Una reciente investigación realizada en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) aporta un nuevo hallazgo en el estudio del ciclo de carbono: la luz solar tiene un efecto directo sobre la descomposición de las plantas, al reducir su contenido de lignina y permitir que, una vez que lleguen al suelo, los restos de esos materiales sean más digeribles por los microorganismos que actúan en la descomposición.
El trabajo fue publicado en la edición de abril de la prestigiosa revista científica Proceedings of theNational Academy of Sciences of the United States of America -PNAS (www.pnas.org). Sus autores, Amy Austin, Soledad Méndez y Carlos Ballaré, encontraron que la velocidad de la descomposición de la hojarasca aumentaba hasta 100% en ensayos controlados y hasta 300% en experimentos a campo, en materiales que antes habían estado expuestos a la radiación solar, respecto de otros que no lo habían estado.
Amy Austin es profesora en la cátedra de Ecología y dirige el laboratorio de Broza (http://www.agro.uba.ar/users/austin/), donde Soledad Méndez realiza su tesis doctoral. Ballaré es profesor en la cátedra de Fisiología Vegetal y dirige el laboratorio de Fotobiología Ambiental.
Los resultados de estos estudios pueden modificar la noción que los investigadores tienen sobre el ciclo del carbono en ecosistemas terrestres: "Hasta ahora no sabíamos que el sol estaba afectando el material senescente o la hojarasca. En cambio, pensábamos que el proceso de descomposición se iniciaba cuando ese material llegaba al suelo y entraba en contacto con los microorganismos. Con estos trabajos comenzamos a conocer la importancia de una etapa previa, que antes no había sido considerada", sostuvo Austin.
Los profesores de la FAUBA consideraron que la radiación solar tiene un impacto importante sobre el reciclado de la materia orgánica en ecosistemas terrestres y que, en este sentido, la lignina ocupa un rol clave en el proceso fotoquímico: "La exposición del material senescente al sol degrada la lignina, que es un compuesto que a los microorganismos del suelo les impide la tarea de atacar y degradar los carbohidratos presentes en el material vegetal muerto. Al no poder consumir estos carbohidratos, tampoco obtienen energía para vivir. Sin embargo, si la lignina fue degradada previamente por la luz solar, esos microorganismos trabajan más fácilmente y la descomposición se acelera", explicó Ballaré.
Descomposición acelerada La velocidad de la descomposición de la hojarasca aumentó hasta 100% en ensayos controlados en la FAUBA y hasta 300% en experimentos a campo
Las investigaciones se realizaron en condiciones controladas en el predio de la FAUBA, donde se expusieron a la radiación solar restos de diferentes especies vegetales (como leñosas, pastizales de la Región Pampeana y de bosques patagónicos) con diferentes longitudes de onda.
"Analizamos qué sucedía con los rayos ultravioletas y exploramos otras radiaciones que también resultaron importantes en causar este efecto de fotodegradación sobre las plantas, como la verde y la azul", dijo Ballaré.
Luego de haber estado expuestos al sol, con diferentes tipos de filtros y períodos, los materiales se pusieron a descomponer en contacto con el suelo para estudiar la acción de los microorganismos. Los resultados llamaron la atención de los investigadores por el importante aumento en la descomposición de los materiales expuestos a la radiación solar.