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"Nuestro objetivo inicial fue mejorar la calidad de vida de los productores; antes pasaban la mitad de su tiempo agachados, trabajando la tierra con sus manos". Así comenzó la experiencia que, con técnicas del INTA Famaillá, Tucumán y Perico, Jujuy, llevó a duplicar la producción de agricultores familiares del NOA, explicó Daniel Kirschbaum, coordinador del proyecto nacional frutilla. Kirschbaum explicó que los rendimientos se multiplicaron con la implementación de técnicas de bajo costo: sistema de riego por goteo -que reemplazó el riego por inundación- y cobertura plástica para evitar el desarrollo de malezas y que la fruta esté en contacto con la tierra. "Sectorizar el riego evita el desarrollo de malezas y permite que llegue más agua a la planta". "Con las actuales tecnologías -dijo el técnico-, y con un acompañamiento institucional, los productores frutilleros de Perico superan fácilmente hoy los 20 mil kilogramos por hectárea, y están más cerca de la media nacional que es de 35 mil". En detalle, la implementación de estas dos tecnologías sencillas generó un plus de 7.000 kg, y fruta de buena calidad. En este sentido, el rol del INTA es trascendental, en cuanto a transferencia de tecnología como estrategia para reducir las brechas productivas.

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