La Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) es uno de los centros de investigación más importantes de la Argentina dedicado a investigar y desarrollar soluciones para las principales actividades agrondustriales de Tucumán y el NOA. Acaba de cumplir 115 años de trabajar a la par del campo y sus productores. Revista Producción del NOA entrevistó a su Director Técnico, el Dr. Daniel L. Ploper -fitopatólogo reconocido internacionalmente-, quien describió las líneas de trabajo en investigación y las estrategias de desarrollo.
| |
¿Cuál es la situación general de los cultivos en el NOA? Los problemas que enfrentan, las fortalezas y los desafíos. En la actualidad, los principales cultivos de la región, como ser caña de azúcar y cítricos están en las etapas finales de sus respectivas zafras. En el caso de caña de azúcar, para Tucumán se estima que ya se cosechó más del 70% del área y de la producción de materia bruta estimada (incluyendo el ajuste que se hizo en agosto). Al respecto, podemos decir que las heladas en esta campaña tuvieron un alto impacto en la producción, particularmente las ocurridas en la primera quincena del mes de julio. Esto, además, se vio agravado por los incendios que estuvieron favorecidos por la alta combustibilidad del material vegetal seco y por los vientos del mes de agosto. A pesar de estas contingencias desfavorables, que anticipaban una brusca caída de los rendimientos en azúcar, los mismos se mantuvieron aceptables por las temperaturas inferiores a lo normal registradas en agosto y en la primera quincena de septiembre. Así se vieron atenuadas las pérdidas del azúcar obtenidas de las plantaciones más afectadas por las heladas. El panorama obviamente cambiará en las últimas semanas de zafra, cuando se hagan sentir las altas temperaturas que caracterizan a nuestra primavera. En cítricos, las contingencias climáticas afectaron en menor medida ya que el grueso de la campaña de exportación -en el caso de limones- estaba próxima a terminar cuando ocurrieron las heladas más importantes. Solamente en casos puntuales hubo daños en plantas y frutas. Pero en el caso del limón los problemas fueron de otra índole, más vinculados a la comercialización de la fruta fresca y sus derivados, motivados por los bajos precios y la baja demanda en el mercado internacional. Esta situación, que se viene arrastrando desde hace algunos años, ha provocado que muchos productores hayan removido plantaciones e implantado otros cultivos como caña de azúcar. Nuestros cultivos anuales de invierno, como el trigo y el garbanzo, si bien fueron sembrados con niveles aceptables de humedad en el suelo, hoy están necesitando agua para completar su ciclo y tener rendimientos aceptables para nuestra zona, aunque esto es lo que se espera por las características que tiene el régimen de precipitaciones en la región. Mientras tanto, los productores de granos se están aprestando para la campaña estival de soja, maíz, poroto y sorgo haciendo los preparativos necesarios. Existe mucha preocupación en el sector por la baja que se puede dar en el área de siembra de maíz, por el temor a que se repitan los problemas de la enfermedad conocida como “achaparramiento” que se transmite por la “chicharrita” del maíz. Una menor superficie de maíz, raramente reemplazada con sorgo, genera inquietud en productores y técnicos por la importancia que tiene la inclusión de una gramínea en las rotaciones para sostener el sistema productivo en el área granaria del NOA. En el caso de soja, las preocupaciones tienen que ver con la disponibilidad de semilla de alta calidad, ya que las condiciones en que fueron cosechadas al final de la campaña anterior fueron conducentes a las infecciones fúngicas. Por ello es que escasea la semilla con alto poder y vigor germinativo. Como se puede apreciar, el sector productivo de Tucumán –que incluye también a las actividades hortícolas y de otras frutas- sigue apostando a generar riquezas a pesar de las contingencias climáticas y económicas que comprometen seriamente la continuidad en sus actividades. Quizás en esto reside su fortaleza, en esa resiliencia por el trabajo en el campo potenciada por sus esfuerzos en mejorar las producciones incorporando la tecnología disponible
