Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Siembra:
Una buena cosecha comienza con una buena semilla

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Cuando llega la hora de sembrar, la calidad de la semilla es un factor de suma importancia para que, al finalizar la cosecha no haya que lamentar pérdidas.
La rentabilidad del productor agropecuario se ve afectada debido al uso de semilla de mala calidad, se estima que las pérdidas superan los 300 millones de pesos al año, afectando los cultivos de cereales, oleaginosas y forrajeras.

Calidad de la semilla
La raíz del problema se encuentra al considerar el concepto de semilla de mala calidad. Este comprende una serie de defectos incorporados a la semilla, dentro de los cuales los más comunes son: bajo poder germinativo, bajo vigor, daño mecánico; contaminación con semillas de malezas, hongos, bacterias, virus, semillas de otros cultivos y materia inerte (impurezas, tierra, palos, hojas, etc.).
Generalmente estos defectos, se presentan en semilla que circula en el mercado sin ningún tipo de identificación, es decir sin ninguna garantía. Esta semilla tiene una calidad totalmente desconocida, es un producto sin ningún tipo de control de calidad y se comercializa a precios muy bajos por lo que el productor agropecuario se ve muchas veces tentado a comprarlas.
Por otra parte, los problemas de baja calidad pueden presentarse esporádicamente en otras clases de semillas.
Todos aquellos problemas llevan al productor a padecer las consecuencias de la siembra de una semilla de mala cali-dad. En el caso de semillas con impurezas, se perjudica el funcionamiento de la sembradora dando como consecuencia siembras desuniformes. Otro tanto ocu-rre cuando se usan semillas mezcladas de distintas variedades y de diferente ciclo.
Similares consecuencias aparecen generadas por variedades no adaptadas a la zona en la que se siembra. Esto ocurre a menudo en ciertas forrajeras cuando los productores agropecuarios compran cultivares determinados, cuando en realidad son otros de origen desconocido con un rendimiento en forraje menor al 40-50% al esperado.
Es de fundamental importancia tener en cuenta que semillas de bajo vigor dan origen a plantas débiles que producen menos y afectan al rendimiento del cultivo. Ese bajo vigor se debe generalmente a semillas con daño mecánico, con daño climático, enfermas y/o almacenadas con excesiva humedad.

