Desde el INTA Oliveros, Santa Fe, destacan la importancia de considerar una correcta elección de los hÃbridos, la densidad adecuada para estos y la fertilización en base a diagnóstico utilizando análisis de suelos, asà como la determinación de agua en los dos metros del perfil del suelo. Estas prácticas de manejo permiten moderar las pérdidas de rendimientos ante la variabilidad climática.
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Cada vez con mayor frecuencia se confirma que el clima es un eje central en la determinación del éxito de una campaña. Frente a esto, los especialistas del INTA Oliveros, Santa Fe, subrayan la importancia de considerar el manejo estratégico en los cultivos para moderar las pérdidas de rendimientos ante la variabilidad climática. “Siempre van a tener una mayor chance de éxito quienes tengan un manejo estratégico del cultivo que aquellas decisiones basadas solamente en la especulación”, afirmó Facundo Ferraguti, investigador del INTA Oliveros, Santa Fe, quien analizó la campaña de maíz en la provincia y el panorama de una cosecha signada por el clima. “Atravesamos una campaña que registró, por tercer año consecutivo, un marcado déficit hídrico que se sumó a las altas temperaturas, algunas heladas y hasta granizo que tuvieron un impacto directo en el rendimiento y calidad del cultivo de maíz”, señaló el especialista. En este sentido, ponderó la importancia de considerar las prácticas agrícolas como estrategia a fin de moderar las pérdidas de rendimientos ante la variabilidad climática. “No todo da lo mismo”, subrayó. Y explicó: “Aun cuando el resultado haya sido similar en cuanto a rendimiento, sabemos que las prácticas de manejo que incluyen la correcta elección de los híbridos, la densidad adecuada para los híbridos elegidos y la fertilización en base a diagnóstico utilizando análisis de suelos y la determinación de agua en los dos metros del perfil del suelo, siempre van tener una mejor proyección”. “Si bien en esta campaña los rendimientos han sido muy bajos, en algunos casos puntuales, ha sido la diferencia entre producir un rendimiento obviamente no satisfactorio y no producir absolutamente nada”, detalló el investigador de Oliveros. En referencia a los maíces, Ferraguti reconoció que “aquellos que fueron sembrados en fecha redundantemente tardía, es decir, muy sobre finales de diciembre, mediados de enero e, incluso, a fines de enero tienen una perspectiva poco alentadora”. Es que, según explicó, las mermas de rendimiento son esperables debido a un ambiente menos favorable, las chances de heladas tempranas y heladas en ciclo regular son muy altas. A esto, además, hay que sumarle algunos reportes de enfermedades poco frecuentes como carbón de la panoja o la mancha blanca que, si bien al día de hoy no alcanzan una severidad importante, también tendrán incidencia en la merma del rendimiento. Para la próxima campaña, recomendó la cosecha oportuna. Es decir, cuando el grano tiene alrededor de un 20 % de humedad, momento en el que todavía se puede entrar en el campo sin grandes pérdidas de vuelco y quebrado. Además, en general, todavía hay tiempo para realizar un control oportuno de malezas de ciclo otoño-invernal y también a su vez resguardamos la inocuidad del grano en cuanto a lo que es contaminación con micotoxinas de hongos de espiga. Asimismo, Ferraguti aconsejó “apoyarse en la red de ensayos de maíces de primera y de segunda que realiza el INTA Oliveros que permite a asesores y productores decidir qué híbridos utilizar en el Centro Sur de Santa Fe basados en la estabilidad y el potencial de rendimiento”. Para que, en base a los análisis de estabilidad y los parámetros agronómicos asociados, decidir qué híbrido se ajusta más a los requerimientos de la nueva campaña.
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