Este año la EEAOC cumplió 115 años. Empezó a trabajar para brindarle soluciones a la caña de azúcar. Luego fue creciendo y aportando para la mayoría de los cultivos de Tucumán y el NOA. ¿Cuál es este presente en Investigación y Desarrollo que tienen en marcha? Efectivamente, la institución viene trabajando ininterrumpidamente desde 1909, procurando la solución a los problemas que afectan a la producción agrícola y sus industrias derivadas. Si bien en un principio estuvo enfocada en la caña de azúcar, otro objetivo importante fue probar diferentes cultivos a los efectos de diversificar la matriz productiva de la provincia. Así fue que se evaluaron cientos de alternativas, algunas de las cuales se afianzaron en la región, dando lugar al entramado productivo que hoy tiene Tucumán. En la actualidad, la EEAOC desarrolla actividades de investigación, desarrollos tecnológicos y servicios. Tenemos estructurada nuestra investigación en seis grandes programas, que son Caña de Azúcar, Citrus, Granos, Industrialización de la Caña de Azúcar, Industrialización de Cítricos, y Bioenergía. Además, tenemos proyectos vinculados a Horticultura, Palto, Tabaco, Agrometeorología, Pecán y Estudios Ambientales. En los programas referidos a cultivos, los ejes giran en torno al mejoramiento varietal y a los estudios sobre el manejo cultural y sanitario, su nutrición y fertilización, y el aprovechamiento industrial y energético. En los programas específicos relacionados con la industrialización, se pone el foco en la generación de conocimiento y transferencia de estrategias industriales para la optimización de los procesos, manteniendo el compromiso con el cuidado del medioambiente, el cual abarca temas como la reducción de las emisiones de carbono y el uso responsable y eficiente del agua y de la energía. En el programa de Bioenergía se estudian las posibilidades de producción de diversas formas de energía renovables que puedan obtenerse tanto a partir de materias primas vegetales y animales, como de otras fuentes, analizando sus efectos energéticos, ambientales, económicos y sociales, de manera de poder ofrecer al sector productivo opciones que permitan generar ofertas sustentables de energías no convencionales. Se analizan las diferentes etapas que constituyen la cadena de valor en todos los casos estudiados y se busca definir opciones tecnológicas que maximicen la producción neta de energía, su rentabilidad y sus efectos sociales positivos, y disminuyan los impactos ambientales. En cuanto a los desarrollos tecnológicos, estos son los resultados de las actividades de investigación. Así, surgen los nuevos cultivares desarrollados por la EEAOC en caña de azúcar, soja, poroto, trigo, garbanzo y portainjertos cítricos, todos los cuales son inscriptos en el INASE y muchos de ellos han alcanzado difusión nacional e internacional. Otros desarrollos tecnológicos incluyen los bioinsumos, uno de los cuales ya se comercializa a nivel internacional, y los programas de software. En lo referido a servicios, contamos con un complejo de 18 laboratorios de apoyo, certificados bajo diferentes normas de calidad (SENASA, ISO, OAA, INASE y firmas privadas), que brindan las determinaciones solicitadas por diferentes clientes, desde gubernamentales hasta empresas del país y del extranjero. Entre estos laboratorios se pueden mencionar los de las secciones Química, Semillas, Suelos y Nutrición Vegetal, Zoología Agrícola, Biotecnología, Manejo de Malezas, y el Centro de Saneamiento Cítrico. A esto se suman los informes solicitados a las secciones Agrometeorología y Sensores Remotos y SIG, y las mediciones industriales y evaluaciones ambientales realizadas en fábricas por personal de la sección Ingeniería y Proyectos. ¿Sobre qué líneas de trabajo avanza hoy la EEAOC? Seguimos trabajando para tener mejores variedades y prácticas de manejo de los cultivos que sean sostenibles y amigables con el medio ambiente. Por eso, le estamos dando atención crítica a las huellas hídrica y de carbono, a los ciclos de vida, al enfoque ecosistémico del paisaje productivo, a los cultivos de servicio, a la agricultura de sitio específico, a la reposición de nutrientes, a la sustitución de insumos contaminantes, a la incorporación de tecnología digital y a las alternativas de eficiencia energética. En fin, aspectos que en mucho dependen de lo que la agroindustria, como un todo, se proponga encarar, pero que consideramos fundamentales a la hora de hacer contribuciones efectivas a la sostenibilidad de nuestros sistemas productivos. También dedicamos especial atención a la búsqueda de nuevos productos con mayor valor agregado en lo posible teniendo presentes los conceptos de la economía circular y sin perder de vista la evaluación de impacto ambiental de cada proceso de producción. Así, hemos prestado apoyo