
 | |
En la carrera evolutiva entre el hombre y los microorganismos, los más pequeños corren con ventaja. En la actualidad, los sistemas de cría intensiva fomentan el desarrollo de microbios cada vez más agresivos y resistentes a los antibióticos. Para Guillermo Kociubinski, coordinador del Proyecto Probio INTA nativa, "la penicilina quedó obsoleta por lo que resulta esencial actuar preventivamente". La propuesta incluye utilizar probióticos de cepas nativas al inicio de la cadena agroalimentaria. Los probióticos son bacterias ácido lácticas (BALs) que se agregan a la alimentación de los animales de cría intensiva mediante formulados multi cepa nativos para que actúen contra los microorganismos altamente agresivos. Éstos formulados buscan un efecto similar al de un antibiótico. "Con esto, se pueden prevenir enfermedades de transmisión agroalimentaria, de origen zoonótico", señaló. El concepto de destete precoz implica que los animales tengan menos contacto con sus madres durante la lactancia. "Por esto, durante la transición pre-post destete, estas cepas nativas surgen como una alternativa frente al uso de antibióticos", expresó el técnico. La recomendación es aplicar una tecnología que permita incrementar la producción de alimentos de manera sustentable y agroecológica, que garantice estándares higiénico-sanitarios. "Para ello, buscamos producir ensilados de alta calidad a partir de la reutilización de residuos y subproductos agropecuarios y agroindustriales que permitan incrementar la eficiencia nutricional, y la sanidad animal y ambiental", explicó. Las producciones intensivas agreden al ecosistema al generar mayor cantidad de desechos del que éste está capacitado a procesar. A su vez, esta situación fomenta la promiscuidad microbiana al promover el intercambio genético entre las bacterias para obtener, como resultado, súper microorganismos cada vez más agresivos y resistentes.

|