"Tenemos precios internacionales muy buenos que en mi opinión se van a sostener y la gran duda que surge siempre son las dificultades comerciales que tenemos en Argentina y que ahora, con el proceso electoral, se han complicado más que nunca a punto tal que estamos prácticamente a un mes y medio de la cosecha de trigo y todavía seguimos con el registro de exportaciones cerrado", expresó.
"Las perspectivas macro, yo diría que dependen mucho del resultado electoral, pero que si es el que más o menos lo todo el mundo está anunciando (un triunfo del oficialismo) yo creo que lo que va a haber es una continuidad de las políticas que venimos viendo en los últimos años. Va a haber seguramente necesidad de sostener la cuestión fiscal que se ha visto deteriorada en los últimos meses a través del sostenimiento, por el momento, de retenciones a las exportaciones, esperemos que no las suban y la idea básica que hay ahí es que, yo creo, que para el productor agropecuario que está enfrentando una de las mejores campañas, por lo menos de cosecha gruesa, ya que en trigo no tuvimos una buena performance, es posible tener una buena rentabilidad aprovechando los buenos precios, si el gobierno y la política económica lo permiten. De hecho, lo que uno viene viendo en los últimos meses es una evidente suba de los precios de algunos insumos clave del sector, los casos más concretos son todos los vinculados al complejo petrolero, más el reciente aumento del Glifosato que es un problema internacional que nos toca bastante de cerca. Así que esa combinación, creo, que mantiene rentabilidad pero encierra cierta incertidubmbre sobre el futuro de la cosecha cuya mayor manifestación de incertidumbre es precisamente no tener un registro de exportación abierto".
En cuanto al dólar, ¿cómo ve la situación actual frente a la suba de precios internos, de mano de obra, de insumos..., cree que puede haber alguna modificación en el tipo de cambio?
No lo veo tan fácil, en estos últimos días el Banco Central, prácticamente ha vendido dólares, no ha tenido que comprarlos como los compraba antes, pero por un problema coyuntural de las elecciones, cuando se aclare la situación política, creo que de seguir subiendo el dólar nominal, le va a agregar elementos inflacionarios a la inflación ya existente. Y mantenerlo en el entorno de $3,15/3,20 como está, yo creo que encierra un problema bien claro por la suba de la tasa de inflación para la cual el gobierno nacional todavía no ha mostrado que tenga una política eficiente, entonces ahí lo que veo es un deterioro en el tipo de cambio real que se ve parcialmente compensado por el deterioro del dólar en el mundo, en término de otras monedas que en realidad nos está ayudando a nosotros para que el valor de nuestro peso no se fortalezca demasiado. Claramente creo que las políticas de tipo de cambio altísimo como tuvimos hasta 2005, son muy difíciles de sostener en el largo plazo y estamos entrando en la zona donde realmente ya vemos en muchos productos, que han vuelto a sus valores en dólares que tenían durante la convertibilidad. Basta mirar los libros, las entradas a los cines, en los que prácticamente tenemos los mismos valores en dólares que teníamos durante la convertibilidad.
El sostener un tipo de cambio real alto es muy difícil en el largo plazo y creo que la Argentina entró en esa zona en donde se pone cada vez más necesario ser eficientes en la producción, ajustar muy bien la función de producción de cada empresa, la forma de producir, para no incurrir en costos innecesarios y tratar de aplicar la máxima tecnología posible para lograr el mayor rendimiento que le permita una utilidad, porque la utilidad que venga por el dólar no la podemos contar, sí la que sigue viniendo por los precios internacionales.
Hay otra utilidad que la tenemos gracias a los combustibles baratos, ¿qué va a suceder a largo plazo respecto a esta situación?
Esa es otra cuestión que va a haber que resolver, hoy estamos trabajando en el mundo con un petróleo, que a la fecha, cerró a 87 dólares el Western Trade Union, contra nosotros que tenemos una matriz energética intensamente usuaria de gas (prácticamente el 49% de la matriz energética) y usamos un petróleo que está subyacente a un valor de 35 a 36 dólares el barril. Estamos muy lejos del valor lógico internacional, a este valor obviamente, los incentivos son para exportar y no para para vender al mercado interno para los petroleros. Claramente se viene un acomodamiento que habrá que ver cómo lo hace el gobierno en los precios de los combustibles que evidentemente va a significar que vamos a tener más combustible abundante, no como pasó en las últimas campañas, que hemos tenido problemas de escacez, pero claro, va a haber que pagarlo un poco más caro.
