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Cultivar maÃz en baja densidad, más otras prácticas agronómicas, permite lograr buenos rindes en zonas con limitantes ambientales. Investigadores de todo el paÃs, reunidos en una red con sede en la FAUBA, estudian el fenómeno para generar mejores manejos agrÃcolas.
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La contribución del maÃz a la economÃa de la Argentina creció de forma sostenida en los últimos seis años. Mientras que en 2016 aportó al PBI cerca de USD 8.000 millones, en la campaña agrÃcola 2021-2022 participó con más de USD 20.000 millones. En parte, esto se explica porque desde hace diez años, la producción nacional de maÃz se triplicó al expandirse su área cosechada hacia zonas con serias limitaciones ambientales. Con la idea de generar más y mejor conocimiento sobre las prácticas de manejo del maÃz en estos ambientes marginales, investigadores de la Facultad de AgronomÃa de la UBA (FAUBA), del CONICET y de otras instituciones, además de técnicos, empresas y productores, crearon la Red de Ultra Baja Densidad de MaÃz. Buscan brindarle a productores de distintas zonas alternativas productivas nuevas, sostenibles y rentables para el cultivo. “¿Qué hace que a un ambiente sea marginal?†, se preguntó Gustavo Maddonni, docente de Cerealicultura en la FAUBA, y encaró una explicación. “En general, en estos ambientes, las lluvias son escasas —menos de 700 mm al año— y varÃan mucho de un año a otro. Además, los suelos retienen poca agua o poseen algún impedimento por el que las raÃces no llegan a profundizar. Sumado a esto, suelen darse temperaturas muy altas y estresantes para el maÃz. Asà que los productores buscan prácticas agronómicas para disminuir estos efectosâ€. Según Maddonni, quien también es investigador del CONICET, una práctica es sembrar en fechas tardÃas —por ejemplo, en enero— y otra es reducir la cantidad de plantas por unidad de superficie —por ejemplo, hasta 2 plantas por m2— respecto de las mejores zonas productoras, donde se siembran entre 7,5 y 8 plantas por m2. Al combinar ambos manejos, el cultivo florece en un mejor momento y, al haber menos plantas, sus requerimientos de agua y nutrientes pueden ser satisfechos, y asà se alcanzan rendimientos rentables y más estables entre años. “Lo que investiga la red en los ambientes marginales es la combinación entre las densidades de siembra recomendadas y los hÃbridos de maÃz prolÃficos, que generan más de una espiga por planta. Esta caracterÃstica es fundamental para elevar los rendimientos. Hasta ahora tenemos los resultados de las dos primeras campañas —casi 40 experimentos—, y esta campaña sumamos alrededor de 30 experimentos másâ€, resaltó Gustavo. Y agregó que “por un lado, pudimos determinar que en los mejores sitios dentro de los ambientes restrictivos —alrededor de 8000 kg/ha—, siempre la estrategia es subir la densidad de siembra y buscar hÃbridos que produzcan una sola espiga por planta. Por debajo de 8000 kg/ha, los mejores rendimientos se obtienen sembrando hÃbridos prolÃficos en densidades de entre 4 y 6 plantas/m2 . Y por debajo de esas densidades, rinden más los hÃbridos que producen más de dos espigas por plantaâ€. Estos resultados fueron publicados en la revista AgronomÃa y Ambiente. En este sentido, Maddonni comentó que los experimentos permitieron estudiar los diversos mecanismos que, según cada hÃbrido, están detrás de este comportamiento. “Ahora estamos tratando de interpretar qué variables del ambiente hacen que un hÃbrido produzca espigas múltiples. También analizaremos esto desde el comportamiento del cultivo en sÃ, y más adelante trataremos de predecir cómo la variabilidad de las lluvias entre años puede hacer que gane un mecanismo u otro. Eso tenemos previsto dentro de la redâ€. ¿Qué es la Red de Ultra Baja Densidad de MaÃz? Gustavo Maddonni explicó que la red se creó en 2019 y que se la denominó asà porque se basa en ensayos con densidades de siembra muy por debajo de las que se usan en la zona núcleo maicera (este de Córdoba, sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires). “En las zonas marginales de la Argentina se contemplan distintos valores de densidad de siembra, siempre más bajas que las tÃpicas de las mejores zonas productoras. Por ejemplo, mientras que en la zona núcleo las densidades pueden alcanzar las 75.000 u 80.000 plantas por hectárea, en las zonas marginales la densidad puede variar entre 60.000 plantas/ha hasta 10.000 ó 20.000 plantas/ha†El investigador de la FAUBA, coordinador de la red, destacó su crecimiento sostenido en todo el paÃs a lo largo de los tres años. “La red es interdisciplinaria, tiene filiación en la FAUBA, donde forma parte de un Grupo de Estudio y Trabajo. Hoy la conforman once universidades, de las cuales tres son extranjeras. Además, también la integran diversas disciplinas, investigadores y estudiantes de grado y posgrado. También contamos con ocho estaciones experimentales del INTA, la Chacra Barrow y la estación experimental Obispo Colombres, además de siete semilleros, grupos de asesores y productores, y tres empresas de agroservicios. Todo esto nos posibilita abarcar numerosos y diversos ambientesâ€. “Además de investigar el cultivo de maÃz, la red también estudia aspectos del sistema de producción. Ahà entra en juego la Universidad con sus investigadores —muchas veces pertenecientes al CONICET—, y estudiantes de grado y posgrado que desarrollan sus estudios dentro de la red. Por su parte, los semilleros son los que proveen los hÃbridos a toda la red y mantienen al dÃa los materiales genéticos que se usan. Tanto los investigadores como los técnicos e investigadores del INTA también participan de los experimentos para probar densidades, ya sea en los campos experimentales de las universidades o del INTA, o de productores que siembran en estas zonas marginalesâ€, indicó Maddonni. “La idea es entre todos generar una sinergia, intercambiar conocimientos, codirigir grupos humanos y valernos de la diversidad que genera poder abarcar estos ambientes tan distintos. La red está abierta para todos mientras se cumplan sus objetivos. Nuestra idea es buscar entre todos el mejor paquete tecnológico de maÃz para cada ambiente marginal, que sea económicamente rentable y también sostenible en el tiempoâ€, cerró el docente de la FAUBA.![](final_nota.gif)
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