En ecosistemas frágiles, como los ambientes áridos en el norte del país, es imprescindible contar con prácticas de manejo apropiadas que aborden la preservación de ecosistemas naturales y que, a su vez, permitan incrementar la producción de carne. Por ello, investigadores del INTA La Rioja llevan adelante un ensayo combinado de bovinos y caprinos con énfasis en el manejo amigable del ambiente.
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El pastoreo combinado bovino-caprino de recría es una propuesta alternativa a los sistemas de cría tradicionales en la región. Es una estrategia que permite el aprovechamiento de los recursos forrajeros naturales disponibles en la vegetación con técnicas de manejo amigables con el ambiente y, también, considera los hábitos alimenticios de especies animales diferentes. Por esto, un equipo de especialistas del INTA La Rioja promueve el pastoreo combinado como una práctica de manejo apropiada para conservar el estado de salud de los pastizales y permiten incrementar la producción de carne por unidad de superficie.
Walter Agüero –especialista en ecología y manejo de pastizales naturales del INTA La Rioja– explicó que “la estrategia de pastorear una misma superficie con más de una especie animal y considerar el ajuste de carga, permite el descanso de parcelas con pastizal natural durante el período estival o de lluvias”. Y agregó: “Pastorear en pastizal natural, a través de rotaciones con potreros de pasturas implantadas con Buffel-grass, en la época del otoño e invierno de forma diferida permite preservar y mejorar la condición del pastizal natural”. La cría extensiva de bovinos y caprinos es la principal actividad productiva en el Chaco Árido, por ello, desde el año 2015 en el campo Experimental Las Vizcacheras –La Rioja– investigadores del área de recursos naturales y producción animal llevan adelante un ensayo de larga duración de pastoreo combinado en parcelas de Buffel grass y pastizal natural. La información obtenida provee al productor de una alternativa para eficientizar el uso de los recursos forrajeros con fines de recría animal. Asimismo, incrementar los kilos de carne en relación con los sistemas de cría tradicionales, de bovinos solos, con la utilización de otra especie animal característica de los sistemas productivos de la región, adaptados a estos ambientes, como lo son los caprinos. “En términos de peso, según la evaluación intermedia, los bovinos –terneras destetadas de 5 o 6 meses de edad– que ingresan al ciclo de pastoreo por aproximadamente 11 meses pesan entre 160-180 kilos, y terminan dicho ciclo con 290-310 kilos en promedio, mientras que los caprinos –cabrillas destetadas de 5 o 6 meses de edad– que ingresaron con 22-24 kilos terminan el ciclo con 36-38 kilos en promedio”, detalló Agüero. Para el ensayo se utilizaron dos estrategias fundamentales en el manejo de ecosistemas frágiles como lo son los ambientes áridos, Agüero explicó: “Una de ellas es el ajuste de la carga animal –para evitar el sobrepastoreo y degradación– y la otra es la rotación o alternancia del pastoreo entre la vegetación natural y pasturas implantadas –Buffel grass–, es decir, permitir el descanso de potreros con vegetación natural en los períodos favorables de precipitaciones”. La ganadería de la región tiene su base alimenticia en los recursos ofrecidos por la vegetación natural, la cual está constituida por tres estratos bien diferenciados: Un estrato arbóreo con emergentes discontinuos, un estrato arbustivo continuo como matriz dominante y un estrato herbáceo constituido por gramíneas cuya abundancia depende de varios factores dentro de la gran región. En este sentido, las especies animales utilizadas en el ensayo tienen hábitos alimenticios bien diferenciados, si bien existe un bajo porcentaje de superposición dietaria, se asume que los bovinos son considerados una especie casi exclusivamente pastoreadora, mientras que los caprinos se comportan como especie ramoneadora. Estos comportamientos alimenticios permiten realizar un aprovechamiento más eficiente de los recursos forrajeros que ofrece la vegetación nativa. Agüero describió que “lo que se observó, entre otras cosas, es que agregar una especie, en este caso caprino, a un sistema tradicional de pastoreo bovino no produce ninguna modificación en el comportamiento alimenticio de la especie bovina y por ende no infiere sobre parámetros como las ganancias de peso, conducta alimenticia, entre otros”. Y agregó: “Por otra parte, el manejo de la carga animal y la rotación de potreros permite mantener el estado de salud de la vegetación natural, es decir la cobertura, productividad primaria y diversidad del pastizal”.
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