajando con la Fundación Innova-T, el Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en un proyecto para desarrollarlo. Los lubricantes verdes van ganando participación en los mercados europeos y estadounidenses de un modo lento pero seguro. Hoy tienen el 2% de las ventas mundiales, lo que representa unos 26.800 millones de dólares anuales. Además de generar valor agregado y puestos de trabajo calificado en el país, no contaminan aguas y suelos como los lubricantes "blancos" derivados del petróleo cuyo uso hay que disminuir. En el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de Córdoba ya han fabricado termoplásticos experimentales de jojoba, extrajeron también tocoferoles (moléculas que interfieren la formación de ateromas) que pueden enriquecer yogures. También refinaron alcoholes de cadena ultralarga, evaporación lentísima y, por ende, de aroma persistente. Pero ahora en este laboratorio cordobés estudian utilizar la "torta residual" del exprimido de las semillas, que tiene un alto contenido proteico, como posible alimento para animales.

Tendencia mundial
Un cambio asociado a la revalorización de los cultivos industriales es la aparición de empresas que manejan toda la cadena de producción, industrialización y comercialización. Esta tendencia es un escenario común en la Unión Europea de hoy y puede ser un ejemplo a seguir para generar empleo y crecimiento sostenible a la par de reducir la peligrosa dependencia que genera la concentración de la producción y la exportación en pocos cultivos. La obtención de biocombustibles es también una aplicación cada vez más difundida de los cultivos industriales en los países desarrollados. Estos combustibles usan la biomasa vegetal sirviendo de fuente de energía renovable para los motores empleados. Su uso genera una menor contaminación ambiental y son una alternativa viable al agotamiento ya sensible de energías fósiles, como el gas y el petróleo, donde también se observa incremento sostenido de precios. Es importante destacar que los biocombustibles son una alternativa más en vistas a buscar fuentes de energías sustitutivas, que sirvan de transición hacia una nueva tecnología.¤

Fuente: Facultad de Agronomía, UBA

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