a una cooperativa citrícola para la instalación de una planta piloto destinada a la producción de derivados de la cáscara de limón, especialmente pectina, que se procesa húmeda con ahorro de la energía necesaria para su secado completo. También se está estudiando la obtención de ácido cítrico a partir del jugo y de otros derivados a partir del aceite esencial de limón. Asimismo, dentro de las actividades del ITANOA (unidad ejecutora de doble dependencia entre CONICET y la EEAOC), se están terminando las instalaciones para la obtención de harina de soja apta para consumo humano, además del aceite para usos diversos. La harina que se obtenga será utilizada en panificación, para lo cual ya hay un convenio con una empresa que elabora este tipo de productos. Está previsto que esta harina, conjuntamente con harinas de otros cereales, sea utilizada para elaborar tortillas de alto valor proteico, las que serán distribuidas en los comedores escolares. Entre otros proyectos en marcha está el referido a biorrefinería en ingenios azucareros, procurando el aprovechamiento integral de la caña de azúcar, en el que, además de azúcar, alcohol y energía eléctrica, se puedan obtener productos adicionales mediante el reciclado de residuos y efluentes. Ya se están haciendo las experiencias en un ingenio de Tucumán. Otra interesante experiencia son las plantas piloto para la producción de biogás a escala comunitaria. Así se han instalado ya biodigestores para la producción de biogás de uso energético comunitario y compostajes para abono orgánico, a partir de residuos sólidos urbanos en un caso y de la actividad agroindustrial local en otro. Hoy se trabaja en el agro y en la investigación sobre la base de no agredir al medio ambiente y a las poblaciones. ¿Cómo trabajan en este sentido y qué Investigaciones tienen en marcha? También en conjunto con ITANOA y con el apoyo de empresas del rubro, se está trabajando en la obtención de bioinsumos, que puedan reemplazar, aunque sea parcialmente, a los fertilizantes y pesticidas de síntesis química. Estos bioinsumos contienen ingredientes activos de origen vegetal o microbiano, o bien organismos vivos. Existe una tendencia creciente a nivel mundial en lo referido a la demanda de bioinsumos, la cual ha crecido exponencialmente, al igual que lo que está sucediendo en la Argentina. Además, la fabricación nacional de los bioinsumos ha permitido el surgimiento de pequeñas y medianas industrias de base tecnológica. Los biofertilizantes a base de fijadores de nitrógeno y los productos solubilizantes de fosfato, son los más demandados en todo el mundo La EEAOC ha contribuido en el desarrollo de biofertilizantes, los cuales ya están siendo comercializados en el medio para caña de azúcar. Se estima que hay cerca de 100.000 hectáreas de caña de azúcar en Tucumán que utilizan biofertilizantes. De igual modo existe un biofungicida y bioactivador que se está comercializando dentro y fuera del país. ¿Qué rol juega la Biotecnología por estos años? En la EEAOC se vienen utilizando técnicas vinculadas con la biotecnología desde hace casi 50 años. Primero a través del cultivo de tejidos de caña de azúcar, que posteriormente derivó en el Proyecto Vitroplantas, a través del cual –desde hace más de 20 años- se provee al medio productivo de caña semilla de alta sanidad y pureza genética. Otros aportes de esta disciplina están en las contribuciones del uso de marcadores moleculares a los programas de mejoramiento genético de caña de azúcar y soja, en los cuales la aplicación de esta herramienta facilita la selección de genotipos con las características deseadas. El diagnóstico molecular de patógenos ha sido posible gracias a la aplicación de la biotecnología. Así nuestra institución es referente en el tema del diagnóstico del HLB, importante enfermedad de los cítricos todavía ausente en el NOA, mediante 8 diferentes técnicas de diagnóstico molecular. También estas técnicas se aplican para otras enfermedades ausentes de la región, como la roya naranja de la caña de azúcar. De igual manera, las técnicas moleculares se utilizan en la institución para identificar variedades de diferentes cultivos. Asimismo, en la EEAOC la biotecnología contribuye a través de la ingeniería genética. Se han obtenido variedades transgénicas de caña de azúcar con resistencia a herbicidas e insectos, y se trabaja en este sentido también con cítricos. Asimismo, se están haciendo importantes avances en las denominadas NBT (New Breeding Techniques), en especial en la edición genética.
|