Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA


EL ACUERDO ENTRE EL MERCOSUR Y LA UNION EUROPEA

"Hacia el año 2010 Estados Unidos exportará más bienes hacia América Latina, que hacia Europa y Japón juntos". Esta frase parece extraída de un libro de ciencia ficción. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, tiene como fuente las estimaciones oficiales sobre el comercio exterior del gobierno de los Estados Unidos. Sin duda, esta estimación surge de previsiones alentadoras sobre el crecimiento de las economías latinoamericanas para los próximos años; sólo con tasas de crecimiento económico altas, el mercado regional crecerá de modo que sus importaciones provenientes del país del Norte, alcancen tal magnitud.
En efecto, el escenario internacional, en materia comercial, está presentando -y muy probablemente lo siga haciendo en el mediano plazso-, rasgos inéditos y llamativos en relación a la historia reciente. En el plano regional, las reformas lanzadas en varias de las economías latinoamericanas durante los últimos años, están dando lugar a profundos cambios en su perfil comercial. De hecho, estos países han puesto en marcha, de modo más o menos sistemático, programas de reforma económica que incluyeron la apertura comercial, dentro de un esquema de desregulación de los mercados y de redefinición del rol del estado como agente económico.
Así, la región experimentó un sustancial aumento de las importaciones - como resultado de la caída de los precios domésticos por la eliminación de barreras, pero también debido al aumento de la demanda interna- y relevantes incrementos de sus exportaciones, debido en general, a las mejoras logradas en materia de productividad. Formando parte de esta política aperturista, pero también como una señal acerca del compromiso adquirido en materia de globalización, la mayoría de los países latinoamericanos hoy forman parte de intentos más o menos exitosos de integración regional, que, en gran parte de los casos, también son abiertos hacia el resto del mundo.

LOS ACUERDOS CON PAISES DESARROLLADOS

Con estas perspectivas de crecimiento y comercio tan alentadoras para el subcontinente, no es de extrañar que los países más desarrollados estén interesados en asegurarse el acceso comercial a la región. Así, los Estados Unidos están dando un fuerte apoyo político a la creación del AFTA (American Free Trade Agreement), que apunta a la creación de un área de libre comercio(1) que abarque todo el continente(2).
Este programa de integración se lanzó con la Cumbre de Denver de julio de 1995, cuando se determinó el primer conjunto de temas sobre los que versarán las negociaciones. Se prevé que esta negociación culmine hacia el año 2005, y que la mayoría de las barreras intra hemisféricas se hayan eliminado para entonces. La Unión Europea (UE) tampoco ha dejado de interesarse en su vinculación con los países de América Latina, pero en este caso, la integración planteada abarca mayor cantidad de áreas que las cubiertas por el AFTA, no limitándose a temas meramente comerciales. Por ejemplo, con Chile, luego del acuerdo de cooperación suscripto en 1990, se ha lanzado un plan de Integración comercial, cultural, científica y política. Chile pretende que la Unión Europea le adjudique la calidad de país asociado, de la que se benefician Turquía e Israel. En este marco, Chile y la UE podrían suscribir un acuerdo de asociación durante el primer semestre de 1996, según lo avala la "Declaración conjunta sobre el diálogo político", firmada en diciembre de 1995.