Genética incorporada
Otro concepto que se debe conocer es el significado que tiene la genética incorporada a la semilla de variedades mejoradas logradas por los distintos criaderos.
Una semilla de calidad conocida o semilla fiscalizada es producida por criaderos, compañías que invierten importantes sumas de dinero para obtener una variedad. Esta variedad es el resultado de un trabajo de selección de centenares y a veces miles de líneas que, año tras año, se van purificando y probando hasta llegar solo a una o dos líneas con características superiores.
El proceso tiene una duración promedio de 8 años y es el resultado de la muy ardua tarea de equipos de técnicos de diversas especialidades (genetistas, entomólogos, patólogos, especialistas de calidad, etc.), cuyo objetivo es lograr un cultivar superior resistente a enfermedades, insectos, granos de calidad, con altos rendimientos y por ende, con el resultado de una mayor rentabilidad para el productor agropecuario.
Es así como en los últimos 20 años hubo un incremento paulatino de los rendimientos en la mayoría de los cultivos.
De ese aumento, el 50% corresponde al aporte genético que se fue incorporando a las nuevas variedades e híbridos lanzados al mercado. Estos aumentos en los rendimientos dieron como resultado un incremento notorio en la producción.
Es obvio que esta diferencia fue capitalizada principalmente por los productores de avanzada, que buscan permanentemente sembrar semilla de calidad de aquellos materiales superiores, que le brindan mayor seguridad y rendimiento. En consecuencia obtienen mayores ganancias y disminuyen el riego que implica el uso de semilla de calidad desconocida.
En la Argentina existe un panorama muy amplio en cuanto a la producción de semilla y a la disponibilidad en cantidad y en calidad variando según la especie considerada. En especies como Maíz, Sorgo, Girasol, casi todos los cultivares son híbridos y se dispone de una provisión adecuada de semillas, con lo cual los productores agropecuarios enfrentan escasos problemas al momento de elegir.
En otras especies de variedades autógamas la situación es muy diferente a lo anterior. Tanto en trigo como en Soja existe una buena oferta de cultivares mejorados, pero el uso de semilla fiscalizada e identificada no está totalmente adoptado en el país.
Un alto porcentaje de semillas de estas especies que se siembra es de origen desconocido. El resto, es de su propia producción.
Similar situación se repite en otros cultivos como Lino, Algodón, Maní, Arroz, Avena, Cebada, Centeno, Poroto, etc. Donde la semilla de calidad controlada que se siembra alcanza muy bajos porcentajes. Para las especies forrajeras el panorama es aún peor ya que la oferta de semillas de alta calidad de las especies utilizadas es notoriamente inferior a la demanda.
En subtropicales, por ejemplo, la semilla fiscalizada es escasa, debido a la poca disponibilidad de cultivares definidos. Como excepción para las forrajeras templadas si existen cultivares definidos. De todas formas, la demanda de estas semillas es cubierta en un 25% con semilla fiscalizada, otra parte es abastecida con importación, donde no todas las variedades importadas se adaptan en el país. El resto es satisfecho con simiente que proviene de praderas destinadas al pastoreo, las cuales eventualmente se cosechan para semilla, siendo de muy baja calidad. Por otra parte se han observado denodados esfuerzos a través del tiempo para mejorar permanentemente la disponibilidad de semilla de alta calidad. La actividad desplegada por entidades oficiales y privadas en el mejoramiento genético a logrado grandes progresos en la calidad de los cultivos mejorados que significaron un aumento paulatino de los rendimientos de los cultivos sobre todo en muchos cereales, oleaginosas y algunas forrajeras.
También se destaca la decidida acción oficial para lograr una constante mejora de la ley de semillas, permitiendo un fuerte desarrollo de la industria semillera argentina. Pero todos estos esfuerzos, siendo de por sí muy positivos, no son suficientes para solucionar en su totalidad los problemas derivados de la utilización de semilla de mala calidad. Es en definitiva el propio productor agropecuario, como último eslabón y destinatario de la semilla, el único que puede asegurar el objetivo deseado, mancomunando su voluntad de cambio con todos los sectores involucrados.
El mercado se saneará definitivamente cuando se fortifique la demanda. El productor debe ser demandante de semilla de calidad y asegurarse, en el momento de la siembra, la calidad de la semilla a sembrar para disminuir los riesgos y asegurar la implantación de su cultivo. Este es el primer paso para la obtención de una alta rentabilidad en sus cultivos.

Guía para adquirir semilla de calidad controlada o de alta calidad
•Planificar con tiempo su siembra y prever con anticipación la semilla que utilizará.
•Determinar las variedades más convenientes para sus necesidades. Sembrar aquellos cultivares con mayor aptitud y seguridad de rendimiento.
•Consultar los datos de ensayos comparativos de rendimiento realizados por empresas oficiales o privadas y al profesional de su zona.
•Si piensa usar semilla de producción propia, se debe comenzar con la siembra de lotes de semilla pura (fiscalizada).
Utilizar los mejores lotes y aplicar la tecnología adecuada para obtener la mejor calidad. Recordar que cada tres años se debe renovar la semilla.
•Si se necesita adquirir semilla, siempre compre SEMILLA DE CALIDAD COMPROBADA (Fiscalizada).
•La semilla de calidad comprobada debe provenir de semilleros inscriptos y los envases y bolsas deben tener un rótulo identificatorio donde especifique las características y la calidad del producto adquirido.
•En todos los casos verifique la calidad de la semilla antes de la siembra enviando una muestra a laboratorios habilitados oficialmente.
•El responsable de la calidad de semilla que se siembra es exclusivamente el productor agropecuario. Se deben reducir los riesgos invirtiendo en una buena semilla y controlando su calidad antes de la siembra.
•El uso de semillas de alta calidad es el comienzo de una buena cosecha y de la rentabilidad del cultivo.¤

Por Ing. Agr. Cristiano Cassini
INTA Manfredi


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