Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Agricultura:
Proyecto Intersiembras
Trabajan en un nuevo salto competitivo para el agro argentino

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Siete empresas se unieron para investigar a fondo una tecnología de manejo que generará cambios sustanciales en la forma de llevar adelante el negocio agrícola: la intersiembra. El objetivo es la sustentabilidad de la agricultura argentina. Bajo la coordinación de Cazenave y Asoc. S.A., la dirección técnica de Jorge González Montaner, el asesoramiento de Pablo Calviño, y la participación de las compañías SPS Argentina S.A., Syngenta, BASF, Nitragin, DowAgrosciences y Glencore Argentina, un total de 600 hectáreas distribuidas en distintos ambientes de cuatro provincias agrícolas serán sembradas con cultivos intercalados de girasol-soja y maíz-soja para ser estudiados en condiciones reales de producción.
La intersiembra no es nueva, pero su utilización en cultivos de cosecha gruesa en gran escala representa un desafío para los especialistas, quienes comparan su potencial impacto con el alcanzado por tecnologías como la soja RR, la Siembra Directa y el embolsado. Pero semejante aventura tecnológica tiene un trasfondo concreto. "El objetivo del Proyecto es ajustar a diferentes zonas un sistema de producción de cultivos que maximice la rentabilidad y sirva de alternativa al monocultivo de soja", explicó Luis González Victorica, de Cazenave y Asoc., en una reunión realizada en las oficinas de la empresa, con motivo de presentar el plan de trabajo, que cuenta con la Dirección Técnica de Jorge González Montaner y el asesoramiento Técnico de Pablo Calviño. "Como empresas proveedoras de insumos vemos que la forma de crecer es continuar invirtiendo en nuevas tecnologías", dijo Carlos Becco, gerente comercial de SPS Argentina, e ideólogo de la iniciativa. "Creemos que la estrategia válida es agrandar la torta para que ganemos todos. Además, cuando muchos nos ponemos detrás de un objetivo común, las cosas salen más rápido", agregó Becco.
Desde la campaña 96/97 a la actual, la superficie agrícola de los principales cultivos de nuestro país creció un 20%. Si se analiza la evolución de cada uno, se puede ver que la soja creció el 128% mientras que el trigo, el girasol y el maíz, decrecieron cada uno en porcentajes que van del 27 al 31%.
Un ejemplo concreto de lo que acontece en la agricultura argentina lo muestra el caso de los Fondos Agrícolas administrados por Cazenave y Asociados. Sobre un total de 50.000 hectáreas aproximadamente, en la campaña 02/03 el porcentaje destinado al cultivo de soja fue del 40%, poco más del 20% a maíz, un 10% a trigo y algo menos del 30% a girasol. Para la campaña 05/06, la proporción ascendió al 60% de soja, quitándole protagonismo a los demás cultivos, que, salvo el trigo, vieron disminuida su participación en la rotación.
Frente a esta realidad, el desafío es ajustar a las diferentes zonas una técnica que permita mantener los cultivos de girasol y maíz en la rotación (diversificando la producción e incorporando carbono en el caso del maíz), atenuar el crecimiento del monocultivo de soja y maximizar la rentabilidad. Logrando, como resultado, un planteo agrícola de mayor sustentabilidad.

El proyecto
Los detalles de la iniciativa que nuclea a estas siete empresas fueron presentados por Mercedes Ambrosoni y Julio Ranceze, de Cazenave. Los técnicos explicaron que en el marco del proyecto Intersiembras, serán sembradas con girasol-soja un total de 500 hectáreas distribuidas en módulos de 50 hectáreas en 10 localidades ubicadas en Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y Entre Ríos. Primero se sembrará el girasol con una distancia entre surcos de 1,56 metros y 45 a 50 días después se sembrarán dos líneas de soja en el entresurco a 52 centímetros.
El costo de una hectárea bajo intersiembra de Girasol/Soja es de 180 U$S/ha, lo que totaliza una inversión de 90.000 U$S para el total de los ensayos. Estos costos no incluyen el valor de la tierra y los gastos de estructura.
En el caso de la intersiembra de maíz-soja, se implantarán un total de 100 hectáreas distribuidas en módulos de 10 hectáreas en 10 localidades, con la misma distribución de surcos que en los planteos de girasol-soja. El costo de una hectárea bajo intersiembra de Maíz/Soja es de 280 U$S/ha, lo que totaliza una inversión de 28.000 U$S.
Para los involucrados en el proyecto los beneficios resultan claros. En el caso de los productores, el desarrollo de la tecnología de cultivos intercalados les permitirá en el futuro mejorar la competitividad, diversificar el riesgo de producción y mantener la rotación de cultivos aportando carbono. Las empresas, por su parte, podrán incrementar la venta de insumos y en consecuencia invertir más en tecnología. A las cadenas les significa afianzar y sostener la cadena de valor, y al país le permitirá diversificar las ventas de granos. Con estos ensayos, las siete empresas que participan del proyecto Intersiembras pretenden recabar información en distintos ambientes que les permita lograr un ajuste de la práctica en cada zona. En lo que hace a intersiembra de Maíz/Soja, los técnicos aseguran que va a funcionar bien en ambientes de alto potencial de soja, donde se cree que mantendrá la rentabilidad en el corto plazo, y tendrá un impacto en el mediano y largo plazo al aportar sustentabilidad al sistema por la rotación de cultivos y el aporte de carbono. En cuanto al planteo de Intersiembra Girasol/Soja, estiman que va a competir con buenos resultados en aquellos ambientes de menor potencial para la soja de primera.

Los especialistas
Los ingenieros Jorge González Montaner y Pablo Calviño son sin duda dos voces calificadas y experimentadas en materia de cultivos intercalados. Ambos asesores técnicos vienen trabajando desde hace varios años en esta tecnología.
"El agua y la intercepción de la radiación son los dos factores naturales que resultan claves en esta técnica. Pero existe un tercero que es igual de importante: la inteligencia", dijo Calviño al aclarar que esta tecnología sólo resultará viable para aquellos que vienen aplicando tecnología de punta en sus planteos agrícolas. "Hay mucho en juego cuando uno hace intersiembra", dijo.
Con esta tecnología se abre una nueva dimensión que no tiene que ver estrictamente con el rendimiento de cada cultivo sino del sistema en su conjunto. Si producir un cultivo es difícil, dos es mucho peor. Cada uno influencia al otro y obligan a ver el resultado global. Quizá la expectativa sea ahora de unos 8000 kilos de maíz con 1.700 ó 2000 kilos de soja por hectárea. La búsqueda es otra, ya no altos rendimientos.
Hasta ahora las experiencias desarrolladas por Calviño vienen dando buenos resultados. En el caso del segundo cultivo es esperable rendimientos que alcancen el 50 ó 60% del cultivo puro. A los genetistas les resulta extraño que no pidamos altos potenciales de rinde sino otros factores que hacen a la resistencia del cultivo en condiciones de intersiembra. "Los genetistas van a tener que trabajar mucho en la búsqueda de materiales más cortos que ayuden a separar los períodos críticos de cada cultivo y su demanda de agua y luz, que sequen más rápido y que sean más petisos", agregó Calviño. La relación de competencia entre los cultivos es la clave del sistema. Para los técnicos, los "cucos" que concentran la atención de los especialistas son que se muera la soja por sequía, el hilado de la soja, y lograr que las plantas se queden paradas y no se quiebren.¤

Gentileza: Lic. Milva Beloso - AG buró

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