EL ACUERDO UE-MERCOSUR

Casi de modo paralelo al comienzo de las negociaciones del AFTA, el Consejo Europeo, en las reuniones de Essen y Cannes de diciembre de 1994 y junio de 1995 respectivamente, instó a iniciar negociaciones con el MERCOSUR para alcanzar un área de libre comercio. Las tratativas entre ambas partes comenzaron el pasado setiembre, primero en Bruselas y luego en Montevideo, y a partir de ellas se redactó el documento que sentará las bases de la negociación. Finalmente, el 15 de diciembre se firmó el acuerdo fundacional de este significativo proceso integrador, en Madrid, con la presencia de los jefes de estado de los quince miembros de la UE y los cuatro miembros del MERCOSUR, y se decidió que en Bruselas, durante marzo de 1996, se comenzará el tratamiento de la eliminación de barreras.
El acuerdo firmado (o "Acuerdo Marco de Cooperación Interregional") es un documento transitorio, pues apunta a un objetivo que irá evolucionando en tanto se vaya arribando a las metas prefijadas. Básicamente, los objetivos pactados intentan estrechar las relacionesinterregionales en los ámbitos político, comercial, industrial, científico, institucional y cultural, siempre poniendo énfasis en el respeto a los derechos humanos y los principios democráticos que inspiran el tratado. De esta forma, el entendimiento reviste características peculiares, pues es el primero del tipo región-región que firman tanto la UE como el MERCOSUR y además involucra áreas que no tienen fronteras comunes. Desde la óptica del MERCOSUR, el acuerdo es también interesante porque configura un reconocimiento institucional a su existencia, y su viabilidad y credibilidad quedan reforzadas ante otros foros internacionales. Para la UE, es importante se presencia en un área emergente, que, en conjunto, configura uno de los principales productores mundiales; cabe mencionar que Europa ya disfruta de una posición clave con el MERCOSUR debido a que es la principal fuente de inversión extranjera directa en la región(3), el primer socio comercial del bloque(4), y el más importante donante de ayuda para el desarrollo.
Concretamente en el campo comercial, el acuerdo propende a establecer un área de libre comercio dentro de los diez años a contar desde su firma, siempre dentro del marco de la normativa que surge del GATT y la OMC. La liberación gradual y recíproca del comercio bilateral incluirá el tratamiento del acceso a los mercados, la liberalización comercial, la coordinación de prácticas comerciales en ambos bloques (en materia de competencia, normas de origen, salvaguardia y regímenes aduaneros especiales), la identificación de productos sensibles y prioritarios y la cooperación e intercambio de información en el campo de los servicios. Por otra parte, se intentará promover la cooperación en áreas vinculadas con normas agroalimentarias e industriales, aduaneras, estadísticas, y el tratamiento de la propiedad intelectual. Se intentará aumentar las inversiones y la transferencia de tecnología entre las partes, apoyar la modernización y la diversificación industrial, identificar y eliminar obstáculos que impidan la cooperación industrial, dinamizar la cooperación entre PYMEs y mejorar los niveles de vida y la creación de empleo entre sus habitantes. Se ha hecho mención específica, como otros campos de cooperación posibles, al de la energía, el transporte, la ciencia y la tecnología, las telecomunicaciones y la protección al medio ambiente.

EL COMERCIO DE LA ARGENTINA CON LA UE

Durante 1994, las exportaciones argentinas a la Unión Europea(5) rondaron los US$ 3900 millones mientras que las importaciones se acercaron a los US$ 6500 millones. Durante los primeros nueve meses de 1995(6), las exportaciones habían crecido 14% respecto del mismo período del año previo, y las importaciones, aumentando el 5%. Este crecimiento exportador es relativamente bajo en relación al crecimiento de la exportación total (42%), pero el aumento de las importaciones es llamativo, cuando los totales, en ese período, cayeron 6%.
A continuación se lleva a cabo un análisis de los sectores más relevantes para el comercio argentino con la UE, y de esta forma se aporte algo de luz en materia de los sectores que serán más probablemente afectados con la apertura del área(7).
Las exportaciones totales de 1994 agruparon 1739 productos(8),ocho de los cuales explicaban el 50% de las exportaciones totales. La exportación más significativa fueron la harina y pellets de soja, con el 21.5% del total, seguida por los porotos de soja (10%) y la carne refrigerada (7%). A nivel más agregado, se observa que los sectores exportadores más relevantes son los residuos y desperdicios de las industrias alimenticias, las semillas y frutos oleaginosos, las carnes, los pescados y crustáceos, y, por último, los cueros. Los tres primeros rubros enumerados, explican más del 50% de las exportaciones totales.
En materia de importaciones, se comercian 6682 productos (lo que evidencia la mucho menor concentración a nivel de producto de las importaciones argentinas vis a vis las exportaciones con ese destino); en este caso, son los 170 principales productos los que explican la mitad de lo importado. El principal producto importado, los automóviles, explican sólo el 3.7% del total. Los sectores (capítulos del sistema armonizado) más relevantes han sido las máquinas no eléctricas, los vehículos, la maquinaria eléctrica, los químicos orgánicos y los productos plásticos. Los primeros tres rubros explican más del 50% importado.

¿QUE SE PUEDE ESPERAR DEL ACUERDO, DADO EL PATRON DE COMERCIO Y LAS RESTRICCIONES COMERCIALES ACTUALES?

