La incorporación de forrajes conservados en los modelos intensivos ganaderos cada vez es mayor: el objetivo es estabilizar las dietas para producir más litros de leche y de carne por hectárea. Para Mario Bragachini, "en los últimos años el área destinada a silajes de pastura y, fundamentalmente, sorgo y maíz aumentó aproximadamente 20 veces y eso habla a las claras de que ya no se hace el forraje conservado para cubrir baches de caída de producción de las pasturas, sino que ahora es la base de la alimentación". De acuerdo con el especialista, la intensificación de los sistemas productivos se evidencia en que "el 50% de la carne producida en el país se realiza en feedlot y, lo mismo ocurre en los tambos, en donde incluyen dietas que contienen, principalmente, granos, concentrados y coproductos de la industria".
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