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Sep/Oct 2011


Fruticultura

Frutas Finas

Tucumán, la pequeña patagonia

Entrevista: Ing. Agr. Daniel Kirschbaum

Revista PRODUCCION: Frutas Finas
Ing. Agr. Daniel Kirschbaum
 

El Centro Regional Tucumán-Santiago del Estero del INTA, a través de la EEA Famaillá y la AER Lules, realizó el IIº Simposio Internacional de Frutas Finas (Berries) 2011 en el Club Almirante Brown de la Ciudad de San Isidro de Lules, Tucumán. El evento se realizó en el ámbito de la Expo Lules Productivo 2011, organizada por el Municipio de esa ciudad. El simposio contó con conferencias y charlas sobre diversos aspectos técnicos y comerciales de las cadenas de valor frutilla, arándano, frambuesa y zarzamora, donde especialistas nacionales (INTA, empresas comercializadoras) e internacionales (Universidad de California, Universidad de Florida, INIA Uruguay, productores extranjeros) abordaron temas tales como manejo de nuevas variedades, perspectivas comerciales, control biotecnológico de enfermedades, producción de material vegetal y producción en macrotúneles. Hubo visitas a lotes demostrativos del INTA y Eurosemillas.
REVISTA PRODUCCION participó del encuentro y mantuvo una charla con el ingeniero agrónomo Daniel Kirschbaum, coordinador del área del INTA EEA Famaillá quien se refirió a la situación actual de las frutas finas en la región y las perspectivas en el corto plazo.

Hubo un simposio en Tucumán sobre frutas finas...
Sí, se trató del IIº Simposio Internacional de Berries, realizado en la ciudad de Lules, al sur de la provincia, cuya temática central giró alrededor de la frutilla y el arándano que son los berries de mayor importancia económica en las provincias argentinas, aunque también se integraron otras frutas finas como la frambuesas y la zarzamora porque son cultivos que tienen hoy una gran demanda por parte del sector exportador. Estas dos últimas de a poco van creciendo y ganando terreno en la región y en Tucumán, ya que tienen buenas perspectivas de venta en el mundo. Ya se hacen en Tucumán, debe haber una docena de explotaciones porque hay un gran interés por parte de empresas que están en el mercado de la exportación y que quieren incluir a estos berries dentro de su espectro de venta.

¿Sorprende que Tucumán esté bien posicionada como productora de frutilla en Argentina?
No sorprende, porque Tucumán viene trabajando desde hace mucho en este sector, al punto de que es como una pequeña Patagonia en el norte del país. Es una suerte de paradoja, que Tucumán con su clima cálido y húmedo sea una suerte de pequeña Patagonia para este cultivo, pero es así. Mire, las mismas variedades de berries que se cultivan en la Patagonia se cultivan también en Tucumán. La frutilla tiene una historia de casi 100 años de producción en la provincia, mientras que el arándano cuenta con una historia más reciente, ya que se comenzó a hacer en la década de los 90. Las otras vienen por detrás, aunque alguna vez hubo producciones familiares importantes en Tafi Viejo, haciéndose blackberry pero para consumo local.

¿Por qué se compara a Tucumán con la Patagonia a la hora de hablar de frutas finas?
Hablando en general de frutas finas, los berries incluyen todo lo que es frutilla, arándano, frambuesa, zarzamora y grosella (boisonberry), en conjunto, siempre fue la Patagonia la que se caracterizó por producir eficientemente ese tipo de cultivo, para hacer dulces. En Tucumán empezamos con la frutilla y se siguió con otros berries aprovechando que existen muchos microclimas que permiten a los productores desarrollar estos cultivos sin problema, igual como se hace en la Patagonia. O sea que en Tucumán tenemos las mismas riquezas productivas que en la Patagonia a pesar de que estamos muy al norte del país, con un clima totalmente diferente.

¿Cómo pude ser ésto?
Porque en la Patagonia se producen las frutas finas en el verano, que es el momento donde el clima es más benévolo. Y en Tucumán se hace durante el invierno, ya que aquí los inviernos son suaves -similar al verano patagónico- permitiendo el crecimiento del cultivo en toda la llanura y en el pedemonte. También se cultivan frutas finas en los valles de altura (Tafí del Valle) durante el verano, al igual que en la Patagonia. Con el incremento del turismo y de la demanda de frutilla en Tafí, hoy se pueden ver muchas explotaciones de pequeños productores que año a año se suman a la actividad o que incrementan la cantidad de plantas que tenían en sus terrenos.

En Tucumán ¿también se hacen plantines de frutilla?
No, muy poco. Tal vez un poco en Tafí del Valle, pero por lo general se trae todo de la Patagonia, de provincias como Chubut, Neuquén y algo de Mendoza. En Tucumán el tema de producir plantines todavía no está afianzado y hay algunos emprendimientos en Tafí del Valle, donde se comenzó a producir plantas en macetas y en bandejas de telgopor en Lules. Esta es una nueva técnica que se está implementando con buenos resultados hasta el momento, ya que las distancias que hay con la Patagonia encarece mucho las plantas que se traen y el tiempo en que el productor recibe las plantas por ahí no es el ideal ya que muchas veces la recibe muy tarde y para producir temprano se necesita recibir la planta temprano. Por eso, en macetas o bandejas con algunas variedades se ha podido multiplicar en la región la fruta para disponer de ella temprano.

