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Mar/Abr 2009


Innovación

Llegó la hora de manejar el agua

Riego complementario

Se desarrollan con parte de los aportes del Banco Mundial y el BID para el Prosap por US$ 900 millones.

Revista PRODUCCION: Llegó la hora de manejar el agua
 
Más allá de la enorme responsabilidad del Gobierno en la debacle del sector agropecuario, conviene despejar los tantos. Todo el mundo sabe lo que significan las retenciones, las trabas a la exportación, el error conceptual del desacople y las normativas que se ensayan para "regular" a un sector que lo que más necesita es que lo dejen tranquilo. Y a partir de allí, que llueva.
Pero estamos en el peor de los mundos: el Gobierno volvió locos a los productores, los dejó sin resto, capturando prácticamente todo su excedente financiero. Cuando menos hacía falta, llegó la sequía. La imagen repetida de las vacas muertas apenas refleja la magnitud del drama. La falta de lluvias se llevó no menos de 30 millones de toneladas de granos, por un valor de 10.000 millones de dólares. Es la mayor catástrofe de la historia agropecuaria argentina. Lo peor es que más pronto o más tarde, puede repetirse.
Para tener una idea de la dimensión de este desastre y sus implicancias en la economía y la sociedad, tomemos algunas referencias. Equivale, por ejemplo, a dos años de facturación de la industria automotriz. Los transportistas, que crecieron al compás de la expansión agrícola, van a perder un millón de viajes de chacra a acopio. Simplemente, porque faltará mercadería. A partir de ello, tendrán menos trabajo las gomerías, las parrillas ruteras, las fábricas y concesionarias de camiones.
El episodio de la aftosa en 2001 significó pérdidas enormes para los ganaderos y para el país, porque se cayeron las exportaciones. El país estuvo en vilo y el evento tuvo implicancias políticas sustanciales, desgastando al gobierno de Fernando de la Rúa. Pero las pérdidas, por todo concepto, no superaron los 1.000 millones de dólares. Y en cuanto se volvió a vacunar, en un par de años se recuperaron mercados y precios.
Lo de ahora es diez veces más grave.
Ya el año pasado habíamos perdido unas 10 millones de toneladas (4 de trigo, 4 de maíz, 1 de soja y 1 de girasol). Con los precios de entonces, otros 3.000 millones. En apenas un par de años, la falta de agua nos escamoteó 13.000 millones de dólares. Es más de lo que le debíamos y cancelamos con el FMI.
Entonces, ¿no será cuestión de tomarse en serio al riego? Y no solo al riego, porque en un país como la Argentina, que cuenta con enormes recursos hídricos, las vacas (sí, también la gente) no tienen agua para tomar. A 20 kilómetros del río Paraná las vacas se mueren de hambre y sed.
"Regando solamente 4 millones de hectáreas en la pampa húmeda, podríamos aumentar la producción en 32 millones de toneladas". Lo asegura Jorge Neme, director del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales, que depende de la SAGPyA, desde 2002.
Con fondos provistos por el Banco Mundial y el BID, es un programa destinado a invertir en proyectos agropecuarios y agroindustriales en las provincias que lo demanden.
"La mitad, unos 200 millones de dólares, se destinaron a recuperar la infraestructura de riego en numerosas provincias, que la habían perdido por treinta años de desinversión, y a la construcción de tomas de agua y canales para nuevos proyectos". Todos ellos concentrados en provincias áridas o semiáridas, o en otras (como Tucumán), especializadas en cultivos industriales que requieren riego.
Las provincias pampeanas, las que ahora sufrieron la sequía en sus grandes planicies de secano, estuvieron prácticamente ausentes hasta ahora. Pero según Jorge Neme las cosas están cambiando. Asegura que el propio secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, está respaldando fuertemente este programa.
Hay muchos productores que han comprobado los beneficios del riego. Quizá hayamos descansado mucho en los beneficios de la Siembra Directa, que ha permitido aprovechar mejor el agua. Nadie cosecha tantos kilos de granos por milímetro caído durante el ciclo del cultivo. Suelos que han mejorado su estructura, y el efecto amortiguador de la agricultura bajo cubierta de rastrojos constituyen una herramienta fantástica. Pero llegan años como eéte y la SD no alcanza. El lucro cesante es enorme.
Muchos quieren, pero no pueden. Lo que siempre se remarca es que en pocos lugares existen aguas buenas para regar. Los acuíferos subterráneos no dan una solución a gran escala. La cuestión es llevar el agua. Y para eso hay que pensar en grande. Neme asegura que "con el 6% del agua del Paraná podríamos regar esas 4 millones de hectáreas. Se trata sólo de riego complementario, porque la cuestión es aplicar 150 milímetros en el momento adecuado. Con las secuencias de cultivos y el uso eficiente de los equipos de riego presurizado, se obtienen 8 toneladas extra por hectárea y por año". Y cuenta que el río Columbia, en el Noroeste de EE.UU., riega un millón de hectáreas y no hubo afectación alguna del ecosistema. Se permite usar hasta el 6% del agua, y no se alteró ni la pesca de salmones ni los encantos turísticos de una región con alta presión ambientalista.
Ya está avanzado el estudio de un canal en la provincia de Chaco, que va a tomar agua en el Paraná al sur de Resistencia y la va a llevar hacia el oeste. Para el ganado y para regar algodón, maíz, soja, pasturas y cultivos intensivos. También está en marcha un programa para el partido de Patagones, al sur de la provincia de Buenos Aires, una zona ahora muy castigada por la falta de lluvia. Tomará agua del río Negro. Con el Prosap se harán las obras de captación y derivación, que permitirán regar 40.000 hectáreas. Para el bombeo se proyecta utilizar energía eólica.
El Prosap funciona así: las provincias reciben inquietudes de los productores interesados y proponen un proyecto. El equipo técnico del Prosap realiza el estudio y el proyecto de preinversión. Para ello cuenta con un equipo de 70 profesionales, la mayor parte doctorados en universidades prestigiosas. Cuenta con capacidad técnica para realizar proyectos de alta escuela. Su especialista más experimentado en riego fue contratado para un proyecto en Brasil, iniciado durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso, que hoy produce uva sin semilla para el mercado europeo en contraestación. Cardoso era un convencido del efecto multiplicador, a nivel de creación de empleos, del riego en producciones intensivas. Lula le dio continuidad. Neme piensa igual, pero también sostiene que el riego complementario en la producción extensiva tiene un enorme efecto multiplicador en divisas y generación de actividad en el interior.
Una cosa era cuando las buenas tierras de la Pampa Húmeda promediaban los 2.000 dólares por hectárea. Hoy valen el triple. El riego vale lo mismo: unos 1.000 dólares por hectárea para un sistema mecanizado. Se abarató un 66% respecto al valor de la tierra. Una cosa era perder 5 toneladas de maíz cuando valía 70 dólares, otra bien distinta es cuando vale 120 (después de retenciones).
La cuestión es manejar el agua. Los enormes recursos hídricos de la Argentina pasan de largo, atraviesan las mejores tierras y terminan en el mar. Hay recursos humanos, y ahora sabemos que también recursos financieros: el Banco Mundial y el BID ya acordaron aportes para el Prosap por 900 millones de dólares para los próximos seis años.

Revista PRODUCCION: Llegó la hora de manejar el agua
 
Por Héctor A. Huergo
hhuergo@clarin.com
Fuente: Clarín

Esta nota fue publicada en las páginas Nº 28 y 29 de la edición digital de la revista de Marzo / Abril 2009.







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