En diversos medios se ha puesto énfasis en las "grandiosas" posibilidades que abre este acuerdo para el MERCOSUR, y en particular, para nuestro país, en materia de acceso a un bloque de la magnitud de la Unión Europea. Opiniones similares han sido promovidas por el acuerdo lanzado con el resto del continente americano, teniendo en cuenta la consiguiente apertura del mercado estadounidense. A esta altura, cabe destacar que los países industrializados han sido, en el sector manufacturero, y por varias décadas, economías relativamente abiertas hacia los países en desarrollo. En este sentido, los logros multilaterales del GATT se han hecho presentes, y además, se han sumado a los programas especiales (Sistema de Generalizado de Preferencias, por ejemplo) para facilitar el acceso de los países menos desarrollados. Por ello, la creación de áreas de libre comercio, tanto con la UE como con los Estados Unidos, no va a abrir esos mercados, porque estas economíasya son bastante abiertas en productos industrializados. Es cierto que para algunos productos en particular (textiles, por caso), aún dentro de la normativa generalmente aceptada por los organismos multinacionales como la OMC, los acuerdos preferenciales pueden generar altas ganancias de acceso; sería quizás la oportunidad de corto plazo para algunos países centroamericanos a los que se les permitiese acceder a los Estados Unidos. Sin embargo, la eliminación de barreras de este tipo no mejoraría el perfil de acceso de la Argentina, pues Argentina ha desarrollado o exhibido sus ventajas en otros sectores bien diferenciados.
Obviamente, también se ha especulado con que este tipo de acuerdos pueda comenzar a quebrar el tradicional proteccionismo europeo en materia de productos agropecuarios. He aquí, por cierto, un tema prometedor. Si Europa comienza a desmantelar sus subsidios directos o indirectos al sector agropecuario, nuestro país y el mundo si podrían disfrutar de ganancias muy significativas en materia de bienestar; aunque sin duda los principales beneficiados serían los mismos consumidores europeos. No obstante, la experiencia parece indicar que la disminución de barreras agropecuarias muy poco probablemente surja de negociaciones como las aquí planteadas; es más probable que estos obstáculos se vayan eliminando en tanto el contribuyente europeo advierta que se torna imposible sostener tal aparato distorsivo para deformar las ventajas relativas de su economía. Pero como esto ya es bastante evidente al presente no se puede descartar que las negociaciones como las propuestas entre la UE y el MERCOSUR propendan a mejorar las condiciones en esta área. De hecho, algunas declaraciones de funcionarios europeos parecen alentar la idea de que la negociación en el área agropecuaria no se puede descartar a priori.
Aún si el tema agropecuario no se incluyera, los beneficios de esta integración no deberían ser desdeñados, aunque tampoco exagerados. A esta altura, los principios rectores de la negociación deberían tener en cuenta que la creación de comercios siempre es positiva, la incertidumbre acerca de nuevas barreras se podrá reducir con la negociación y la construcción de un marco más propicio permitirá alentar las inversiones reales, bienvenidas en nuestra economía. La inclusión del sector agropecuario sería el agregado, por el que Argentina debería velar.

REFERENCIAS

(1) Un área de libre comercio es una zona en la que no existen barreras internas al comercio, pero que no coordina ni armoniza políticas hacia el resto del mundo. Por el contrario, una reunión aduanera o un mercado común, diseña la misma política comercial destinada a los países no socios.
(2) Treinta y cuatro países; se excluye a Cuba.
(3) Según la Delegación de la Comisión Europea en Argentina, el MERCOSUR es receptor del 70% de las inversiones europeas directas en América Latina. Inglaterra, Alemania, Francia, España, los Países Bajos y Suecia lideran los desembolsos hechos en el bloque sudamericano. Las principales actividades receptoras son las telecomunicaciones, el transporte aéreo, el petróleo, la industria automotrizz, el turismo y las finanzas. Actualmente, más de la mitad de las empresas transnacionales que operan en la Argentina son de origen europeo y se concentran en las áeras de servicios públicos, banca, industria automotriz, industria fármaco-química y las telecomunicaciones; esta presencia se intensificó con las privatizaciones.
Según datos oficiales, en la Argentina, entre 1990 y agosto de 1994, el 28% del capiatl accionario de las empresas privatizadas fue adjudicado a consorcios de origen europeo, frente a 16.2% proveniente de grupos norteamericanos.
(4) Según la Delegación de la Comisión Europea en Argentina, la Unión Europea fue, durante 1994, y junto con el resto de América Latina, el principal receptor de exportaciones del MERCOSUR, y el principal proveedor de sus importaciones (con el 27% y el 26% respectivamente). En 1993 el MERCOSUR participó con más de la mitad de las exportaciones de América Latina destinadas a la UE, y con casi el 40% de lo que el subcontinente importó desde la UE.
(5) Aunque en este año la Unión Europea todavía no agrupaba a Finlandia, Austria y Suecia, el análisis se hizo para el conjunto de los quince países, como si ya hubieran formado parte del bloque y como de hecho lo hacen desde 1995.
(6) Cifras publicadas por el INDEC.
(7) Para evitar problemas de estacionalidad y por la disponibilidad de estadísticas, se consideró el año 1994, completo, para llevar a cabo este análisis.
(8) Se considera producto a una posición arancelaria del sistema armonizado.

Nora Balzarotti
Fuente: Revista de la Bolsa de Cereales Nro 3006








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