¿O sea que va a disminuir la rentabilidad por algunos factores que en este momento están controlados?
Bueno, en este momento están controlados artificialmente, pero están controlados. Creo que la rentabilidad en la campaña pasada, para ponerlo de alguna manera, es casi imposible de sostener. En la campaña pasada tuvimos una rentabilidad que fue récord y que fue la combinación justamente de todos estos aspectos, algunos insumos subsidiados, costos bastante controlados, precios internacionales muy altos, y un dólar que todavía tenía algún poder de compra mayor que el que está teniendo en este momento, a raíz de la aceleración de la inflación, que está cayendo el valor del dólar agropecuario, de ésto no cabe ninguna duda. Hoy ya tenemos que hablar de un solar soja que está apenas 14/15% en términos reales, por encima del fin de la convertibilidad, y 14% contra costos que aumentan, no es ninguna garantía de nada, o sea que al sector lo va salvando la persistencia de muy buenos precios internacionales.
Y cuando no tengamos esos precios internacionales, ¿cómo el país debería encarar un sostenimiento a largo plazo para la producción?
Bueno, cuando los precios internacionales bajen, va a subir el tipo de cambio en la Argentina, porque la Argentina es un país netamente agroindustrial y agropecuario, el 60% de las exportaciones tienen ese origen, así que la escasez de dólares va a hacer que verdaderamente el tipo de cambio suba por razones genuinas. Además la Argentina, en los próximos años, tiene que pagar mucha más deuda que la que pagó en 2005 y en 2006 y eso va a hacer que evidentemente haya un gran demandante de divisas que va a ser el propio Estado, para cumplir con sus compromisos, que si se quiere que aumente la inversión en la Argentina a partir de 2008, a una tasa más consistente con el crecimiento económico, a esa inversión va haber que sostenerla cumpliendo prolijamente con los compromisos internacionales, entre ellos con el Club de París y, por supuesto, dándole alguna solución a los tenedores de bonos, o llamados oldouts, que quedaron afuera del canje, o sea que hay razones macroeconómicas para pensar que en el largo plazo, por razones genuinas, o sea escasez de divisas, va a subir el tipo de cambio real y eso va a ser una buena noticia para el sector agropecuario si es que se cumplen estos pronósticos. De todos modos conviene decir que por lo menos hasta enero de 2009, que es cuando asumiría el próximo gobierno norteamericano, uno no ve en el mundo razones para pensar que, si se sigue con el aterrizaje suave de la economía mundial, razones para pensar que el dólar vaya a fortalezerce en el mundo, con lo cual los precios nuestros van a seguir siendo muy buenos, quizás no tan excepcionales como los de esta campaña, en la que se están viendo valores, que si uno los hubiera pronosticado hace un año, le hubiesen dicho que estaba loco. Este año se vieron valores absolutamente víctimas y producto de la escasez, caso trigo y girasol donde prácticamente en el mundo, no hay ninguno de los dos insumos para la industria, entonces lamentablemente se tiene que pagar lo que uno vale, esos cultivos porque claramente no hay donde conseguirlos a partir de los problemas de Australia, del fracaso de la cosecha girasolera, Ucrania y Rusia, nuestra propia debilidad para producir girasol ha hecho que esta combinación haga que ni girasol ni trigo haya disponibles en el mundo.
¿Esto se recompone?
Si se recompone, pero va a tardar 3 ó 4 años en recomponerse, no se va a recomponer de la noche a la mañana, con lo cual veo horizontes de por lo menos 3 ó 4 años de buenos precios internacionales.
O sea, tenemos horizontes de buenos precios y tenemos horizontes de estabilidad cambiaria... ¿digamos que el riesgo que se pueda tener en el campo es más político que macroeconómico?
No creo que haya mucho riesgo político, hay incertidumbre, porque no se sabe qué va a pasar, pero lo máximo que puede pasar es que suban un poco las retenciones, lo más grave que podría pasar y/o que se descontrole la tasa de inflación.