Mientras los productores de granos gruesos de la denominada “zona núcleo” avanzan a bueno ritmo con las tareas de siembra para la campaña 2023-2024, a partir de las importantes lluvias que recibieron en el extremo sur santafesino y sureste cordobés y con algunos retrasos en el noreste bonaerenses -según un informe elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR)-, en el Noroeste Argentino (NOA) y concretamente en Tucumán esas tareas ni siquiera comenzaron en la mayoría de los campos, tanto en el Sur de nuestra provincia (La Cocha, Taco Ralo, Concepción, Monteagudo y zonas aledañas) así como en la zona marginal del Este tucumano (Oeste santiagueño), donde las necesidades de agua son más fuertes.
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“Todos estamos esperando lluvias buenas, más intensas que las recibidas a fines de octubre en esta zona productiva. La realidad es dura tanto en el Sur como en el Este de Tucumán”, sintetiza para Revista Producción el Ingeniero Agrónomo y Productor Agropecuario Gonzalo Blasco, quien en estos momentos es el presidente de APRONOR (Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte Argentino). Presentamos acá el diálogo que mantuvimos (fue a mediados de noviembre 2023).
¿Cuáles son las preocupaciones que afligen a los productores de granos?
El principal factor que condiciona a los agricultores de nuestra región es el rumbo que tomará la política para nuestro sector, sin dudas, donde los políticos nos dirán qué y cómo producir de acuerdo a las políticas que definan.
Pero el aspecto fundamental es el factor climático. Tuvimos buenas lluvias a fines de octubre pasado en el Este de Tucumán, pero nada más. Y estamos expectantes a lo que ocurrirá en noviembre (en curso) y en diciembre venidero; parece que las lluvias no serían importantes.
La realidad indica que hasta diciembre necesitamos que se registren lluvias buenas, con un buen caudal de agua precipitada, de tal manera que el perfil del suelo se recargue lo suficiente para poder llevar adelante una buena siembra de soja y lograr un buen desarrollo y una mejor producción.
Las pocas lluvias de octubre no alcanzan para desplegar ninguna labor en los campos, ni siquiera para una siembra temprana. Por eso, en diciembre esperamos poder arrancar con la siembra sobre la base de recibir buenas lluvias.
Por eso, hay que ser cautos y esperar hasta tener un buen perfil de humedad en el suelo para recién arrancar.
La campaña que termina fue muy dura en materia productiva. ¿Cómo están con la disponibilidad de semillas para la etapa que se viene?
En la campaña pasada perdimos mucho. En mi caso que quedó disponible para utilizar una sola variedad, cuando en campaña normales dispongo de 3 variedades para utilizar en la siembra.
Ahora estamos haciendo nuevos análisis de poderes germinativos para decidir los pasos a seguir. Por lo general, los productores de soja analizamos nuestras semillas entre junio y julio, en una primera etapa. Luego, entre septiembre y octubre repetimos esas mediciones para saber cómo están nuestros granos, porque las bolsas con semillas quedan en los depósitos, donde el calor es el peor enemigo porque disminuye ese poder germinativo.
La sequía 2022 fue muy dura para el productor granario.
La verdad es que la falta de lluvias que enfrentamos fue muy dañina para la oleaginosa que cultivamos. Por ese, este año 2023 fue muy complicado para nosotros, muy incierto, donde no sólo incidió el factor climático, sino también los contextos políticos y económicos.
De todas maneras, los agricultores tenemos fe de que podremos tener una campaña adecuada, porque nunca perdemos nuestra voluntad y disposición para invertir y sembrar. Pero la verdad es que enfrentamos una gran incertidumbre, porque todo está complicado tanto en los aspectos agrícolas como los económicos y políticos.
¿Y cómo hacen con el financiamiento?
Los bancos disponen de préstamos con tasas del 200% anual nominal, que serían cercanas al 300% anual considerando el costo financiero total. Estos valores muestran a las claras que es imposible obtener financiamiento bancario.
Pero los laboratorios y proveedores también cuentan con líneas de financiación; los productores siguen de cerca esta posibilidad, están muy atentos, porque recibir estos fondos les permite calzarlos con su propia producción mediante “contratos a futuro” 
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