El cultivo de “Caña de Azúcar” (Saccharum officinarum) es la segunda actividad de mayor importancia económica y social del noroeste argentino. Esto se debe principalmente a las condiciones climáticas de las provincias que componen la región, que lo hacen uno de los mejores cultivos a nivel mundial en cuanto a rendimiento y calidad.
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La caña de azúcar se caracteriza por poseer alto contenido de azúcar en el jugo y de fibras en sus tallos. Por eso el objetivo de su producción no es solo satisfacer la demanda del mercado en cuanto a cristales de azúcar, sino también generar biocombustibles y pasta celulósica para la fabricación de papel. Desde hace muchos años, en toda la cadena agrícola, se impulsa la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas. Se trata de hacer una labor de la mejor manera posible, generando beneficios, para el agricultor, el consumidor y el ambiente. La preparación correcta del lote es fundamental para un buen comienzo del cultivo. El control de malezas e insectos debe ser integrado porque no existe un único método de manejo. Un buen manejo cultural de malezas en el cañaveral implica: emplear una variedad adecuada para la zona, utilizar semillas de buena calidad y libre de enfermedades. También supone una buena preparación del terreno, proporcionando la humedad necesaria mediante riego para un rápido crecimiento del cultivo, plantando a la densidad óptima de acuerdo con la variedad y la región, y proporcionando un nivel adecuado de fertilización. Como todo cultivo, la caña tiene una etapa en la que es muy afectada por las malezas, que compiten por agua, luz y nutrientes. En la etapa de implantación del cultivo un lote con infestación de malezas significa un grave inconveniente para su establecimiento. En los primeros cuatro meses de implantación -fases de emergencia y macollaje-, la competencia de las malezas puede generar importantes pérdidas en el rendimiento posterior. Por eso, el control de malezas debe iniciarse desde que se ha decidido la plantación del cañaveral. El cultivo puede verse afectado tanto por especies anuales como perennes. Para el caso de especies anuales lo ideal, previo a la siembra, es aplicar herbicidas residuales de amplio espectro, utilizando dosis adecuadas y tomando los recaudos necesarios, de acuerdo con lo que indique la etiqueta del producto. De esta manera se asegura el control deseado teniendo en cuenta que la aplicación se haya realizado de una manera segura y responsable. Luego de la cosecha, y teniendo en cuenta que la caña es un cultivo perenne que puede durar en promedio diez años, se abre una ventana crítica para la aplicación de herbicidas preemergentes con alto poder residual. La nueva brotación del cañaveral se da casi de inmediato debido a la incidencia de la radiación y la temperatura, y eso genera una oportunidad estratégica para un inicio exitoso de la nueva campaña. Es importante conocer estos momentos críticos para poder realizar el control en el momento adecuado, que este sea eficiente y efectivo. El cultivo logra cerrar su surco entre los 60-90 días posteriores a cosecha. La sombra que proyecta el follaje sobre él es suficiente para evitar nuevos crecimientos de malezas. Pasto Cubano o Girasolillo Una maleza que ha tomado relevancia en el NOA en los últimos años es Tithonia tubaeformis comúnmente conocida como “Pasto Cubano” o “Girasolillo”. El manejo preventivo de esta maleza es fundamental porque se trata de una especie con alto poder invasor, con gran capacidad de competencia y velocidad de colonización. Por cada planta adulta bien desarrollada se obtienen cerca de cien mil semillas, que pueden ser transportadas por el viento, aves, agua de riego e implementos agrícolas entre otros factores. La incidencia de esta maleza se amplía cada vez más como consecuencia de no haber realizado un manejo adecuado. ¿En qué consiste el manejo adecuado? En combinar técnicas de control mecánicas y químicas. Esto implica conocer el momento de mayor susceptibilidad de la maleza y los principios activos más adecuados para controlarla. Es importante recordar de la combinación de distintos mecanismos de acción, minimiza futuros problemas de resistencia. Al momento de seleccionar los herbicidas es imprescindible contar con el asesoramiento de un profesional de la agronomía. El experto deberá asesorar en el mejor producto a aplicar, en base a las malezas presentes en el lote y la historia de aplicaciones realizadas, a fin de rotar modos de acción de herbicidas y retrasar la aparición de resistencias. Antes, durante y después de la aplicación tené en cuenta las siguientes prácticas para un uso responsable del producto: •Leé el marbete completo antes de preparar el caldo de aplicación. •Utilizá el equipo de protección personal que indique la etiqueta del producto. •Medí las condiciones climáticas y aplicá sólo cuando sean adecuadas. •Lavá el envase cuando se agote el producto, tal como lo indica la norma IRAM 12.069. Podés hacerlo a través del triple lavado o lavado a presión. •Una vez lavado, perforale la base para inutilizarlo y llevalo a un centro de almacenamiento transitorio. •Lavá correctamente los equipos y elementos sobre una cama biológica, y el EPP separado de la ropa diaria. Cuidar el cañaveral siguiendo las buenas prácticas agrícolas permitirá lograr más alimentos, papel y biocombustibles de manera segura y responsable. Comprométete con las Buenas Prácticas. Acerca de Casafe: La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) representa a las empresas líderes en producción de tecnología para la protección de cultivos. Casafe, apoya la sustentabilidad del negocio de la industria de fitosanitarios, convencidos de la necesidad de la interacción público-privada. Propiciamos el equilibrio entre productividad, ambiente y desarrollo integral de la sociedad, sustentados en las buenas prácticas agrícolas y en nuestros programas de Responsabilidad Social. 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