Hagamos un balance de la campaña de granos gruesos 2020/2021 y de granos finos 2021.

La campaña de granos gruesos 2020/2021 transcurrió bajo muchas irregularidades, tanto en los aspectos productivos como en las lluvias recibidas, una característica que se viene repitiendo desde hace varios años. En algunas zonas se dieron secas, y en otras rendimientos muy buenos. Los resultados fueron mejores en el caso del maíz. Los precios acompañaron el movimiento internacional, pero eso a nivel nacional -por el desdoblamiento cambiario y las retenciones- los resultados en soja fueron muy acotados. Cuando analizamos lo que recibe un agricultor de boliviana, Paraguay, de un país vecino, triplica lo que obtiene un argentino por tonelada de soja vendida.
Y con respecto a la campaña de granos finos, específicamente el trigo, fue muy mala. De hecho muchos campos quedaron sin sembrar porque las lluvias se cortaron finalizando el verano y después no hubo más agua, por lo que la cosecha de trigo fue muy magra, con rindes de aproximadamente 50 kg/ha, en la mayoría de los casos. Estos resultados provocaron que muchos campos quedaran sin cosecharse.
El mismo resultado fue para el garbanzo: se sembraron pocos lotes, y estos no tuvieron buenas cosechas.

Ahora empezaron con la siembra de la nueva campaña gruesa ¿Qué expectativas tienen en cuanto a las lluvias y la incidencia del factor climático: fueron oportunas o tardías?

Debo señalar que la siembra viene retrasada en esta campaña 2021/2022, en general. Hasta la semana pasada -primera quincena de diciembre- se había sembrado alrededor del 10% de la superficie estimada, pero las últimas lluvias potenciaron las actividades en los campos con un mayor volumen de siembra.
Pero todavía estamos en fecha. Por eso, en la medida en que llueva, estas tareas se desarrollarán con fuerza. Los barbechos están hechos, esperando las lluvias. Todos estamos expectantes: para empezar los atrasados, y para continuar los que habían comenzado.
Las expectativas están puestas y, como todos los años, atentos al comportamiento del clima y esperando que sigan las lluvias interesantes.

Los costos sieguen generando grandes dolores de cabeza al productor.

Y sí, esto se ha convertido en otra constante en nuestra actividad agrícola. La campaña viene complicando porque tenemos que hacer frente a aumentos muy fuertes en los insumos. En la campaña 2020/2021, 1 lt de glifosato valía U$S 7, y ahora vale alrededor de U$S 12. Algo similar ocurre con los fertilizantes donde 1 ton (1.000 kg) de urea está alrededor de los U$S 1.000. Esto, seguramente va a impactar a la hora de la producción porque, prácticamente, será imposible fertilizar este año. Quizás algún productor venga con algún empuje de años anteriores, haya calzado algún negocio y cuente con fertilizante a un precio sensiblemente menor. Por eso avizoramos tiempos difíciles en la medida que no podemos cambiar una cubierta, no podemos conseguir un repuesto porque está trabaja la importación. Hay problemas también para obtener algunos productos químicos, etc, que no están. En definitiva, vamos a esperar a ver qué nos depara el futuro en estos temas.

Entonces, los agroquímicos muy caros que dificultan la posibilidad de hacer buenas y necesarias fertilizaciones, o aplicaciones para cuidar la sanidad de las semillas, etc, terminarán por afectar el rendimiento del cultivo y la ecuación económica del productor.

Todo esto genera un contexto muy complejo, sin dudas. Y no pinta que vaya a mejorar a futuro. Todo lo contrario, en la medida que no haya un plan económico a largo plazo y una necesaria y buena política agropecuaria. Escuchamos los discursos del gobierno. Hablan bien respecto de lo que significa el sector productivo, pero por otro lado atacan a la producción con videos sobre diciendo que utilizamos agrotóxicos, etc, y aplicando medidas que carecen de incentivos. Se hacen anuncios, pero en la realidad no se concreta nada. Esta es la realidad. El Ministro de Agricultura de la Nación realiza anuncios por televisión, pero después no vemos nada positivo publicado en el Boletín Oficial.
Por ejemplo, desde que asumió el actual Gobierno venimos entre vaivenes en cuanto a la exportación de carne y los cortes liberados y los bloqueados. Son medidas unas tras otra contra el sector productivo, porque lo primero que hicieron aumentar las retenciones a las exportaciones; después los intentos por quedarse con Vicentín, y el caso de la Ley de Fuego que, si se aplicara en Tucumán sería gravísimo. La caña, de por sí, sufra muchos incendios durante la época de zafra por la sequía y la falta de lluvias durante el invierno. Más el endeudamiento cambiario y la imposibilidad de acceder a créditos bancarios de la Nación porque somos productores de soja. La verdad es que resulta difícil trabajar en el campo. Y no avizoramos que este panorama vaya a cambiar hacia algo positivo para el sector. Y mucho también depende de que haya un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Además, se sigue hablando de aumento de las retenciones porque todavía tienen un par de puntos para aumentar en el caso del maíz, no así para la soja que ya está en el tope. En definitiva, vamos a ver qué pasa con las políticas para el agro, y siguiendo atentamente la evolución del clima.