El área productiva ¿sigue creciendo?
En el país se puede decir que se mantiene, pero hay zonas donde aumenta o disminuye por campaña en lo que hace a frutilla especialmente. En el caso de la frutilla, que es un cultivo anual, la superficie de un año refleja los resultados económicos de la campaña pasada, o sea que si a un productor le fue bien el año pasado, plantará igual o más cantidad, o se incorporarán nuevos productores. Pero en el caso del arándano, por ejemplo no ocurrirá lo mismo porque es un cultivo perenne. En Tucumán se plantaron 1.200 hectáreas hasta 2009 y de ahí no se incrementó la superficie, o sea que no hubieron nuevas plantaciones y tampoco retrocedió. En frutilla el año pasado fue un año complicado y se redujo entonces la superficie en casi 100 hectáreas, pasando de 500 hectáreas a 400. Pero igual, no se siente mucho ésto porque los productores van aumentando su eficiencia y en menos hectáreas han logrado mejorar el rendimiento del cultivo.

En el Noroeste argentino, ¿hay otras provincias que produzcan frutas finas?
En Jujuy y en Salta también se produce frutilla. Lo que pasa es que en Tucumán, en la zona del pedemonte, específicamente en Lules, se hace frutilla por excelencia. No hay que olvidar que Lules fue la cuna del desarrollo de la frutilla en Tucumán y el NOA. Esa historia y la comunicación que tiene con el resto del país permitieron que allí se desarrolle un polo agroindustrial importante. En el sur de Jujuy, en Perico, también hay un polo productivo importante, pero allí son pequeños productores, que venden sus producciones en el mercado local. Ellos no salieron aún de la etapa en la que estuvo Tucumán hace 30 años, de producir fruta de baja calidad, sin mercado exterior y sin cadena de frío. Son etapas que a lo largo del tiempo otras provincias de la región irán cumpliendo en la medida que siga aumentando el consumo y la demanda de frutilla.

Producir frutilla ¿es costoso en el NOA?
Es un cultivo anual, donde todos los años hay que invertir, ocuparse de las plantas, su sanidad, comprar plásticos, insumos, los plantines. En arándano es otra cosa. Tenemos la misma condición a la de una finca cítrica, donde uno pone una planta y pueden pasar 15 años y recién se realiza la renovación de la misma. Lo que es caro en arándano es la poda y la cosecha. En frutilla hay que empezar todos los años de cero. Otro dato: en arándanos se plantan 3.500 plantas por hectárea, en frutilla, alrededor de 50.000. El costo de los plantines está en los 35-40 mil pesos por hectárea, que es una inversión que hay que hacer para seguir trabajando.

El INTA ¿de qué manera ayuda a los productores?
En cuanto a lo que es frutilla, debo decir que el INTA Tucumán es el que coordina el proyecto nacional de frutilla, o sea las acciones a seguir en12 provincias productoras de la fruta. Se trabaja mucho en materia de disminuir la brecha tecnológica que hay entre los pequeños y los grandes productores, buscando que mejoren sus niveles de productividad. La idea es acercarles la mejor tecnología disponible en el país para que en menos hectáreas aumenten su producción, mejoren sus ingresos y también, su calidad de vida y de trabajo. Lo que pretendemos es que esta mejora se haga en forma gradual, no buscamos que un pequeño productor de la noche a la mañana incorpore toda la tecnología para que aumente su producción de forma brusca. Eso, muchas veces, puede redundar en algo negativo en una determinada zona. El caso es que si aumenta fuerte la producción y se abarrota el mercado con la fruta, todo puede terminar por afectar el precio de la misma. En zonas como Jujuy por ejemplo, lo que hacemos es darles las herramientas técnicas para que un productor, que lo que antes hacía en tres hectáreas, lo pueda hacer en una, y que en la tierra que le queda disponible pueda hacer otro cultivo. En Jujuy, hay mucha gente que hace frutilla de forma manual y en condiciones laborales que no son cómodas y eso afecta la salud y reduce la vida útil del trabajador. El INTA acerca entonces la tecnología disponible para mejorar la calidad del trabajo.

Los productores ¿piden apoyo constantemente al INTA en ese sentido?
El INTA tiene hoy distintas formas de llegar a los productores. Hoy los productores se quedan en sus campos y nosotros vamos o les ponemos un técnico para que los asesore. Tratamos de mejorar todo con trabajos de investigación. Hay mucho contacto por internet y vía telefónica. Una llamada por teléfono, un mensaje de texto por SMS o un e-mail y el INTA le puede solucionar el problema. Los productores casi no pisan el INTA, nosotros vamos a ellos.

Revista PRODUCCION: Frutas Finas
 
Por Fabián Seidán

Portada de la Edición correspondiente a esta nota Esta nota fue publicada en las páginas Nº 24 y 25 de la edición digital de la revista de Septiembre / Octubre 2011.
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