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La humanidad se ve enfrentada con un cambio de paradigma que radica en la diversificación de las fuentes de energía, juntamente con una preocupación creciente por los aspectos ambientales. El futuro energético es un abanico de distintas tecnologías. En ese marco y para un aprovechamiento total de la biomasa con fines energéticos, el INTA propone un abordaje integral a partir de una visión compartida sobre metas sostenibles de producción y exportación para el sector agropecuario y agroindustrial. El uso racional de la energía sigue siendo la mejor opción. El programa se ofrece como ámbito para consensuar y articular estrategias e iniciativas que coordinen actividades públicas y privadas para lograr un sostenido crecimiento de la cadena de la bioenergía. En este campo, posee acciones de investigación y desarrollo del aprovechamiento y generación de biogás a partir de residuos animales. La importancia que adquirieron los biocombustibles líquidos en los últimos años y a escala global, con una particular participación en el sector del transporte, se estima en 2% del consumo, con 10% de biodiesel y 90% de etanol. Esta difusión responde a factores económicos, ambientales y políticos, dado que su uso reduce los niveles de contaminación. En esta línea, el biodiesel de soja representa un ahorro de hasta el 82% de gases de efecto invernadero. Además, entre los beneficios obtenidos, se destaca que el uso de aceites vegetales para la elaboración de combustibles no altera el equilibrio de dióxido de carbono y no posee presencia de azufre.

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